Por Fábio Ferreira Nascimento, miembro titular del Comité Nacional de Respeto a la Diversidad Religiosa de la Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia de la República y Director Asistente de Asuntos Públicos del Área Brasil, publicado en el blog de la Sala de Prensa Mormona de Brasil.
Traducción por Verónica Vargas
La Ley (brasileña) número 11.635/2007 determina el día 21 de enero como el Día Nacional del Combate a la Intolerancia Religiosa. Un homenaje a Iyalorixá Gildásia dos Santos y Santos (Madre Gilda), que falleció este mismo día, en el año 2000, víctima de un infarto.
Gildásia era hipertensa y tuvo un ataque cardíaco luego de ver su imagen siendo utilizada sin autorización, en un asunto en un periódico, con el título “Hechiceros Charlatanes dañan el bolsillo y la vida de los clientes”. El asunto agredía las religiones de origen africano.
El periódico fue condenado por la justicia a indemnizar a los hijos de Madre Gilda. Infelizmente, este no es un caso aislado.
La Constitución Federal Brasileña estipula en su artículo 5, párrafo VI que “es inviolable la libertad de conciencia y de creencia, siendo asegurado el libre ejercicio de cultos religiosos y garantizada, en forma de ley, la protección a los locales de culto y sus liturgias”. Entretanto, las noticias de casos de intolerancia, discriminación y persecución religiosa han aumentado en Brasil.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 18, dice que “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
El derecho a la libertad de creencia es bien amparado por las leyes, debido a su importancia para toda la sociedad. Todas las creencias, o no creencias, han sufrido con la intolerancia religiosa. Algunas veces esta violencia es simbólica, pero sus efectos son igualmente profundos y terribles.
En la última Conferencia General, en su discurso «Amar a otros y vivir con las diferencias», el élder Dallin H. Oaks, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
“Los seguidores de Cristo deben ser ejemplos de civilidad. Debemos amar todas las personas, ser buenos oyentes y mostrar respeto por sus creencias genuinas. Aunque discordemos, no debemos ser desagradables. Nuestra posición y comunicación en asuntos controversiales no deben ser contenciosas. Debemos ser sabios al explicar y seguir nuestras normas en ejercer nuestra influencia. De esta forma, pedimos que los otros no se ofendan con nuestras sinceras creencias religiosas y el libre ejercicio de nuestra religión. Incentivamos a todos a practicar la Regla de Oro del Salvador: ‘Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos’ (Mateo 7:12)”.
Qué es la libertad religiosa
La libertad de religión es un derecho humano fundamental que protege la conciencia de todas las personas. Ella nos permite pensar, expresar y actuar de acuerdo con lo que creemos profundamente. Pero en todo el mundo, y en los Estados Unidos, esa libertad está siendo erosionada. Iglesias, organizaciones religiosas e individuos enfrentan crecientes restricciones al participar en plazas públicas, expresar sus creencias o servir en la sociedad. Pero hay muchas cosas buenas que los miembros de la Iglesia e las personas de buena voluntad pueden hacer para preservar y fortalecer la libertad religiosa.
Por qué la Libertad Religiosa es importantes para los mormones
Por sus enseñanzas e historia, los Santos de los Últimos Días tienen un especial compromiso con la libertad religiosa. Por casi 200 años, los líderes mormones han enseñado la importancia de la libertad religiosa para todos:
“Reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren cómo, dónde o lo que deseen”. (Artículo de fe 11)
Cómo la religión es vital para la sociedad
La religión tiene un lugar vital en la sociedad. Para ejercer su influencia positiva, las organizaciones religiosas y las personas necesitan un espacio físico, social y legal para la práctica de su religión. Todas las voces legítimas deben ser oídas en la esfera pública. Ni las voces religiosas ni las seculares deben ser silenciadas. La religión no es solo el culto privado, sino envuelve la expresión pública sobre los asuntos sociales y morales.
El élder Oaks motivó a las personas de todas las creencias a unirse y “andar codo a codo en el mismo camino para fortalecer y defender la libertad religiosa”.
«El libre ejercicio de la religión es una libertad civil básica, porque la fe en Dios y sus enseñanzas y prácticas religiosas son las realidades orientadoras más fundamentales de la vida”, dijo el élder Oaks.
Qué podemos hacer
Sepa más sobre la libertad religiosa: qué es, cómo funciona y los problemas que la amenazan.
Practique la libertad religiosa: respetar las creencias de otros y las creencias y opiniones de personas sin religión. Sea civilizado en sus conversaciones e interacciones, tanto cara a cara como en Internet.
Júntese con otros para promover la libertad religiosa: participe en su comunidad dondequiera que usted se sienta cómodo. Use el internet y las redes sociales para ayudar a otros a aprender sobre la libertad religiosa.