En una reciente publicación a través de su cuenta de Facebook, el élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, resaltó la labor de los misioneros y misioneras regulares que prestan servicio alrededor del mundo, señalando también la existencia de aquellos que siendo dignos en cada sentido, y teniendo un deseo de servir, son honorablemente exonerados de dicho deber (en el caso de los varones, ya que no constituyendo un mandamiento para las señoritas) a causa de padecer diversas enfermedades o condiciones físicas que les harían extremadamente difícil o imposible el sobrellevar los rigores de una misión de tiempo completo.
El élder Andersen señaló que «para mucha de esta noble juventud existen otros servicios valiosos con los que pueden contribuir, a veces en centros de bienestar, a veces cuidando de las propiedades de la Iglesia, y a veces en las comunidades en las que viven».
En particular, el élder Andersen se refirió a Grant Campbell, de Brisbane, Australia, quien nació con el síndrome de varicela congénita, lo cual le ha causado diversos desafíos relacionados con su salud. Según la publicación de élder Andersen, esto llevó a que los doctores le diagnosticaran ceguera en diferentes etapas de su vida, concluyeran que tuvo daño cerebral y dijeran que estaría paralizado. Pero, junto con su familia, Grant se aferró a las bendiciones pronunciadas en su beneficio y progresó de usar una silla de ruedas a usar un caminador, luego muletas y de muletas a caminar por sí solo, trabajando duro en el gimnasio para ganar fuerza y equilibrio.
El élder Campbell sirvió durante 16 meses en una misión de servicio para la Iglesia con una asignación especial, mientras continuaba residiendo en Brisbane. Durante este tiempo el completó muchas iniciativas esenciales tecnológicas, incluso el crear un programa de tour virtual del templo que fue usado por misioneros durante un período en el que dignatarios internacionales visitaban los terrenos del Templo de Brisbane Australia.
El élder Andersen no sólo manifestó que el élder Campbell sirvió con devoción y discipulado sino que además declaró que «cuán agradecido estoy de conocer a Grant y expresarle mi amor y admiración y el aprecio del liderazgo de la Iglesia. Nosotros no tenemos la oportunidad de escoger muchos de los desafíos que enfrentamos en nuestra mortalidad, pero somos capaces de escoger cómo responder a ellos. Cuando conozco a alguien como Grant, quien sigue adelante con fe en Dios y confianza en las promesas del Salvador, encuentro valor para enfrentar mi propia mortalidad»
El élder Andersen concluyó su publicación con el pasaje de Juan 16:33, que dice: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo».