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Las fuentes en que se basaron los evangelios y el impacto de la revelación 

Las fuentes en que se basaron los evangelios y el impacto de la revelación
El documento Q y los Santos de los Últimos Días

Los Santos de los Últimos Días reconocemos a los cuatro evangelistas (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) como siervos de Dios y como dedicados testigos de Jesucristo. Sus cuatro narraciones no constituyen biografías detalladas de Jesús como una relación de eventos dispuestos en orden cronológico para entender cada detalle de su vida. Más bien, cada autor se concentró en hacer una selección específica de sus enseñanzas y las dispuso en la secuencia que fuera mejor para enseñar temas selectos para una audiencia particular. Su propósito, pues, no estaba centrado en la historia, ni en la cronología, sino en sus enseñanzas.

Al realizar esta selección acudieron a distintas fuentes. Esto es particularmente evidente cuando uno lee las palabras con las que el dedicado Lucas comienza su evangelio (ver Lucas 1:1-4). Él reconoce haber consultado más de una fuente cuando decidió redactar él también su evangelio. Parecería, de acuerdo con sus palabras, que otros estudios y, muy probablemente, otros evangelios, estaban en circulación en su época. Qué escritos serían estos es cuestión de debate de diversos eruditos que han tratado de zanjar la cuestión con suposiciones que, sin duda, pueden aproximarse a la verdad. Pero al hacerlo, han puesto al olvido un importante elemento que para los Santos de los Últimos Días nos resulta en realidad invaluable e irremplazable. Sin este elemento, no tendríamos, simplemente, ninguna posibilidad de distinguir la verdad del error en nuestra Iglesia. Te invito a conocer los pormenores sobre este tema en el artículo «El problema sinóptico, el documento Q y los Santos de los Últimos Días«.

Cuando alguien me pregunta cómo comenzar a leer la Biblia le recomiendo empezar por el libro de Marcos, en parte porque es chiquito, en parte por las conclusiones personales a las que yo mismo llegué cuando preparaba este artículo. Y me siento más humilde para aceptar la fórmula para la revelación, según fue recomendada por Moroni: leer, meditar y orar. Espero que disfrutes del artículo y no dejes de compartir tus comentarios.

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