Desde hace varios días una publicación titulada «El matrimonio no es para ti» ha sido compartido por las redes sociales, casi como el nuevo viral.
Hay mucho qué aprender de esta entrada, entre otras cosas que no se debe juzgar un libro por su portada, o en este caso, un artículo por su título, es por ello que dentro de las primeras líneas el autor nos invita a no formarnos un prejuicio y seguir leyendo.
Comienza contando que después de un tiempo de noviazgo, comenzó a sentir dudas de si estaba o no preparado para casarse, si era correcta la decisión de casarse con su mejor amiga o no, y si ella, Kim, podría hacerlo feliz, por lo que decidió conversar con su padre, quien le dijo: «…estás siendo totalmente egoísta. Así que voy a hacer esto realmente simple: el matrimonio no es para ti. No te casas para que te hagan feliz, te casas para hacer feliz a alguien más. Más que eso, tu matrimonio no es para ti, te casas para beneficiar a tu familia. No hablo de los suegros y familiares, sino de tus futuros hijos».
Y efectivamente, los profetas nos han enseñado que la base de una relación y más aún de los lazos familiares es el amor, y parte de ese amor se refleja en la falta de egoísmo, se trata de olvidarse de uno mismo y actuar en pos del otro, y así recíprocamente se produce un balance entre ambos, y la felicidad es completa.
Seth Adam Smith, el autor, compara el modelo actual del amor, con lo que realmente debería ser, al decir: «El consejo de mi padre era a la vez sorprendente y revelador. Iba en contra de la actual ‘filosofía de Wal-Mart’, que es: ‘si no te hace feliz, puedes regresarlo y llevarte otro nuevo’. La realidad no es así, un matrimonio verdadero (y el amor verdadero) no se trata de ti. Se trata de la persona que amas: sus deseos, sus necesidades, sus esperanzas y sus sueños».
La verdad es que a la velocidad que pasan las cosas en la vida nos acostumbramos a la inmediatez de todos los servicios, nos centrarnos en nuestros propios deseos y en cuánto y cómo queremos que nuestras necesidades sean satisfechas, que olvidamos qué es lo que realmente queremos, porque al final del día lo único que anhelamos es ser felices, sin embargo la filosofía del «yo» a veces no nos deja ver con claridad que mientras menos nos enfoquemos en ser felices nosotros y más en hacer feliz al otro, es cuando podemos lograr nuestro objetivo primario y ser felices, «…paradójicamente, entre más amas a esa persona, más es el amor que recibes. Y no solo de tu pareja, sino también de sus amigos, su familia y las miles de personas que nunca hubieras conocido si el amor que puedes brindar hubiera permanecido centrado solo en ti mismo».
Así que, cuando tengas dudas de si estás o no preparado(a) para tomar esta decisión, pregúntate si te quieres casar para ser feliz o para hacer feliz a tu futuro cónyuge.
«… ya seas casado, comprometido, soltero, o incluso si has jurado nunca casarte, quiero que sepas que el matrimonio no es para ti. Ninguna relación verdadera basada en amor se trata ti. El amor siempre se trata de la persona que amas».
Massiel Aguad Echeverría
Ya lo sabia Jajajaja xD
Hay hombres en la iglesia q tienen altos cargos, pasan los 40 años y no se casan….hombres normales, q no son ciegos ni mochos etc, permanecen solteros en rebeldia contra los preceptos de la iglesia…estos hombres son un pesimo ej para la juventud de la iglesia….
me encantó la frase: no se trata de ti sino de hacer feliz al otro.
Milagros Cuba
yo no me he casado y al paso que.voy creo que nunca me casare y no.es por rebeldia es que no me he enamorado y si no me enamoro prefiero estar solo! ademas a quien critica esto le digo que no todo lo que brilla es oro dentro de.la iglesia mi experiencia asi lo dice yo no doy trabajo a miembros ni trabajo para ellos ni hago ningun negocio con ellos!
Ya lo entendí, el matrimonio no es egoísta, no es egocentrista, es para hacer feliz a tu compañero/a eterna. La promesa está hecha, debemos buscar ser dignos de ello, esforzarnos por lograrlo, centrarnos en ser mejores hijos de Dios, y la hora llega cuando uno menos lo espera. Los caminos del Señor no son nuestros caminos, El ve la perspectiva desde más «arriba» de nosotros. Yo conozco tantos solteros buenos, maravillosos, pero permanecen solos, a pesar de estar en la búsqueda de esa persona que necesitan. No lo hacen por evadir una responsabilidad sagrada, sino por que su momento aún no ha llegado. Pocos, muy pocos son los que llegan a «evadir», tendrán sus razones, y tristemente una de ellas es la de encontrar la persona que les merezca, o perfecta. Uno es quien debe ser digno de la persona a cortejar. ¡Animo! Las bendiciones no dejan de llegar, ni aún después de morir.
Diego Javier Bastidas Logroño… Lee.. ?
Totalmente descuerdo
Catalina Sanabria…. Jaja…. Me recordé de una conversación que disfruté mucho.
Gracias, ¿ Donde venden el libro?