SANTIAGO, Chile — El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce, sostuvo una conferencia especial en la Estaca Santiago Chile Quilicura este domingo 19 de abril de 2015. Más de 800 personas llenaron desde muy temprano el centro de estaca tanto en el salón principal como en las salas anexas, quienes seguían la transmisión por circuito cerrado.
El día sábado anterior, el élder Oaks ya había presidido dos importantes reuniones desde el centro de la Estaca Santiago Chile San Pablo, una conferencia especial para los misioneros de las misiones Concepción, Santiago Norte y Antofagasta y más tarde una capacitación especial para obispos, presidentes de quórum de élderes y líderes misionales de la región de Santiago Norte.
Alrededor de las 9:30 el élder Oaks hizo su entrada al centro de estaca, tomándose cerca de 20 minutos para saludar y estrechar la mano a casi todos los asistentes, uno por uno.
Entre los discursantes estuvieron el Presidente de la Estaca Quilicura, Pedro Correa C., quien compartió sobre el uso del don del albedrío, el élder Rómulo V. Cabrera, Setenta Autoridad del Área Sudamérica Sur, quien expresó su testimonio sobre la Santa Cena, entre otros temas.
Luego de que el coro de la Estaca entonara el himno “¿Dónde hallo el solaz?”, la hermana Kristen Oaks, esposa del apóstol, compartió un mensaje centrado en hacer de nuestros hogares lugares con la intención de aprender, la importancia de enseñar en ellos sobre la Santa Cena y su significado, en especial a los hijos de las familias. Además, compartió sobre los fundamentos del testimonio, para lo cual, con la ayuda de la presidenta de Primaria de Estaca y una niña de la primaria, utilizó un ejemplo didáctico llamado el “guante del testimonio”, basado en las preguntas de la entrevista bautismal que se hayan en la guía Predicad Mi Evangelio. Al terminar la reunión los niños recibieron como obsequio su propio «guante del testimonio».
El último discursante fue el élder Dallin H. Oaks, quien reforzó la enseñanza entregada expresando que al escoger y ejercer el don del albedrío que se nos ha dado, crecemos y nos volvemos más fuertes en nuestros espíritus. Advirtió que el adversario busca confundirnos a través de las influencias del mundo, tales como la inmoralidad sexual, las enseñanzas incorrectas sobre el matrimonio, el uso de drogas, lo cual nos priva de la capacidad de escoger, etc. Afirmó que Satanás concentra sus esfuerzos en aquellas cosas que son más importantes para el Plan de Dios.
El apóstol invitó a los presentes a escuchar con el corazón, indicando que lo que escuchamos con el corazón viene del Espíritu Santo y debemos registrarlo.
Expresó sus sentimientos hacia aquellos que han sufrido la pérdida de un ser querido, recordando la doctrina de que la muerte solo una separación temporal y que gracias a Jesucristo existe una resurrección.
Enseñó que le Espíritu no puede morar en un cuerpo impuro, haciendo énfasis en la importancia de la Santa Cena en el proceso del arrepentimiento. Testificó que el Señor ha preparado una vía para que fuésemos perdonados, la cual es la Santa Cena. Relevó asi, la importancia de participar de los sacramentos con un corazón quebrantado y un espíritu contrito cada semana.
A continuación, el élder Oaks hizo pasar al frente a un joven de la congregación, Benjamín Farías, un diácono de 12 años, para luego indicarle que parara en una silla en el estrado. Luego, a fin de ilustrar el principio de cómo recibimos llamamientos y los ejercemos en la Iglesia, élder Oaks se quitó su saco y se lo colocó a este jovencito, explicando que cuando recibimos un llamamiento, el manto de este llamamiento siempre nos queda grande, pero que al trabajar podemos engrandecer nuestro servicio. Agregó la importancia de trabajar toda nuestra vida para que «nos quede» el manto que hemos recibido.
A continuación el apóstol se refirió al mandamiento del Día de Reposo, invitando a los presentes a que las actividades que desarrollen en este día en los hogares sean dignas del Día del Señor, que éstas deben estar a la altura de éste. Repasó la enseñanza de regresarle el Día de Reposo al Señor.
Recalcó la importancia del Día de Reposo y la Santa Cena para mantener siempre el Espíritu con nosotros. Compartió a través de algunos relatos lo importante que es tener el don de este miembro de la Trinidad, y que aquellos que no posean el don del Espíritu Santo, pueden recibir su influencia si lo buscan, si llaman, si piden.
Tanto el élder como la hermana Oaks indicaron que la Santa Cena y el Día de Reposo son los temas que la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce han definido por revelación, luego de meditar y orar al respecto, que deben ser enseñados a los miembros.
Un momento muy especial de la conferencia se vivió cuando el élder Oaks se detuvo y expresó que tenía la impresión de llamar a su esposa para que compartiera lo que estaba pensando en ese momento. La hermana Oaks compartió el pasaje de 2 Nefi 25:26 testificando que todo lo que hacemos tiene relación con ayudar a nuestros hijos a que vengan a Cristo. Dio su testimonio del don del élder Oaks, “su don es ser visionario”, afirmó la hermana Oaks, recalcando lo relevante que es prestar atención a sus advertencias. El apóstol hizo hincapié sobre cuán importante es seguir las impresiones del Espíritu.
Finalmente, el élder Oaks compartió la historia de su madre y su familia sobre el pago del diezmo, quien sa pesar de ser una viuda muy pobre, a cargo de varios niños, siempre procuró cumplir con dicho mandamiento, expresándole a él, siendo un niño de 10 años, que justamente por ser pobres no podían privarse de pagar un diezmo, que no podían privarse de las bendiciones del Señor. Añadió su testimonio, como un pagador de diezmo integro por 73 años, de las bendiciones que el Señor derramará a los que vivan esta ley, expresando que debemos pagar nuestros diezmos para calificar para las bendiciones del Señor, las cuales pueden ser de todo tipo, sabiduría, bendiciones temporales, etc.
Los miembros despidieron al apóstol con corazones agradecidos, habiendo vivido una experiencia maravillosa frente a un siervo del Señor.