Espero poder seguir aprendiendo de mi misión y que todos aquellos que han servido con amor en una misión, sea cual sea, puedan recordar todo lo que allí aprendieron.
Una misionera ya retornada a casa, Lauren VanCott, sirvió en la Misión Chile Santiago Este, ha meditado mucho sobre lo que pudo aprender en su tiempo de servicio misional. Tiene mucho ánimo de poder ayudar con sus palabras a que los misioneros ya regresados a sus hogares a que puedan reflexionar sobre su estadía en sus misiones y que puedan rescatar lo mejor de ello.
A continuación sus palabras compartidas a El Faro Mormón.
1. Fijar metas.
Una meta diaria combate a la depresión. Invente algo, no es nada fácil, pero a mi me suena bien. He aprendido que “Las metas reflejan los deseos de nuestro corazón y nuestra visión de lo que podemos lograr.” y «Las metas son los medios que nos permiten llevar a cabo el bien entre los hijos de nuestro Padre Celestial” (Predicad mi Evangelio capitulo 8).
¿Qué es una “meta’?
Hay un deseo.
Hay un plan.
Hay un compromiso.
Hay trabajo.
Ahora que estoy en casa, me propongo diferente tipos de metas. En mis oraciones en la mañana, oro por mis metas diarias. Hasta ahora mis metas han sido cualquier cosa… por ejemplo pasar tiempo con mis hermanos, aprender tocar una canción en el piano, sonreír a alguien, cosas simples.
Algunos días fijo diez metas y otros solo una. Lo importante es que yo tenga un propósito para el día. Entonces, en la noche puedo orar y rendir cuentas a mi Padre Celestial de lo que pude lograr.
2. Leer las escrituras
Trato de leer mis escrituras cada día, aunque me cuesta. Hasta ahora creo que lo he hecho cien por ciento, pero admito que algunos días he leído un versículo no mas antes de orar y dormir. Enseñé a las personas durante mi último año y medio en la misión que al poner el Señor en primer lugar todas las demás cosas resultarán bien.
Cuando leo mis escrituras como una prioridad para el día, en vez de una obligación, veo mas bendiciones y recibo mas inspiración.
3. Eligir no sentirme juzgada.
Tratamos de no juzgar a los demás, pero fácilmente sentimos que somos juzgados. A veces no nos damos cuenta que es algo que podemos controlar por nosotros mismos. Soy una persona a la que le falta mucha confianza en mi misma. En la misión cuando me di cuenta que estuve sola (sin familia y sin mis amigos), la única opinión que me importaba fue la de Dios. Empece a sentir y ver con una perspectiva nueva. Me di cuenta que Dios me ama, aun con mis imperfecciones.
Cuando volví a casa, me olvidé de esa visión, y me enfoqué nuevamente en las opiniones de los demás. No tuve planes para estudiar, trabajar, o lo que fuera… ¡y pensaba que me estaban juzgando por eso! me sentía depresiva y ansiosa. Con esa actitud, no estaba hacienda nada bueno para seguir progresando.
Un día decidí hacer un plan para saber como podía hacer algo más, me olvide de mi misma y eso me tajo mucha felicidad nuevamente. Dejé de preocuparme de lo que los demás pensaban. De nuevo me enfoqué en la opinión de mi Padre Celestial. El es el único al que debo tratar de impresionar, y si hago eso, ¡estoy feliz! es sencillo.
4. Hablar con todos
En el principio, eso fue difícil. Mi mente tuvo problemas formando oraciones en inglés nuevamente y, para ser honesta, eso me agotó y no tuve mucho interés en hablar con la gente. Quería estar en mi cuarto, sola, y tener lo que realmente me importaba. A veces tengo que esforzarme por parecer interesada en las historias de los demás… ¡y me cuesta! En la misión, me encantaba hablar con todos, escuchar sus historias y ayudarles entender el plan de Dios para ellos.
Vamos a ser honestos, lo amaba porque fue era mi principal objetivo: hablar con las personas, así entonces estaba haciendo mi trabajo, ¿no? Después de la misión he tenido que aprender como tener conversiones normales nuevamente y amar a las personas como amaba las conversaciones de la misión.
«Hablar con todos”, para mi, ha significado el tratar de ser una persona sociable. Mirar a las personas a los ojos, decir “gracias» y «por favor”, hacer preguntas de las vida a las personas con quienes hablo, hablar mientras estamos esperando en una fila, buscar los momentos.
Al ignorar mis elementos electrónicos y prestar atención a las interacciones reales, me doy cuenta que las personas son mucho mas geniales cuando no viven dentro de la pantalla pequeña de mi celular.
5. Hacer Ejercicio
Es una relación llena de amor y odio para mi, pero aun lo hago porque se que me ayuda mentalmente. En la misión, amaba el tiempo de ejercicio! Mientras estaba corriendo, pude pensar en lo que necesitaba lograr aquel día. El ejercicio ayudo a mi mente y cuerpo a despertar y tomar mejores decisiones durante el día.
Ahora trato de ser activa durante el día. Juego baloncesto con mis hermanitos, hago Zumba con mi mamá y hermana, y voy a las montañas con mi papá. No importa cual sea el ejercicio, ¡siempre siente bien moverse de sofa! `
6. Los atributos de Cristo necesitan ser desarrollados
Predicad mi Evangelio se enfoca en la fe, esperanza, caridad y amor, virtud, conocimiento, paciencia, humildad, diligencia, y obediencia.
Siento que “pase de curso” con buenas notas cuando me gradué de la misión… hasta que estuve en la casa. Dentro de una semana perdí mi paciencia con cosas tontas, empece a ser más orgullosa, y deje de tener la diligencia que necesitaba para cumplir con algunas de mis metas, entonces ¿que aprendí de esto de eso? Tratar de ser como Cristo, es un proceso que dura para siempre.
Si tengo la paciencia en una situación, no significa que no puedo perderla fácilmente en otra situación. Por eso, estoy muy agradecida por el arrepentimiento. Cuando no lo hago bien, se que puedo cambiar, orar y hacer un plan para mejorar, y tratar de nunca actuar mal o hacer lo malo de nuevo . Sé que nuestro Salvador nos ama, y nos da la oportunidad de llegar a ser perfectos por medio de Él. Nunca se dice que vamos a ser perfectos solos, pero con Él podemos llegar a serlo.
7. Nunca dejar de «averiguar por uno mismo»
El orando para recibir la confirmación que el Libro de Mormón es una guía divina, para saber que José Smith fue un profeta, que tenemos un profeta moderno que nos guía, y que nuestro Padre Celestial presta atención constante a nuestras necesidades y deseos, y que Él nos ayudara al pasar por los días difíciles, es algo constante. Es imposible tener cada día un día de felicidad donde podemos sentir el Espíritu en cada momento. Algunos días solo nos sentimos atacados, atacados en nuestros testimonios, y atacados a nuestras confirmaciones del Espíritu Santo que ya hemos recibido.
He tenido dudas del evangelio que jamás pensé que tendría. «¿No tomes consejos de tus dudas!” dijo mi presidente de la misión. Creo que es buen consejo. Creo en la revelación personal y en averiguar por mi misma si algo es la verdad.
Creo que el Espíritu Santo me contesta por medio de sentimientos de paz, claridad, y aun por medio de otras personas. Creo que aunque serví una misión y sentí cada día que estas cosas son verdaderas, no significa que voy a ser protegida de la tentación. El Espíritu Santo me tiene que recordar de vez en cuando de las razones sencillas por las cuales vivo a la manera que vivo. Cuando estas confirmaciones vienen, es como poner aceite en una puerta que suena. Siento mejor y siervo mejor.
8. Está bien tener preguntas.
Hay millones de preguntas que tengo las cuales nunca van a ser contestadas en esta vida.
Hay otras preguntas por las cuales encuentro las respuestas al leer las escrituras y orar.
Hay otras preguntas por las cuales encuentro las respuestas por medio de otras personas que tengan más experiencia.
Hay otras preguntas por las cueles encuentro las respuestas por medio de mis estudios, trabajo, o el Internet.
Las preguntas siempre son buenas si son sinceras y no para atacar.
9. Estar dispuesto a servir.
No es la idea ser tan auto-referente, pero…
Estaba preocupada cuando volví de la misión porque sabía que iba a estar viajando entre dos casas en los Estados Unidos. Esto significaría que sería difícil tener un llamamiento en la Iglesia. Yo estaba orando para poder servir, y cada día buscaba oportunidades para hacer algo chico. Cuando volví a California, en el barrio donde pertenezco se me asigno un llamamiento en la Primaria, ¡aunque solo iba a estar tres semanas! con esta asignación me sentí llena con este propósito. El servicio es la clave para tener un hogar feliz.
10. Siempre recuerda tu valor
«El valor de las almas es grande a la vista de Dios.» Doctrina y Convenios 18:10.
Nuestro Padre Celestial nos conoce, todos valemos lo mismo. La persona que es adicta a las drogas y el jefe de un negocio exitoso, el que es maduro espiritualmente y el que es débil espiritualmente.
Es fácil sentir que no tenemos valor mientras estamos viviendo en un mundo con capacidades de atención breves y con más aplicaciones en el celular que minutos en nuestras vidas. Es por eso que debemos tomar tiempo diariamente para enfocarnos y pensar acerca de nuestro valor a los ojos amorosos de nuestro Padre Celestial.
Creo que cuantificamos “valor” cuando realmente nuestro “valor” no es un numero para ser comparado. Valor, para muchos, es el deseo que tenemos para volver a vivir con Dios, y el deseo que Dios tiene para que volvamos a vivir con Él. Obviamente Él quiere que todos estemos con Él nuevamente.
Espero poder seguir aprendiendo de mi misión y que todos aquellos que han servido con amor en una misión, sea cual sea, puedan recordar todo lo que allí aprendieron, no soy perfecta y tampoco tengo un magíster en lecciones, pero espero mis palabras los puedan animar a sentirse animados a brillar con excelencia.
Hermoso testimonio
Gracias….. Me va a ayudar a ayudar a mi hijo q ya regresa a casa
Jared Hinostroza
Lauren Elizabeth VanCott 🙂
[…] Para leer lista completa: http://www.elfaromormon.org/10-cosas-en-que-pensar-al-volver-de-tu-mision/ […]