VANCOUVER, Canadá | Sala de Prensa Mormona, Canadá | – El Dalai Lama presentó el premio humanitario a John Volken, emprendedor social y miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en Vancouver, British Columbia, Canadá.
Celebrada en el Centro Dalai Lama en Vancouver, la ceremonia del Premio Humanitario Dalai Lama 2014 fue el primer evento de este tipo, en honor a las personas cuyos esfuerzos e innovaciones encarnan las enseñanzas del Dalai Lama, al facilitar el cambio positivo y duradero.
John Volken fue uno de los tres premiados inaugurales, junto con los notables filántropos Frank Giustra y Djavad Mowafaghian.
La historia de Volken es un cuento de la pobreza a la riqueza. En 1960, a la edad de 18 años y con sólo un poco de dinero de bolsillo, se fue de Alemania Oriental, ocupada por los Soviéticos, para Canadá. Después de trabajar unos en unos cuantos trabajos esporádicos, encontró su nicho en las ventas y en 1981 abrió una pequeña tienda de muebles. Durante los próximos 20 años, el negocio de Volken se expandió a más de 150 puntos de venta, con ventas anuales de más de $ 200 millones de dólares.
Habiendo logrado sus objetivos de negocios, Volken trasladó sus esfuerzos a su sueño original de ayudar a los demás. «Yo sabía que cuando llegara mi momento para dar cuentas de mi tiempo en la tierra, yo no quería oír, ‘John Volken, podrías haber hecho más.'»
Volken vendió su negocio de muebles y transfirió todos sus activos a la Fundación John Volken. Él notó que había una necesidad de tratamientos residenciales de largo plazo y entrenamientos de habilidades cotidianas para aquellos que luchan con la adicción; esto llevó a la creación de la Academia para la Recuperación de Adicciones «Welcome Home». Recientemente la junta directiva de la fundación, en honor a su fundador, cambió el nombre a la Academia Volken John.
Cuando empezó esta nueva etapa de su vida, Volken se preguntó si tendría la misma energía y ética de trabajo que cuando se operaba su negocio con fines de lucro, pero él dice que no ha sido un problema. «Estoy más ocupado que nunca», afirma. Y en cuanto a la resistencia física, que sigue tomando las escaleras, dos peldaños a la vez.
Actualmente hay tres campus de la Academia John Volken, en Vancouver, Phoenix y Seattle. El programa sigue el modelo de la comunidad de actitud terapéutica para tratamiento de la adicción y ayuda a los estudiantes a salir del ciclo de desintoxicación-recaída-desintoxicación, común en los programas de corto plazo de 60-90 días para pasar a una vida exitosa y sobria. Aparte de una pequeña cuota única de admisión, el costo total del programa y los costos de vida básicos de los estudiantes, mientras están en el programa, están cubiertos por la Fundación John Volken.
Al ver a Volken alrededor de los estudiantes de su academia en Vancouver, el amor mutuo y la admiración es evidente. «Los amamos; no los juzgamos», dice. «No quiero que nuestros estudiantes vuelvan a sentir que tuvieron una ‘canción para cantar’, pero que no tuvieron la ‘oportunidad de cantar’. Nosotros queremos asegurarnos de que tengan la oportunidad.»
Además de su trabajo con la academia, Volken quería encontrar una manera de ayudar en otras partes del mundo. Después de viajar a África y ver la difícil situación de sus muchos huérfanos, formó y financió la fundación «Lift the Children», una organización benéfica registrada con el mandato de proveer de las necesidades, formación e inspiración que los niños necesitan para crecer y convertirse en adultos autosuficientes.
Líderes locales de la Iglesia, el Élder Paul D.M. Christensen, Setenta de Área y el presidente de la estaca Surrey Columbia Británica, Travis Wolsey, asistieron a la presentación del Premio Humanitario Dalai Lama. Wolsey se complace en ser testigo de las cosas buenas que están sucediendo en la comunidad. «Tenemos que trabajar juntos, no en forma aislada», comentó Wolsey. «El ejemplo de John de trabajar con los demás nos recuerda el bien que podemos hacer si unimos nuestros esfuerzos.»
Que hermoso que alguien como él esté haciendo cosas así, así deberíamos ser todos, aún sin tener tantos medios, el servicio es lo que nos identifica como hijos de Dios
Todos deberíamos copiar, ya que es nuestra fuente de inspiración . Y como hijos de nuestro Padre Celestial hay que amar y ayudar a nuestro prójimo.