(NOTA DEL EDITOR: El siguiente artículo fue escrito por Camila Vargas, quien es Directora de Traducciones de El Faro Mormón y miembro del coro multiestaca en Concepción. Alondra Friz también colaboró con este artículo).
CONCEPCIÓN, CHILE- El domingo 22 de diciembre a las 21 horas, el Coro concluyó su ronda de presentaciones con un emotivo recital que contó con la presencia de la cantante lírica Andrea Betancur.
Si bien el Coro tuvo dos presentaciones más después del artículo anterior (en Chiguayante y en la Plaza de Independencia Concepción, el jueves 19 y sábado 21 respectivamente), creo representar a todos al decir que nada se comparó a lo vivido en Gleisner.
A los integrantes del Coro se nos citó a las cuatro de la tarde para ensayar, ya que según las palabras de los propios directores y los hermanos de Asuntos Públicos, ‘ésta debía ser el mejor concierto de los cinco realizados’. Algo digno de mencionar, fue que a pesar de que la citación haya sido para las siete, a eso de las cinco ya habían comenzado a llegar los primeros hermanos y media hora antes de dar inicio a la actividad, los salones sacramental y cultural ya estaban llenos.
El recital fue dirigido por el hermano César Inostroza, Director Asuntos Públicos, y presidido por Frank Sanhueza, Presidente de la Estaca Concepción. Fue así como, gracias a las palabras de inspiración compiladas y narradas por el hermano Enzo Flandez, la audiencia pudo verse transportada al momento mismo en el que nació nuestro Salvador en Belén, hecho que sólo se vio reforzado por la música e interpretaciones de excelencia que tuvimos la bendición de presenciar.
El programa, además del repertorio mencionado en el artículo anterior, incluyó la interpretación de Andrea de los siguientes himnos: Ave María, And His Name Shall Be Called Wonderful (acompañada de su hermana Karen), Holy Night, Cristo un Hombre Singular, y, Sus Manos, el cual conmovió profundamente a todos los asistentes.
Además de eso, hubo tres números especiales, uno por las hermanas Cañón (Sofía y Rocío) quienes cantaron ‘De Nosotros el Mayor’; ‘Más que un Niño Es’, por Ángela Villalobos y Federico Schaaf y un trío de cuerdas con Giovanna Castillo y Carolina Jorquera en los violines, William Inostroza al cello y Freya Jorquera cantando El Pequeño Tamborilero.
Andrea Betancur, la invitada especial, es una miembro oriunda de Barrio Collao, Estaca Andalién. Esta periodista de profesión y cantante por talento y vocación, vive actualmente en Santiago. Sólo por mencionar un poco de su trayectoria durante este año, podemos subrayar su participación en obras como ‘El Elixir de Amor’ en el Teatro Municipal de Santiago, ‘Così Fan Tutte’ en el Teatro Las Condes, e ‘Il Campanello’ en el Teatro Universidad de Concepción. Recordemos también que el 2012, Andrea destacó cantando «Santos, Venid» en la Celebración de los 50 años de la Misión en Chile.
En esta ocasión, una vez más no vaciló en acudir a este evento apenas se le solicitó. Compartió: “Me habían ofrecido trabajo en un concierto de navidad en Santiago, mas respondí que no porque tenía un compromiso mayor acá; el cual era más que nada un compromiso espiritual, con la iglesia, con Dios y conmigo misma, pues en estas fiestas deseaba entregar un mensaje. La idea era que las personas pudieran ser tocadas y que sus corazones pudieran ser cambiados”.
Cuando se le preguntó cómo había sido el reencuentro con su hermana Karen, confesó: “Cantar con mi hermana fue memorable porque hace mucho tiempo que no lo hacíamos, lo que a decir verdad me tenía un poco nerviosa; pero el Espíritu habló a través de la música inspirada que nosotras pudimos entregar”.
Al concluir la velada, el hermano Inostroza agradeció al Coro, y grata fue nuestra sorpresa al recibir una calurosa ovación de pie por parte de las quinientas personas presentes.
Ángela Villalobos, soprano del coro a la vez que solista, dijo al respecto: ‘nunca imaginé que el público nos aplaudiría de pie, sé que les encantó el recital y que esperan ansiosos nuevos conciertos, pues éste sonó hermoso y celestial. Considero que el objetivo se logró, llegando incluso a superar nuestras propias expectativas’.
Tras eso, se hizo una mención especial a nuestros tres directores (Alejandro Cañón, Federico Schaaf y Cristóbal Rodríguez) quienes con lágrimas en los ojos recibieron el reconocimiento de la congregación. Cristóbal describió no recordar qué pasó exactamente por su cabeza en ese momento, pero sí recalca que “a pesar de que los aplausos son siempre muy gratificantes, fue algo inédito para mí presentarme con un coro SUD fuera de la Iglesia para mostrar lo que creemos a la comunidad”. Se describe “muy contento, porque creo que el desafío propuesto lo cumplimos” y manifiesta que la experiencia de haber trabajado con los coristas fue increíble.
Entre los asistentes se hallaba Rebecca López, reconocida cantante estadounidense, quien además tuvo una importante participación en el Devocional de Navidad en la Manzana del Templo de Santiago, destacó el adecuado acompañamiento musical del Coro a la vez que la preparación pues notaba que los integrantes se habían esforzado mucho.
Jennifer Sánchez, flautista de este proyecto, contó: “Creo que fue la mejor presentación porque todo funcionó muy bien. Sé que Dios magnifica nuestros talentos, hecho que se vio reflejado hoy. Pude sentir el Espíritu santo mientras tocamos y espero que todos los presentes lo hayan podido sentir también”.
Testifico que Jennifer tiene razón, porque la mayoría de nosotros no era exactamente gran conocedora en lo que respecta a música o coros, pero gracias a la buena dirección de tres hermanos talentosos y llenos de amor pudimos lograr llevar a cabo este Coro. Tal como mencionó el hermano Néstor Alegría de Asuntos Públicos de la Región, ‘hay dos formas de afrontar la obra de los últimos días: Siendo testigo o participantes’, y no podría estar más feliz de haber elegido la segunda opción. El inmenso frío que pasamos en Chiguayante o los problemas de amplificación en la Plaza de Independencia no tuvieron la más mínima importancia porque estábamos haciendo lo correcto, es decir, ‘ser testigos de Dios en todo tiempo, en todas las cosas y en todo lugar’.
Lo que pudimos sentir en Gleisner supera la emoción de ser aplaudidos de pie o incluso de ver conmovida a la audiencia. Se trató a fin de cuentas de consagrar nuestro tiempo al Señor y recibir de su parte una porción más grande de amor. Sé que Dios vive y que hace milagros en nuestras vidas a diario, que es un Dios vivo, un Padre cariñoso que vela por nosotros y que de seguro sonrió escuchándonos cantar. Quiero vivir de modo a que el Espíritu me testifique como lo hizo esa noche y por ello sólo tengo palabras de agradecimiento por haber podido ser parte de esta iniciativa. Considero que nada resume la noche del domingo 22 mejor que una cita de Magdalena Martínez, flautista española: “La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón”.