SALT LAKE CITY, Utah | LDS Newsroom | – Más de 50 años, voluntarios de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días comenzaron a transformar 12 acres de antiguos campos de raíz de taro en la costa noreste de Oahu, Hawaii, en un centro representando las culturas de las naciones del Pacífico Sur. La semana pasada, el ahora Centro Cultural Polinésico [i](PCC), de 42 acres, celebró medio siglo compartiendo el patrimonio Polinésico y facilitando la educación de estudiantes de todo el mundo.
Elder Russell M. Nelson del Quórum de los Doce Apóstoles asistió a algunas de las festividades del 50° aniversario y señaló que a pesar de que el centro puede ser conocido para algunos solamente como una atracción cultural, su foco es la educación. “Para el Centro Cultural Polinésico el motivo completo es hacer posible que los estudiantes tengan una educación”, dijo Élder Nelson.
(Vídeo en Inglés)
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A principios de 1962, el entonces Presidente de la Iglesia, David O. McKay, autorizó la construcción del centro sin fines de lucro para proveer el tan necesario empleo para los estudiantes en the Church College of Hawaii (ahora Brigham Young University-Hawaii) en la ciudad de Laie. Estudiantes polinésicos en la escuela previamente crearon una producción exitosa de canciones y danzas del Pacífico Sur, y los líderes de la Iglesia esperaban que el nuevo centro ayudara a los estudiantes a obtener su paso a la universidad compartiendo el patrimonio de su isla con los visitantes.
Esa esperanza se ha hecho realidad muchas veces, al PCC proveer más de $178 millones de dólares en apoyo financiero total a estudiantes de BYU- Hawaii desde su dedicación en Octubre de 1963. Como una organización sin fines de lucro, el 100 por ciento de las ganancias del PCC son usados para operaciones diarias y para mantener la educación. El centro ayuda típicamente de 600-700 estudiantes a costear su educación cada semestre.
“Los ingresos de esfuerzos en el Centro Polinésico Cultural les permite seguir su educación”, dijo Élder Nelson. “Esa es su razón para estar ahí. No es para cantar y bailar; es para aprender. Pero ser capaz de aprender sin llegar a una deuda aplastante es un concepto muy liberador”.
Los estudiantes trabajando en el centro son típicamente capaces de cubrir la mitad del costo de asistencia (arancel, libros, habitación y estadía) con sus salarios. Contribuciones familiares, además de becas y préstamos del programa de ayuda financiado por donantes de la Universidad, ayudan a cubrir los gastos restantes.
Los 2700 estudiantes en BYU-Hawaii vienen de más de 70 países diferentes, creando un ambiente multicultural distintivo. El impacto de la asociación de la universidad y el PCC es más global ahora de lo que nunca haya sido, dijo Elder Nelson. “Los estudiantes han aprendido a vivir el uno con el otro- de diferentes países, diferentes culturas, diferentes lenguajes- juntos en paz”, dijo él. “Ellos en verdad están aprendiendo cómo promover la paz internacionalmente”.
La semana pasada, el centro dio la bienvenida a cientos de antiguos empleados de vuelta en Laie. Bailarines, músicos y otros artistas de anteriores años en el centro se reunieron para dos espectáculos de alumnos antiguos y una variedad de otros eventos.
Los empleados retornados vieron nuevos edificios y personal, pero ningún cambio en la misión del centro de ayudar a los estudiantes. Por 50 años, el Centro Cultural Polinésico y BYU-Hawaii han trabajado mano a mano para crear un ambiente de aprendizaje como ningún otro.
“Es una relación muy simbólica”, dijo Alfred Grace, presidente y CEO del Centro Cultural Polinésico. “BYU-Hawaii nos provee con la mano de obra para operar el Centro Cultural Polinésico, y a cambio, nosotros proveemos a los estudiantes con oportunidades de empleo no sólo para ayudarles a apoyar su educación´, pero también para ayudarles a obtener un trabajo remunerado cuando vuelvan a sus casas”
El Presidente de BYU-Hawaii, Steven C. Wheelwright, se apresura a señalar cómo el trabajo de medio tiempo beneficia a los estudiantes. “Porque estamos interesados en la educación total de la persona, vemos oportunidades como aquellas presentadas en el PCC como parte integral de la educación de un estudiante”, dijo Wheelwright. “De hecho, hay gran evidencia nacionalmente de que los estudiantes que trabajan medio tiempo tienen mejores resultados porque organizan mejor su tiempo, planifican mejor y usan su dinero sabiamente”.
Estudiantes empleados en el PCC trabajan en más de 50 clasificaciones de trabajo, muchas de las cuales están directamente relacionados a sus cursos de estudio en BYU-Hawaii, incluyendo finanzas, contabilidad, sistemas de administración de información, operaciones y marketing. Estudiantes empleados también sirven en posiciones de supervisión, donde ganan experiencia valiosa supervisando el trabajo de otros.
Tiare Pauli, estudiante de tercer año de Mooloolaba, Australia, ha trabajado en el PCC por dos años. Pauli estás estudiando comunicaciones y ve la manera en que su trabajo y estudios se complementan el uno al otro. “Pienso que es realmente la combinación perfecta”, dijo Pauli. “Trabajando aquí, tienes que aprender a comunicarte con todas clases de personas. Cómo te presentas a ti mismo es realmente importante”.
Muchos graduados del PCC reflexionaron acerca del lazo cercano que aún existe entre los artistas Ka’ipo Rokobuludraw, quien actualmente vive en Lehi, Utah, no había vuelto a Laie en años, pero se reconectó entusiasmadamente con amigos y compañeros ahora viviendo alrededor del mundo.
“Hay un lazo especial, como el de una familia”, dijo Rokobuludraw. “Siento que estoy relacionada[ii] con estas personas”.
La relación entre el Centro Cultural Polinésico, BYU- Hawaii y la comunidad de Laie ayuda a fomentar un espíritu de conección y entendimiento entre las culturas, algo que Rokobuludraw dice que aprecia.
“Espero que pueda traer conmigo el espíritu de Laie”, dijo Rokobuludraw.
“Hay algo muy especial acerca de este lugar. Estar aquí y compartir ese espíritu de aloha con la gente que tú compartiste cuando eras un bailarín es realmente excitante. Se me pone la piel de gallina”.