SANTIAGO, Chile.- El Juzgado de Sentencia Penal de Escuintla condenó ayer a 40 años de prisión inconmutables a tres implicados en el secuestro de dos misioneras de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días —mormonas—, ocurrido el 19 de diciembre del 2012.
Las víctimas llegaron, mediante engaños, a una vivienda en la colonia El Esfuerzo 2, donde permanecieron plagiadas durante tres días.
En la lectura de la sentencia, Lilian Aracely Lemus, jueza vocal, indicó que con las prueba presentadas por la Fiscalía se llegó a la conclusión de que Gabriel de Jesús Calero Mayrena, de 21 años; Juan Carlos Mayrena, 32; y Yesenia Nátali Urbina Saso, 26, son culpables de haber cometido secuestro, por lo que fueron condenados a 40 años de prisión inconmutables cada uno.
Rudy Gómez, fiscal del Ministerio Público, había solicitado una sentencia mayor de 77 años de cárcel para los dos hombres y 48 años para la mujer, ya que a ellos también se les imputaba los delitos de violación con agravación a la pena y robo agravado, y para la mujer, asociación ilícita.
Otros delitos
En la sentencia, el juzgado explicó que fueron absueltos de estos delitos por falta de pruebas, y solo se les acusó de secuestro.
Los abogados defensores señalaron que apelarán el fallo del tribunal y pedirían una pena mínima de 25 años.
Nery Ramos, investigador de la Policía Nacional Civil (PNC), dijo: “Estas personas integraban una banda de secuestradores, y sus víctimas eran miembros de la iglesia mormona”.
Hechos
El 19 de diciembre del 2012, los sentenciados secuestraron, a las 21 horas, a las misioneras Sara Treviño, de nacionalidad estadounidense, y Gladys Vallejos, de Ecuador.
Para dejarlas libres, los presuntos maleantes pedían Q150 mil, pero luego de negociación se acordó el pago de Q7 mil 850.
El pago se efectuó la madrugada del 21 de diciembre de ese año, en el kilómetro 59, Autopista Palín-Escuintla.
Según investigaciones, Gabriel Calero recogió el dinero y se dirigió a una vivienda en la colonia El Esfuerzo 2.
Pasadas unas horas, Gabriel de Jesús y Juan Carlos se disponían a liberar a las dos misioneras cuando fueron sorprendidos por los investigadores de la Policía.
En la vivienda fueron hallados los teléfonos celulares que utilizaron para hacer la negociación, y el dinero que habían recibido.