El élder Eduardo A. Norambuena, de los Setenta y quien vive en Estaca Copiapó, conversó vía telefónica con El Faro Mormón y comentó in situ la situación que viven los miembros de la Iglesia en esa estaca y sus alrededores.
El élder Norambuena, siendo Autoridad de Área, además trabaja como Gerente de administración y finanzas de la I. Municipalidad de Copiapó y tuvo que suspender sus vacaciones laborales para ayudar a los hermanos de su estaca que se han visto afectados por el desborde del río homónimo ciudad que la cruza de este a oeste.
“No se imagina usted lo que pasó” dice el élder Norambuena al relatar la situación que se vive en su ciudad.
No han sido tanto los efectos de las lluvias que se han dejado caer en la ciudad, sino las aguas que han llegado desde la quebrada Paipote (ubicada a unos 10 kilómetros hacia el interior) debido a las aguas lluvias que viene de la precordillera y que han actuado como afluentes del río Copiapó, arrastrando consigo barro, sedimentos de relaves mineros (con muchos elementos tóxicos) y todo lo que encontró en su camino.
El élder Norambuena aclara que “en las partes altas de Copiapó, en lo cerros, no pasó absolutamente nada y en la población nueva que está al otro lado del río que se llama El Palomar… está todo limpio, la capilla no tiene ningún problema. Pero la parte plana del centro es la que se vio afectada”, sector que recibió todo el rigor del caudal.
“Hay hermanos en mi barrio que les entró agua por un metro, están trabajando los misioneros y los miembros en esas casas” indicó el élder Norambuena, “el barrio que está en el centro y la rama Paipote, son las unidades más afectadas en membresía”. El barrio Maray también sufrió inundaciones, pero ese sector solo tránsitó el agua que posteriormente quedó retenida en el barrio del centro, donde el agua se quedó en la casa de los miembros.
Abajo de la quebrada de Paitote hay un poblado del mismo nombre “ahí hay una rama de la Iglesia, esa rama se vio muy afectada, le entró agua y barro a las casas de la gente y la gente no puede salir, ni con vehículo 4×4”. El miércoles dejó de llover, pero el agua continuaba bajando hasta ayer jueves en la mañana.
En resumen, “de los siete barrio en Copiapó hay solo tres barrio afectados, y de las tres ramas solo dos”.
A pesar de las condiciones de Copiapó, el élder Norambuena manifiesta su preocupación por Chañaral y Diego de Almagro, “ahí es otra historia, eso si que fue gravísimo… ahí hay que reconstruir el pueblo, eso si es triste” se lamenta.
Aún cuando la Estaca Copiapó no es su áreas asignada, el élder Norambuena se ha puesto a disposición de su presidente de estaca “ayudándole en todo lo que sea posible”.
El élder Norambuena no manejaba toda la información sobre la condición de los edificios de la Iglesia en Copiapó en el momento del contacto, pero comentó que “a la capilla del barrio Chañancillo no se puede entrar, debe tener entre 40 a 60 centímetros de barro alrededor de toda la capilla, ni si quiera se puede abrir la reja… no creo que haya entrado barro, pero quizás agua”. Él mismo visitó esa capilla y pronostica que por algunas semanas no se podrá ocupar.
“No le pasó nada al centro de estaca por anegamiento, es el [edificio] más grande y no se ha requerido como albergue”, agregó.
Por ahora la preocupación está en la apertura gradual del tranque Lautaro que, según dijo “esto podría tanto ayuda a limpiar la ciudad, como también podría traer más sedimentos”, pero además afirmó que no se debe entrar en alarma, “hay que estar tranquilo”.
En cuanto a los miembros de la Iglesia del Centro y Sur del país que desean ayuda “todo esto debe ser canalizado a través de los presidentes de estaca”. Al ser lo recursos escasos en la zona, dijo que hay que tener cuidado en que la ayuda no se convierta en una carga ya que si viene un contingente a ayudar “ellos también van a tener que comer y dormir. Hay líderes [y miembros] locales a los que no les ha pasado nada y pueden ayudar”.
Sobre las operaciones de la Iglesia en Chile para ir en ayuda ya se están realizando y se han liberado fondos especiales de emergencia para que los líderes locales correspondientes puedan socorrer a los necesitados en la manera pertinente. “La línea del sacerdocio está actuando muy bien, como siempre la Iglesia lo ha hecho, y se va a canalizar a través de los servicios de Bienestar todo lo que se necesite”.
“Sigamos la línea del sacerdocio, la Presidencia del Área es nuestra presidencia, las llaves están sobre los presidentes de estacas y los obispos, [que] ellos las ejerzan… la Iglesia es verdadera y los programas de la Iglesia, todos, son también verdaderos”.
También invitó aplicar estos principios “no solo por la emergencia, sino por obediencia… para que cuando venga la emergencia, pues bien, las enseñanzas están ahí y las bendiciones llegan y el pueblo es protegido… sé que hay mucho hermanos en todo Chile que desean ayudar… pero seamos obedientes, la prueba es parte de la vida que nos toca vivir mientras vivamos en la tierra. La Iglesia es verdadera, no tengo duda de eso”.
“Oren mucho, eso nos ayuda mucho, y sean fieles al Señor”, finalizó el Setenta.
[…] Élder Norambuena sobre inundaciones: “Hay que ayudar siguiendo la línea del sacerdocio” […]
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