La primera vez que leemos las Escrituras lo hacemos siempre superficialmente, porque las estamos descubriendo y porque no sabemos en qué fijarnos. Cuando uno lee los evangelios por primera vez le parecen todos iguales. Percibe uno que hay algunas diferencias, pero no le es posible explicar en qué consisten. Con el tiempo, quizá con la ayuda de Escuela Dominical o de los cursos de seminario e instituto, te das cuenta de que cada autor de los evangelios escribió su libro con un propósito diferente, eligiendo experiencias y enseñanzas distintas para reforzar una temática particular. Aún así, se te hace difícil recordar cuál es el propósito de cada uno de los evangelios.
La cosa se simplificará mucho si te digo que ese propósito distintivo de cada evangelio está reseñado en la introducción del mismo. El problema se reduce a unos cuantos versículos que puedes aprender a distinguir e identificar, y una vez que lo hagas te será fácil recordarlo y enseñarlo a otros. Eso también te ayudará a leer cada evangelio teniendo en cuenta su tema, lo cual es utilísimo para poder apreciar las semejanzas y diferencias de cada evangelio, para hacer comparaciones entre ellos y con el Libro de Mormón y para apreciar la contribución única de cada evangelista.
Para ayudar a tu memoria te regalo un juego divertido que te ayudará a retener algunas palabras clave de estos versículos y que podrás incluso compartir con amigos para jugar con ellos. Sin más, te comparto el artículo «El juego de la introducción de los cuatro evangelios«. Espero que te sirva en una noche de hogar. ¡Que te diviertas!