Uno de los cinco grandes discursos del evangelio de Mateo es el que es popularmente conocido como “los términos del discipulado”. Se trata de un discurso en el que Jesús puso en claro el principio rector de la disciplina de la Iglesia. Es fascinante cómo, en este pequeño discurso, Jesucristo puso en balance tanto la justicia como la misericordia y, sobre todo, cómo lo hizo todo poniendo de ejemplo a un niño pequeño, probablemente hijo de uno de sus apóstoles. Haz click en la siguiente imágen si quieres saber más sobre estos cinco grandes discursos.
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Si no has ubicado todavía este discurso de «los términos del discipulado», es el que se encuentra en el capítulo 18 del evangelio de Mateo, y verás que hay pasajes paralelos en Marcos 9 y Lucas 17 que también hacen comentarios sobre esta ocasión. En ese momento los discípulos se hallaban en Capernaúm, como se puede notar desde el capítulo anterior (Mateo 17:24), y ya sea en casa de Pedro, donde al parecer se estaba hospedando Jesús, o en la de uno de los discípulos. El caso es que Jesús llamó allí a un niño. Obviamente, un niño que ya estaba allí, un niño dentro de la misma casa, de la familia de quien allí vivía. Entonces, después de mandar a los discípulos, les previno contra el maltrato a los niños y contra cualquier forma de abuso infantil con estas estremecedoras palabras:
“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno y que se le hundiese en lo profundo del mar” (Mateo 18:6).
No es la única vez en las escrituras que se menciona esta aterradora consecuencia. Podrás comprobar que se repite, en mayor detalle, en la dispensación actual, en DyC 121:19-22.
Ambos pasajes, Mateo 18:6 y DyC 121:22 mencionan la piedra de molino de asno como un símbolo del castigo que aguarda a quienes se atrevan a lastimar a estos pequeñitos. Por cierto, ¿sábes bien cómo era una piedra de molino de asno? Me puse a investigar sobre el tema, con el propósito de comprender mejor estos pasajes de escritura. El siguiente artículo te servirán para ampliar tu conocimiento sobre el tema:
http://biblicomentarios.com/analisis-textual/que-es-cuanto-pesa-una-piedra-de-molino-de-asno/
Como verás, el capítulo 18 de Mateo, del cual apenas hemos comentado una parte, es una joya de las escrituras. Encontrarás en él algunos comentarios de Jesús sobre la autoridad disciplinaria, la razón por la cuál es necesario ejercer disciplina en la Iglesia, la actitud correcta en un consejo disciplinario y, sobre todo, el principio rector que debe guiar toda disciplina que es el interés de ayudar al pecador a alcanzar el perdón. Embebido en este marco está este valioso principio sobre el cuidado a los niños, lo cual muestra el concepto en que Jesús les ha tenido siempre y la maravillosa amplitud del corazón de nuestro Señor y Salvador.
En temas sensibles, una vez más, DyC 88:118. «La falta de conocimiento de las Escrituras que tiene la humanidad ha acarreado aflicciones… El sufrimiento que ha habido como resultado de esa ignorancia es realmente trágico.» R. Nelson, 1992