En la conferencia general de abril de 2023, el élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, llamó la atención sobre la forma en que los santos de los últimos días celebramos la Pascua. Le sorprendió darse cuenta de que tenemos muchas más tradiciones en Navidad que en Semana Santa.
Para ayudarnos a dar más atención a la Pascua, que es el evento más importante de la historia humana y el corazón del cristianismo, el élder Stevenson nos invita a “adoptar las tradiciones de Pascua apropiadas y centradas en Cristo que se hallen en las culturas y costumbres de países de todo el mundo”, de forma equivalente a las tradiciones que practicamos en época navideña.
Él menciona, por ejemplo, al obispo anglicano N. T. Wright, quien dijo:
“Debemos dar pasos en pos de celebrar la Pascua de Resurrección de nuevas maneras creativas: con arte, literatura, juegos para niños, poesía, música, baile, festivales, campanas, conciertos especiales (…). Es nuestra mayor festividad. Si quitáramos la Navidad, en términos bíblicos, perderíamos dos capítulos al comienzo de Mateo y Lucas, y nada más. Si quitáramos la Pascua, desaparecería el Nuevo Testamento; no tendríamos cristianismo”.
Particularmente lo que más me preocupa es nuestra adoración en la Pascua por medio de la música.
En el índice general del himnario de la Iglesia, se clasifican los himnos en secciones temáticas (como Santa Cena, alabanza, agradecimiento, etc.). Aunque hay otros himnos que mencionan la muerte y resurrección de Cristo, el índice indica haber solo dos himnos sobre la Pascua (para la festividad de la Pascua) y doce himnos navideños. En el himnario para niños solo tenemos dos himnos de Pascua y siete himnos de Navidad.
En la mayor parte del mundo, estacas y barrios realizan cantatas y devocionales musicales para celebrar la Navidad. Pero ¿con qué frecuencia vemos lo mismo en Semana Santa?
A pesar de la gran importancia de la Natividad en el Plan de Salvación, es en la Pascua de Resurrección que el niño de Belén se convierte en Cordero de Dios. Esta semana tiene un gran significado en sí misma y debería ser el punto culminante de nuestras tradiciones y celebraciones cada año.
Por supuesto, en cierto modo celebramos un poco de la Pasión de Cristo cada domingo, cuando participamos el sacramento de la Santa Cena, pero esta celebración es parte de una ordenanza sagrada, y hablamos específicamente del sacrificio expiatorio y de la muerte de Cristo, lo que no satisface la necesidad de celebrar todos los acontecimientos de la Pascua.
Aunque sólo tenemos dos himnos sobre la Pascua y la resurrección en el libro Himnos, estos cánticos tienen un gran significado espiritual.
El Himno de la Pascua de Resurrección nos llama a cantar la Pascua: “Proclamad con voz triunfal”, “Entonad sagrados himnos; / dadle glorias al Señor”. Debido a que este es el evento más extraordinario de todos, debe ser el evento más anunciado de todos. Todo lo que podamos hacer para proclamar, cantar y recordar a Cristo y su resurrección será poco comparado con la grandeza del Salvador y de Su expiación.
El segundo himno, Cristo ha resucitado, tiene un mensaje igualmente poderoso. En cada uno de los cuatro versos de las cuatro estrofas, repetimos la palabra “aleluya”. Esta palabra se ha utilizado desde la antigüedad hebrea, especialmente en el culto pascual.
A diferencia de lo que muchos piensan, “aleluya” significa “alabad al Señor Jehová”, como el élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, nos recordó en la conferencia general de abril de 2020.
En otras palabras, lo que el himno significa en cada momento es:
“Cristo ha resucitado; [¡alabad al Señor Jehová!] Hoy gozoso oíd el canto: [¡alabad al Señor Jehová!] Con trompetas proclamad: [¡alabad al Señor Jehová!] Cielo y tierra entonad: [¡alabad al Señor Jehová!].
Es una elocuente expresión de gratitud al Señor y reconocimiento por lo que Él ha hecho por nosotros, algo que nadie más que Él podría hacer.
Aún en el discurso de 2020, el élder Gong mencionó una profecía de Doctrina y Convenios: “Y acontecerá que los justos serán recogidos de entre todas las naciones, y vendrán a Sion entonando canciones de gozo sempiterno”. (D. y C. 45:71), y nos invitó “En esta época de hosanna y aleluya, canten aleluya, ¡porque Él reinará para siempre jamás! ¡Exclamen hosanna a Dios y al Cordero!”
Post Scriptum: En el himnario de la Iglesia en portugués hay un tercer himno de Pascua, que me gustaría compartir con los santos hispanohablantes, Manhã da Ressurreição (Mañana de Resurrección), un himno muy bonito, pero que no está en otros idiomas (ni siquiera en inglés).
Leamos lo que dice esta pieza musical:
“Raya el alba en la inmensidad, desaparece la oscuridad; el triste mundo se llena de luz, pues de la muerte eterna nos libra Jesús. Resucitado, Jesús despertó y la influencia de la tumba cesó; del Padre Eterno el Reino heredará y su corona de gloria será. Día bendito de luz y paz, a felicidad a las almas nos trae; en Cristo vida y gloria habrá, pues del sepulcro nos rescatará” (traducción propia).
Es notable el contraste que hace este himno entre el pasado, sin la Resurrección de Cristo, y la realidad después de la Resurrección de Cristo. Antes había oscuridad, tristeza, el sepulcro y la tumba tenían poder sobre los hombres. Después de la victoria de Cristo, hay luz, gloria, bendiciones, paz, felicidad, vida, y seremos rescatados por Cristo. Así como Él heredará el Reino del Padre Eterno, también nosotros seremos herederos con Cristo.
Escrito por Renan Silva, con la colaboración de Sofía Gauna.