Para lograr el éxito en la obra misional en este tiempo «su naturaleza misma debe cambiar», dijo el élder L. Tom Perry. Aquí se incluyen los testimonios de 3 presidentes de misión en Chile quienes comentan la situación de la obra en el país y el éxito que se está logrando con el nuevo plan del Área Sudamérica Sur.
Agradecimientos a las misiones Chile Santiago Oeste, Santiago Sur y Osorno; a Nicolás Navarrete, Daniel Ojeda y los élderes Baumann, Trejo y Bitterncourt, quienes aportaron valiosa información y ayudaron en la redacción del siguiente artículo.
SANTIAGO, Chile — El año 2013 se llevó a cabo una histórica transmisión especial sobre la obra misional titulada “Apresurar la obra de salvación”. En dicha ocasión el élder L. Tom Perry, del Cuórum de los Doce, dijo que “la naturaleza misma de la obra misional debe cambiar si el Señor ha de lograr Su obra de congregar a Israel de los cuatro cabos de la tierra”. Esta frase se ha estado materializando a través de lo que se llamó “El Plan Piloto” en cuatro de las misiones del Área Sudamérica Sur y que ahora, desde el mes de enero, es la manera en que están trabajando no solo estas cuatro misiones, sino todas las misiones del área.
Las misiones que comenzaron a trabajar con este plan fueron las Misiones Chile Santiago Sur, Chile Santiago Oeste, Argentina Córdoba y Argentina Buenos Aires Norte.
La obra de salvación: Un obra que cambia y se apresura
A fin es del siglo pasado y hasta el día de hoy, la obra misional de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha experimentado grandes cambios, no solo en cuanto a la manera de la predicación del mensaje de la restauración, sino también en la adaptación del enfoque de la labor de los misioneros a las circunstancias de nuestra sociedad global y local.
Bajo la administración de David O. McKay como Presidente de la Iglesia, se implementó el plan de enseñanza de 6 lecciones específicas antes del bautismo de los conversos y acuñó el eslogan “cada miembro un misionero”. El presidente Spencer W. Kimball enseñó que “todo joven capaz y digno debía servir una misión”, este enfoque más que duplicó la fuerza misional en el tiempo que él prestó servicio a la cabeza de la Iglesia.
A mediados de la década pasada, en 2004, con Gordon B. Hinckley presidiendo, se publicó el manual “Predicad Mi Evangelio”.
El 2012 el presidente Monson anunció la disminución en la edad necesaria para servir una misión de tiempo completo a 18 para los varones y 19 para las señoritas, lo que provocó un considerable aumento de la fuerza misional de 56 mil a cerca de 88 mil al transcurrir un año.
“Predicad mi Evangelio” explica que el objetivo de cada misionero es “invitar a las personas a venir a Cristo…” y que “los líderes de la Iglesia han establecido los indicadores clave a fin de ayudarle a concentrar su atención en ese objetivo”.
Los misioneros aprenden que estos indicadores reflejan los esfuerzos de ellos en invitar a las personas ser bautizadas, y por décadas, el enfoque último hacia el bautismo ha sido la tónica en las misiones.
Una realidad preocupante
Chile es un país modelo en cuanto al éxito que ha tenido este enfoque centrado en el bautismo y sus indicadorres clave, ya que los bautismo han sido una variable en aumento, sobre todo durante el siglo pasado. Pero también es evidencia de los resultados cuando, en muchos casos, la visión del trabajo misional no va más allá del momento del bautismo de un converso.
El número de miembros de la Iglesia aumentó sorprendentemente durante la época del régimen militar en Chile. A pesar de la explosión de miembros nuevos, no se veía un crecimiento real y permanente en la Iglesia ya que muchos permanecían activos solo los primeros años luego de su bautismo. A medida que pasaban los años la tendencia se hacía cada vez más evidente.
Ted Lyon, quién sirvió como Presidente de la Misión Chile Osorno y varios otros llamamientos prominentes en Chile, en una entrevista concedida a El Faro Mormón en febrero del año pasado compartió la siguiente historia: “En el año 1997 presenciamos y participamos en la creación de la estaca número cien en Chile (Puerto Varas), un verdadero evento, un gran evento, celebrado en Lago Salado y hasta el Church News pregonaba los éxitos y el crecimiento de la Iglesia en Chile. Pero detrás de esos números crecidos, mi esposa y yo nos dimos cuenta de que la Iglesia tenía números (de miembros), capillas (muchas veces medio vacías), y [muy] pocos líderes para guiar y apacentar a los miembros, en especial a los jóvenes. Se había desarrollado el exterior (capillas, estacas), pero el interior (el corazón, el espíritu, el testimonio, los convenios, la firmeza del cometido) no estaba tan fuerte».
A la fecha de la creación de la Estaca Puerto Varas habían 462 mil miembros SUD en Chile y un promedio de casi 500 miembros por barrio o rama. En una entrevista dada por el mismo Ted Lyon a Mormon Story el 2007 comentó: “Tenemos en nuestros registros 545.000 miembros en Chile… pero en un domingo cualquiera solo 58.000 van a la Iglesia, en otras palabra un 12% asiste. La estadística es completamente aplicable a casi toda Latinoamérica comparando los potenciales con los personas que participan los domingos. De esos 545.000 miembros, sobre 215.000 han sido bautizados durante los últimos 15 años pero la asistencia a la Iglesia ha aumentado sólo en 2.000 durante el mismo período”.
La realidad se volvía cada vez más evidente y las Áreas Chile y Sudamérica Sur implementaron diversos planes que se enfocaban en ir a buscar a aquellos miembros que entraron a las aguas del bautismo pero no lograron ser retenidos. El plan “Permaneced” y “El Rescate” fueron algunas de las iniciativas a nivel de área para fortalecer la retención y aumentar la reactivación. Quizás esto ayudó a que en el 2013 la asistencia a la reunión sacramental llegara a los 70 mil según cifras extraoficiales proporcionadas por Cumorah Foundation.
Nuevos presidentes de misión hacen frente al desafío
El año 2013 se crearon 58 nuevas misiones en el mundo, incluyendo una en Chile, la resurrección de la Misión Chile Santiago Sur. Pero esa no fue la única novedad ese año.
David L. Cook llegaba a Chile desde Nueva York a mediados de ese año a presidir y reabrir la Misión Chile Santiago Sur, una de las históricas misiones del país que había sido absorbida por las Misiones Rancagua y Santiago Este. Pero la misión se veía muy diferente a esa enorme misión que comenzaba de la Alameda de Santiago hacia el sur hasta limitar con la Misión Concepción. Hoy en día la misión Sur es una de la misiones más pequeñas del mundo superada solo por la Misión Utah Salt Lake Manzana del Templo. Las ocho estacas capitalinas que conforman la misión están establecidas en áreas suburbanas densamente pobladas. “Puedo tomar mi auto y en menos de dos horas recorrer toda la misión” comenta el presidente Cook, situación que para él representa una ventaja.
Pero también se encontró con una situación que le impactó. La asistencia a la reunión sacramental en toda la misión había estado en decrecimiento los últimos 6 años, y ahora, la asistencia dominical a la iglesia en toda la misión, era más o menos similar a la de tan solo una estaca promedio. El primer domingo del presidente Cook en Chile se reunió con uno de los presidentes de estaca de la misión y observó un panorama similar al que comentó el élder Jeffrey R. Holland cuando llegó a presidir el Área Chile el 2004: estacas que parecían distritos y barrios que eran más pequeños que ramas, barrios con varios cientos de miembros en sus listas pero con solo unas pocas docenas presentes para participar de la Santa Cena cada domingo, además de un tristemente pequeño índice de retención de conversos. El presidente Cook recuerda que luego de 20 años de experiencia de liderazgo en la Iglesia “esa noche cuando volvía en el auto a la casa me preguntaba ‘¿Qué es lo que voy a hacer?’”
En esa misma fecha el brasileño José Antonio da Silva Barreiros junto a su esposa, Alba, llegaba a Santiago a presidir la Misión Chile Santiago Oeste. Aún cuando la misión Oeste es considerablemente más grande que la Sur (tomando partes del centro de la capital hasta San Antonio en la costa, donde hay algunas estacas fuertes), muchas de las condiciones de actividad y de retención de miembros que el presidente Cook vio en su misión, el presidente Barreiros también las vio en la suya.
El diagnóstico era similar, “a la Iglesia se hacía falta una estructura de retención”, aseguró el presidente Barreiros, ya que muchos de los investigadores se bautizaban sin tener más apoyo que el de los misioneros; y cuando éstos dejaban el área, los nuevos conversos dejaban la Iglesia.
Sobre todo en la misión Sur era evidente que al tener unidades tan pequeñas los líderes locales estaban cargados de responsabilidades que no tenían a quién delegar, por lo que solo daban prioridad a algunas de ellas. En la mayoría de los casos la retención de los conversos recientes se postergó y los esfuerzos misionales no fueron bien coordinados con los líderes de las unidades y los conversos se alejaban de la Iglesia a los pocos meses de su bautismo.
No mucho después de la llegada de estos dos presidentes de misión se les informó sobre el Plan Piloto para el cual fueron seleccionadas cuatro misiones para probar este plan en el Área Sudamérica Sur: Bueno Aires Norte, Córdoba, Santiago Oeste (la misión del presidente Barreiros) y Santiago Sur (la misión del presidente Cook).
El «Plan Piloto»
Este Plan Piloto cambiaba algo clave que representaba el instrumento de control más importante de la Obra Misional: los indicadores claves. Los indicadores que hasta ese entonces eran medidos, registrados e informados a la Iglesia eran:
- Investigadores bautizados.
- Investigadores confirmados.
- Investigadores con fecha bautismal.
- Investigadores que asisten a la reunión sacramental.
- Lecciones enseñadas a investigadores con un miembro presente.
- Otras lecciones que se enseñaron.
- Investigadores que están progresando.
- Referencias recibidas y contactadas.
- Nuevos investigadores.
- Lecciones enseñadas a conversos recientes y a miembros menos activos.
Pero ahora las misiones involucradas en este plan solo debían informar dos indicadores:
- Investigadores Bautizados.
- Miembros menos activos reactivados (consistente en que el miembro haya asistido un número determinado de veces a las reuniones de la Iglesia y tuviera un llamamiento o una asignación).
Además de estos indicadores, las mismas misiones tenían la libertad de adicionar no más de tres indicadores (que solo serían informados a la misión). Estos nuevo indicadores enfocan a los misioneros a trabajar en dos áreas principalmente: recoger al Israel esparcido e ir en el rescate de la oveja perdida.
Este pequeño cambio dio un vuelco importante en la manera de hacer la obra misional en estas regiones, lo que provocó un positivo estrechamiento entre las misiones y el liderazgo local, además de cambios en la estructura de trabajo de las misiones.
El presidente Cook comenta que este plan ayudó a profundizar un cambio que él veía necesario con urgencia, el cual tenía que ver con la reactivación de los menos activos. Hasta ese momento los misioneros se esforzaban por bautizar porque eso era lo que se informaba, lo que se pedía y lo que se reconocía por sus esfuerzos (mientras que las visitas a conversos recientes y menos activos quedaban para el final). “Ahora un bautismo y la reactivación son de igual importancia [en la rendición de cuentas]” para los misioneros. Ambas son igualmente medidas y reconocidas.
Este plan, en la medida que se implementaba y mostraba avances en estas misiones, no dejaba a nadie con dudas de que era inspirado.
Implementando nuevos métodos y herramientas
Tres misioneros de Santiago Oeste pasan varias de las horas de su día frente a un computador, entre papeles, archivadores y escrituras. Estos eran el élder Baumann (de Chicago), el élder Trejo (de Hidalgo, México) y el élder Bitterncourt (de João Pessoa, Brasil). No cumplían las funciones de los típicos oficinistas, sino que eran los “SIMI Squad”.
El nombre viene de los programas computacionales que usan para proveer al resto de los misioneros de la misión y líderes locales del sacerdocio, los datos para ubicar a antiguos miembros de la Iglesia que ya no asisten a la Iglesia y, así, actualizar las listas de las unidades. Al hacerlo han podido descubrir una gran cantidad de miembros que ya no viven en la unidad donde se bautizaron, o que sus direcciones estaban incompletas, o incluso que ya habían muerto.
Este trabajo fue concebido inicialmente en la Misión Chile Concepción, donde el matrimonio misionero Pulsipher (que sirvó en Talca) junto al Ph.D. Benjamin Ingram (británico, profesor de la facultad de ingeniería de la Universidad de Talca y miembro de la Iglesia), elaboraron un complejo sistema que permitiría corregir los directorios con información errada en toda la misión. Ahora los misioneros y líderes del sacerdocio podían enfocar su ministerio en las personas que efectivamente vivían dentro de los límites de sus unidades y que necesitan ser rescatadas. El resultado fue tal que se extendió a otra misiones en Chile.
A pesar de este adelanto técnico y lo complejo que puede parecer, el élder Baumann recuerda las palabras del élder Walter F. Gonzalez, Presidente del Área, en una capacitación cuando hizo la invitación de “dejar de tener fe en el proceso y tener fe real en Cristo”. Según élder Baumann esto ha sido la diferencia entre un buen sistema y un crecimiento real en la conversión de los miembros.
Generalmente, cuando se presentan cambios importantes en organizaciones de grandes grupos de personas, hay una aversión al cambio que hace dificultosa la implementación. Esto no ocurrió (o, al menos, no fue notorio) en las misiones. Ambos presidentes, Cook y Barreiros, aseguraron que el proceso de adaptación más fuerte duró solo un par de semanas y luego fueron solo ajuste menores. El presidente Cook comenta que este plan “era algo que muchos de los misioneros también estaban esperando” y muchos lo agradecieron al entender la realidad de la obra misional en sus áreas.
El cambio en los indicadores claves le permite a los misioneros usar su tiempo en actividades misionales que antes no habían considerado. El presidente Cook comenta que los misioneros salen ciertos días de la semana a contactar personas en las entradas del Metro (donde han encontrado a muchos menos activos), y que tienen una cierta cantidad de horas para usar en proyectos de servicio (varios de estos proyectos se han organizado con instituciones como la Municipalidad de La Cisterna y la Iglesia Asambleas de Dios).
La mano del Señor y una «estructura de retención»
La obediencia de los misioneros en adaptar su labor ha permitido que la mano del Señor se muestre en diferentes maneras en el rescate de los menos activos.
El presidente Cook comenta que uno de los compañerismos de su misión fue a un almacén y le pidieron autorización al dueño (un miembro de la Iglesia) para dejar folletos de la Iglesia en el mesón. El dueño aceptó. En ese momento estaba en el almacén un hombre mayor que vio los folletos y le hizo saber a los misioneros que él también era miembro de la Iglesia.
El hombre comentó que se había bautizado hacía décadas, que asistió por un año y que luego dejó de asistir. Los misioneros, ni cortos ni perezosos, agendaron una visita donde, posteriormente, le conocieron a él, a su esposa y a toda su familia y comenzaron a escuchar las lecciones misionales.
El presidente Cook estaba sorprendido por la cantidad de menos activos que había en la misión, “están en todas partes”, por lo que instruyó a los misioneros a que fueran a encontrar a esos menos activos que se habían bautizado hace 20 o 30 años atrás y que ahora están casados y con hijos, y que los trajeran de vuelta (y esta vez junto con sus familias).
Nunca se podrá cuantificar el resultado eterno de la labor que hacen los misioneros, pero al corto plazo ya se ven los logros. La asistencia a las reuniones dominicales se duplicó en la misión Sur a finales del año pasado, creció el número de bautismos, la retención y la reactivación (aunque este último factor es difícil de comparar porque no se tienen registros anteriores, pero se dice que el aumento es evidente).
La misión Oeste, que ya era una misión grande, aumentó en un cuarto la asistencia a las reuniones dominicales, los conversos que entraban a las aguas del bautismo y permanecían activos también aumentaron significativamente.
“Se ha comenzado a crear una estructura de retención”, asevera el presidente Barreiros, “y los misioneros forman puentes con los barrios”. Según el presidente Barreiros, la frontera entre la iglesia misionera y la iglesia eclesiástica ha comenzado a difuminarse no solo porque los miembros acompañan más a los misioneros a hacer visitas. “Mis misioneros son secretarios de barrio, mis misioneros son consejeros de los Hombres Jóvenes, mis misioneras son consejeras de la Sociedad de Socorro, mis misioneros son parte del barrio”. Junto con eso destaca que el trabajo ha sido en estrecha relación con los presidente de estaca y el élder Valentín Nuñez, quién es el setenta de área asignado a esa región. Asegura que gracias a que todos se han ido convirtiendo a esta nueva modalidad de trabajo, se han comenzado a ver los milagros.
Del «Plan Piloto» al plan del Área
En noviembre del 2014, en una gira por Sudamérica, el élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles y el élder David J. Evans, de los Setenta, se reunieron con los presidentes de misión, misioneros y otros líderes que tenían relación con las misiones que estaban probando el Plan Piloto. Los resultados fueron evaluados por ellos y consideraron que, debido al éxito en esta adaptación del programa misional, este plan ya no sería un piloto, sino que sería la manera en que trabajarían todas las misiones del Área Sudamérica Sur.
Desde el 15 de enero de 2015 en adelante, todas las misiones del Cono Sur (desde Asunción Norte hasta Comodoro Rivadavia, y desde Viña del Mar hasta Montevideo) solamente reportaría dos indicadores claves: bautismos y asistencia a la reunión sacramental, dejando en libertad a las misiones para escoger dos indicadores claves adicionales de las que solo se daría informe al presidente de misión.
La Misión Chile Osorno es una de las misiones del área que desde mediados de enero cambió sus indicadores claves por estos nuevos y también ya está viendo buenos resultados en todo ámbito.
El presidente Rodrigo Obeso, de la misión Osorno, dice que “los misioneros se sienten muy bien, no solamente por el hecho de reportar menos números, sino porque ellos sienten que antes reportaban muchos números y se perdían. Ellos me han expresando que se sienten mejor así y que van a poder enfocarse más y tener más éxito en el futuro”.
Antes que se comenzara a trabajar con este nuevo plan en enero, el presidente Obeso ya había comenzado a introducir un enfoque en la misión que involucraba más a los miembros y los menos activos, según las indicaciones de la presidencia de área. El éxito fue evidente en los datos de finales del 2014 cuando se comparó con la asistencia del 2013 en el mismo período: casi todas las estacas dentro de la misión Osorno había aumentado la asistencia a la reunión sacramental. Aunque aún no hay informes que puedan revelar la variación en la asistencia a la reunión sacramental en toda la misión desde que se inició el nuevo plan este año, el presidente Obeso comenta que “diría que está aumentando porque los misioneros en sus cartas me dicen que está aumentando la asistencia en sus barrios, me dicen que ‘antes teníamos esta cantidad y ahora tenemos ésta’, en términos generales, los misioneros me dicen que la asistencia está aumentando”.
Desde que se comenzó a trabajar con los menos activos, los misioneros han encontrado a personas que no son miembros en las casas de los menos activos y los bautismos han aumentado (de hecho en enero de este año se bautizó el doble que en enero del año pasado) y, gracias al trabajo con los miembros, hay una mayor retención.
El presidente Obeso, aunque reconoce el efecto que ha tenido el cambio en los indicadores clave en que los misioneros se sientan más parte del crecimiento real de las unidades, dice sentir “que tanto miembros como misioneros se están involucrando en esto».
“Los miembros están teniendo el sentimiento y el espíritu de lo que dijo el Presidente Monson, de ir por los menos activos,” asegura el presidente Obeso, “y están haciendo cosas junto con los misioneros. He platicado con algunos presidentes de estaca y me han comentado de que los miembros están cambiando su mentalidad, de que se están haciendo una sinergia entre misioneros y miembros”.
Al ser consultado de dónde vino el primer cambio, si fue en la misión o en las estaca, el presidente Obeso responde con humildad y seguridad “Yo creo que fue algo que vino de nuestro Padre Celestial, el profeta habló de esto, la presidencia de área habló de esto, nosotros le hemos pedido a los misioneros que lo hagan y los presidentes de estaca y distrito se sienten animados con que esto suceda y están trabajando con sus consejos de barrio en busca de los menos activos. No podría decir que es algo que viene de la misión, sino que es el Espíritu el que se está derramando y que todos está sintiendo hacer un cambio. Para mi esto es lo que ha pasado”.
Y esa naturaleza debe cambiar mucho antes de irse a la misión.
Que lindos se ven !!!!!asi se vera mi elder hermoso
Exelente siempre pensé que esto era un punto débil y no me equivoque gracias a los líderes por pensar en los miembros con menos testimonio