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Caso de estudio: El alcance de la Iglesia entre el pueblo mapuche en Chile y Argentina 

Caso de estudio: El alcance de la Iglesia entre el pueblo mapuche en Chile y Argentina
Hombre mapuche tocando la trutruca. | Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, Gobierno de Chile.

(NOTA DEL EDITOR: Traducción de «LDS Outreach among the Mapuche of Chile and Argentina» publicado en 2013, por lo que varios datos no están actualizados. Ver notas al pie).

Por Matt Martinich, de Cumorah International LDS Resources.

Contexto

Con aproximadamente de 604 mil en Chile y unos 114 mil en Argentina,1 los mapuche o araucanos son un grupo de indígenas amerindios del sur de Sudamérica. En Chile, los mapuches tradicionalmente residen en el área rural de Temuco, pero pueden encontrarse en pequeños grupos a lo largo del sur de Chile. En Argentina, los mapuches generalmente residen en la provincia de Neuquén y en otras provincias del sur. Los mapuches constituyen el pueblo indígena más grande y visible en Chile mientras que todos los otros pueblos originarios tienen una población inferior a los 10 mil.2

Este caso de estudio revisa la historia y cultura del pueblo mapuche y el pasado y presente de la actividad proselitista entre ellos. Se analiza y discuten los éxitos, oportunidades y desafíos de la obra misional y el crecimiento de la Iglesia. Una sección sobre el crecimiento comparativo resume los esfuerzos misionales entre otros pueblos amerindios importantes en Chile y Argentina y contrasta el crecimiento de la Iglesia entre los mapuches con otros grupos proselitistas cristianos. Se identifican limitaciones para este caso de estudio y se expone y concluyen futuras oportunidades para el crecimiento.

Antecedentes del pueblo mapuche

Los arqueólogos estiman que el pueblo mapuche ha estado en Chile desde el 500 a.C. hasta el presente. Al comenzar el siglo XV, había tres subgrupos: los picunches, mapuches y huilliches.3 El Imperio Inca invadió la tierra de los picunches y su avance fue detenido por los mapuches y huilliches en el río Maule. A la mitad del siglo XV, los españoles comenzaron colonizando el norte y centro de Chile, resultando en la desaparición de los picunches hacia el siglo XVII. Por otro lado, los mapuches y huilliches no fueron conquistados por los españoles y se enfrentaron en un conflicto guerrillero. En el siglo XVIII, los mapuches y huilliches expandieron la resistencia contra dominación española hacia áreas vecinas en Argentina, donde muchos se reubicaron, absorbiendo así a otros pueblos amerindios a su propia cultura, como fue el caso de los pampas. El territorio mapuche ganó su independencia de España a principios del siglo XIX, pero poco después fue subyugado a Chile y Argentina cuando estos países se independizaron de España. Los mapuches han sido reubicados en “reducciones” y continúan resistiendo el dominio chileno en los últimos dos siglos.

Los mapuches tradicionalmente hablan mapudungún; una lengua amerindia que pertenece a su propia familia. Aproximadamente el 40 % de los mapuches chilenos hablan mapudungún,4 mientras que menos del 10 % de los mapuches argentinos lo hablan. Los mapuches que no hablan mapudungún usan el español como su primera lengua. En Chile, la tasa de alfabetización de los mapuches que hablan mapudungún está por debajo del 1 % para el mapudungún y 21 % para el español. Existe una traducción completa del Nuevo Testamento al mapudungúm. Estimaciones recientes indican que el 65 % de los mapuches son católicos y el 29% son evangélicos.

Antecedentes de la Iglesia

Misioneros retornados informan que unos pocos mapuches se han unido a la Iglesia tanto en el sur de Chile y la Patagonia Argentina. Sin embargo, la mayoría de las congregaciones con miembros mapuches se limitan a solo uno o dos individuos activos. Los misioneros que sirven en el sur de Chile y la Patagonia han enseñado regularmente a investigadores mapuches por muchos años. Hasta el día de hoy, la Iglesia no ha dirigido ningún esfuerzo proselitista formal específicamente enfocado en los mapuches y no hay traducciones de material o escrituras santo de los últimos días al mapudungún.

Logros

Es probable que la Iglesia haya bautizado a cientos de conversos mapuches en Chile y Argentina durante las pasadas décadas, pese a no haber un programa misional especializado y, prácticamente, no tener llegada en los pueblos pequeños ni en las áreas rurales donde el porcentaje de mapuches son mayores con relación a la población general. Muchos barrios y ramas en el sur de Chile y la provincia de Neuquén tienen uno o dos miembros mapuches activos. La presencia de miembros mapuches en estas unidades puede facilitar la integración de amigos mapuches interesados en el evangelio y nuevos conversos y, con el tiempo, ayudar a establecer un sentido de comunidad. 

La Iglesia tiene una amplia presencia en ciudades grandes y medianas en las zonas con una considerable población mapuche. En la mayoría de las ciudades grandes y medianas la Iglesia tiene una o más estacas o distritos. La Iglesia tiene unidades en lugares poblados por cerca del 67 % de la población chilena y el 78 % de la Argentina, proveyendo un alcance a la mayoría de la población de ambos países. Muchas ciudades pequeñas tienen barrios o ramas funcionando, reduciendo así el tiempo de viaje para quienes viven en pueblos o comunidades rurales.

Oportunidades

En Chile hay oportunidades favorables para el establecimiento de un programa misional formal que se enfoque en el pueblo mapuche. Unos pocos miembros mapuches han servido misiones de tiempo completo y pueden ser usados para un esfuerzo proselitista formal. La Iglesia ha experimentado un éxito de moderado a alto en sus esfuerzos misionales entre otros pueblos amerindios en Sudamérica y podría experimentar resultados similares entre los mapuches si se despliega un esfuerzo organizado. Decenas de miles de mapuches viven en la ciudad de Santiago y se puede llegar fácilmente a ellos por medio de la actual infraestructura misional. Muchos mapuches que residen en Santiago hablan un español fluido, reduciendo la necesidad de unidades de un idioma específico y de misioneros que hablen mapudungun. El establecer grupos y ramas en áreas con una considerable población mapuches puede proveer un medio para respetar y preservar la cultura y la lengua local para aquellos que decidan adorar y estudiar el Evangelio en su lengua nativa entre su propio pueblo. Esta aproximación puede reducir las posibles tensiones étnicas que puedan ocurrir entre miembros mapuches y no mapuches, específicamente debido a los conflictos de larga data entre mapuches y chilenos europeos y mestizos. De todos modos, actualmente los misioneros retornados no han informado de problemas de integración étnica entre mapuches y otros grupos étnicos en la Iglesia.

Hay buenas oportunidades para la actividad proselitista en comunidades mapuches ubicadas en reducciones, principalmente en La Araucanía. El crecimiento de la Iglesia entre los mapuches ha sido limitado debido a la ausencia de coordinación de esfuerzos para llegar a esta población y hay muchos mapuches residentes en áreas rurales donde no hay congregaciones cercanas. Con quizás algunas excepciones, no pareciera haber barrios o ramas establecidos en el territorio de comunidades mapuches. Asignar muchos compañerismos misionales para visitar estas comunidades, buscar miembros aislados, encontrar y enseñar a investigadores y llevar a cabo reuniones en casas pueden ser medios efectivos para establecer la presencia de la Iglesia en estas áreas. La distancia entre los centros establecidos de la Iglesia y los pequeños poblados distribuidos a través grandes áreas geográficas puede impedir la asignación de misioneros de tiempo completo a comunidades mapuches específicas, pero visitas regulares de misioneros por varias localidades podría ser efectiva en llegar a ellos mientras los recursos para el proselitismo sigan siendo limitados.

La pobreza y el bajo estándar de vida da paso a que lo proyectos de desarrollo, cuando sea apropiado, como métodos de proselitismo pasivo pueden, además, mejorar las condiciones de vida de muchos mapuches en sus comunidades. Parejas de misioneros mayores y líderes locales pueden ayudar a organizar y llevar a cabo proyectos de desarrollo para enseñar técnicas de agricultura. Los santos de los últimos días podrían emplear estrategias de autosuficiencia económica similares a proyectos actuales y pasados entre otros grupos amerindios o en áreas golpeadas por la pobreza, tal como enseñar técnicas de agricultura eficientes, organizar proyectos de huertos, realizar talleres sobre empleabilidad y sobre resucitación neonatal, dirigir proyectos de purificación de agua y proveer préstamos para pequeños negocios o recursos para poner en marcha emprendimientos locales. La Iglesia ha logrado un notable éxito en la África Subsahárica través de proyectos avícolas y de plantaciones donde las personas reciben un “kits de inicio” compuesto con pollo recién nacidos o suministros agrícolas, los que si son bien utilizados pueden convertirlos en un negocio autosuficiente. Los bajos niveles de desarrollo económico y la sostenida marginación social indican que los proyectos de pequeños negocios pueden convertirse en una mejora económica para muchos. Los extremadamente bajos niveles de alfabetización sugieren que la Iglesia de Jesucristo puede satisfacer las necesidades locales y facilitar la introducción pasiva de la Iglesia al impartir cursos de alfabetización.

La disminución del uso del idioma mapudungún entre el pueblo mapuche provee oportunidades para el desarrollo de la Iglesia utilizando los amplios recursos disponibles de la lengua española y la disponibilidad de recursos humanos de liderazgo y misional. Sin embargo, los bajos niveles de alfabetización en los mapuches chilenos proponen dificultades en el uso de escritura y material impreso. Usar el audio de las escrituras traducidas al español puede ser apropiado para cubrir las necesidades de aprendizaje del evangelio.

Desafíos

La asignación de recursos misionales para reactivar y apoyara a los miembros constituye uno de los grandes obstáculos para establecer un programa misional oficialmente organizado entre los mapuches. La Iglesia en Chile ha experimentado uno de los más desastrosos y generalizados problemas de inactividad a nivel mundial ya que ningún otro país ha presentado números de miembros tan altos por barrio o rama (aproximadamente 929).5 La tasa estimada de miembros activos en Chile se encuentra entre un 10 % y un 15 %; una de las más bajas del mundo. Los problemas anteriores en la formación de líderes y alta deserción de conversos fueron los principales factores que llevaron a los líderes de la Iglesia a consolidar 42 estacas a inicios de la década del 2000. En la década anterior, la Iglesia ha canalizado sus recursos misionales en la estabilización de una membresía activa, resucitar el liderazgo local y tratar de reactivar a cientos de miles de miembros inactivos. Esto dio fin a la consolidación de unidades, pero poco éxito en lograr un crecimiento dado que se creó ninguna estaca desde 1990 y no ha habido un aumento considerable de barrio y ramas desde 1999.6

La Iglesia en Argentina también presenta grandes problemas de inactividad, con una tasa de miembros activos estimada en aproximadamente en 20 % y una disminución de congregaciones desde 2008. El énfasis de las misiones en Chile y Argentina en fijar cuotas de trabajo y metas bautismales arbitrarias sacrifican la calidad de la enseñanza y preparación antes del bautismo para apresurar a los investigadores a bautizarse ha erosionado la autosuficiencia de la Iglesia en estos dos países. En consecuencia, se usa a los misioneros de tiempo completo para estabilizar el liderazgo, ayudar en la orientación familiar y otras responsabilidades de los miembros locales. Muchas unidades tienen largas listas de miembros inactivos que tienen pocos recuerdos de su actividad en la Iglesia si es que hubo algún periodo de actividad de asistencia constante a la Iglesia cuando fueron bautizados. Esta realidad ha dejado muy pocos recursos misionales disponibles para asignar específicamente en llegar al pueblo mapuche, si es que en algún momento los líderes de las misiones y áreas hubieran buscado un especial acercamiento entre el pueblo mapuche.

No existe algo como una comunidad santo de los últimos días entre los mapuches. La Iglesia no reporta ninguna unidad en mapudungún en Chile o Argentina y no parece haber ninguna unidad que tenga una mayoría o minoría significativa de miembros mapuches. Los miembros mapuches activos están dispersos a lo largo de distintas áreas geográficas administradas por diversas misiones de la Iglesia, por lo que es probable que no exista mucha comunicación entre estos miembros, y las restricciones geográficas hacen poco práctico la organización de unidades administradas por miembros de habla mapuche.

La condición de los mapuches en la sociedad chilena es una barrera significativa para que la Iglesia realice proselitismo entre ellos. Los mapuches aún no son reconocidos oficialmente por el Estado chileno y los esfuerzos para ganar mayor representación y derechos civiles han terminado en violencia, como es el caso en La Araucanía. Muchos mapuches tienen un bajo estándar de vida, especialmente en las reservas. Los mapuches han sido marginados de la sociedad chilena desde su incorporación a Chile en el siglo XIX y los esfuerzos por tener más autonomía y ampliar la jurisdicción de las comunidades mapuches en particular ha resultado en pocos avances en términos del desarrollo económico y condiciones de vida. El activismo político puede plantear problemas de seguridad para los misioneros en algunos lugares.

En las regiones de Chile con mayor porcentaje de población mapuche, la Iglesia ha experimentado el más crecimiento más bajo. El porcentaje estimado de miembros nominales en Santiago es el segundo más bajo (3,06 %) y el tercero más bajo es La Araucanía (3,25 %), de las quince regiones administrativas.7 No está claro si son menos los recursos misionales asignados a La Araucanía o si la población es menos receptiva con relación a otras regiones, o si es una combinación de ambas resultando en que la Iglesia en La Araucanía tenga una población relativa menos a otras áreas.

Crecimiento Comparativo

La Iglesia no ha creado una presencia de proselitismo formal entre ningún pueblo amerindio en Chile ni en Argentina. Los mapuches santos de los últimos días parecen ser la mayoría de entre los pueblos originarios en Chile y Argentina. La Iglesia ha tenido presencia en otros pueblos amerindios por décadas y tienen la traducción de las escrituras y material de la Iglesia en sus lenguas nativas como lo es con el quechua en Perú y Bolivia, el quichua (otavaleño) en Ecuador y el aimara en Bolivia.

Algunos grupos cristianos no tradicionales que proselitan a nivel mundial informan sí tener presencia entre el pueblo mapuche. En Chile, los Testigo de Jehová informan de 4 congregaciones de habla mapuche (Graneros, Santiago Sur, Temuco y Tromen) y un grupo (Licanray).8 Los testigos han traducido al mapudungun material básico de proselitismo. Los evangélicos reportan que un 23 % de la población mapuche en Chile y un 4 % en Argentina es evangélica.9 No está claro si la Iglesia Adventistas del Séptimo Día tenga presencia entre los mapuches. Los adventistas han realizado labores de ayuda humanitaria en el pasado y de desarrollado exclusivamente entre las comunidades mapuche en Chile.

Limitaciones

La Iglesia no publica datos sobre el origen étnico y el idioma de los miembros en ningún país, incluyendo Chile y Argentina. No está claro cuántos mapuches se han unido a la Iglesia y qué porcentaje de ellos permanecen activos hoy. Durante la redacción de este caso de estudio, no hubo información de parte de miembros sobre actividad misional de misioneros de tiempo completo o miembros entre los mapuches y pocos informes disponibles de parte de misioneros retornados en áreas con gran población mapuche, como en La Araucanía. El porcentaje de miembros por división administrativa, incluidas las áreas seleccionadas en este caso de estudio, son estimaciones establecidas a través del promedio del número de miembros por congregación en Chile de 2011 por el número de congregaciones en cada división administrativa de 2013.

Futuro previsible

La creación de un programa específico de proselitismo al pueblo mapuche no tiene buen pronóstico debido a que la población mapuche está dispersa por varias misiones de la Iglesia, los problemas crónicos y severos de inactividad entre los miembros de Chile y Argentina y el que no haya un número considerable de mapuches que se han unido a la Iglesia hasta hoy. Es vital que los líderes locales y de las misiones evalúen las posibilidades de proselitismo en las comunidades mapuches y lleven un registro de los miembros mapuches activos para lograr cualquier tipo de progreso en el alcance hacia el pueblo mapuche en el futuro previsible. El activismo político, la marginación social, y el bajo estándar de vida continuarán presentando desafíos en el crecimiento de la Iglesia en los años venideros. El aumento de la fuerza misional alrededor del mundo ofrece oportunidades para que los líderes de las misiones destinen siquiera un par de compañerismos para enfocarse en la población mapuche, especialmente si hay disponibles misioneros de etnia mapuche que tengan al mapudungún como lengua materna.


1 Según los últimos censos (2017), los habitantes que se consideran a si mismos como mapuches en Chile son más de 1,7 millones, mientras que en argentina son unos 205 mil.

2 Según el último censo, el pueblo originario con mayor población luego de los mapuches son los aimaras con más de 156 mil personas. Los diaguitas, quechuas, atacameños y collas también cuentan más de 10 mil personas en cada uno de estos pueblos.

3 Es sabido de más grupos de habla mapuche llamados de acuerdo con el lugar donde habitaban, lo cual no es de mayor relevancia en este estudio.

4 Según informes más recientes de la ONU, en Chile «solo un 10 % de los mapuches habla el mapudungún y a penas otros 10 % lo entiende».

5 Según los datos más recientes, son cerca de 1 061 miembros por congregación en Chile.

6 En 2014 se organizó una nueva estaca (Coquimbo Chile) y en adelante ha habido más organizaciones y consolidaciones de estacas.

7 Desde 2017 son 16 las regiones administrativas chilenas.

8 Al día de hoy, los Testigos de Jehová informan de 19 congregaciones de habla mapuche distribuidas en las regiones de Valparaiso, Metropolitana de Santiago, O’Higgins, La Araucanía y Los Ríos, además de dos congregaciones argentinas en Neuquén.

9 Al día de hoy, los evangélicos informan que un 29,4 % de los mapuches profesan dicha fe.

2 Comments

  1. Renato Vigueras Salas

    Felicitar a quien se preocupo en el resumen sobre el pueblo Mapuche, documento que genera una mayor disposicion de trabajo en todo los ambitos politicos como eclesiasticos, recordar que el nivel educacional desde el año 1970 se inicio la enseñanza media y del año 2000 se inicio el nivel tecnico a profesional, logrando el objetivo se olvidan que su identidad es mapuche por la presion social chilena, para conseguir o postular al area laboral, esto ocurre desde varias decada atras

  2. Sergio Oyarzún Corrotea

    Y cómo lo hacemos con el terrorismo en la zona.

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