SANTIAGO, Chile — Una democracia y economía estables, un país seguro, donde los misioneros pueden predicar el evangelio y los santos de los últimos días pueden reunirse a adorar sin problemas. Estas eran algunas de las cosas por las que se reconocía a Chile en América Latina, pero que quedaron en duda luego de la explosión social en octubre pasado.
La situación no fue algo menor. En octubre del 2019, se levantó un gran movimiento social gatillado por el aumento del pasaje de Metro (subterráneo) a lo cual se le sumó a otros problemas sociales de larga data, lo cual conllevó a cuestionar la constitución y llamar a un plebisito constitucional. Desde ese momento las principales ciudades del país han sido testigos de las manifestaciones más numerosas de las que se tenga registro en le país. Esto, además, trajo consigo vandalismo, saqueos e incendios a instituciones y empresas cuestionadas por corrupción, entre ellos supermercados, farmacias, edificios gubernamentales, universidades, e iglesias católicas, entre otros. En medio de los desórdenes, un par de capillas santo de los últimos días también fueron vandalizadas en Santiago.
Todo esto llevó a que el gobierno del presidente Sebastián Piñera decretara estado de excepción constitucional, por lo que militares salieron a resguardar el orden público y se aplicó toque de queda en varias ciudades. Informes nacionales e internacionales indican que, además, ocurrieron violaciones a los derechos humanos por parte de agentes de seguridad.
La aprobación popular del Presidente de la República, sus ministros y el Poder Legislativo, que ya iban en descenso, terminó por desplomarse a mínimos históricos.
Durante el periodo de mayor efervecencia en octubre y noviembre de 2019, varias misiones limitaron el trabajo proselitista de sus misioneros para resguardar su integridad. En algunas misiones, por ejemplo, a los misioneros se les permitió salir (con ropa de calle y sin sus placas) solo a comprar comida, almorzar en casa de miembros y a citas fijadas hasta antes de cierta hora de la tarde. En varias estacas fueron suspendidas las reuniones dominicales por uno, dos o más domingos, mientras que en otras se llevó a cabo solo la reunión sacramental.
Está situación llamó la atención del élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuorum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante su gira por el Área Sudamérica Sur, que lo trajo a Chile a mediados del presente mes en donde que se reunió con misioneros, líderes y miembros de la Iglesia, además con líderes religiosos.
En medio de esta revuelta, el epicentro de las manifestaciones capitalinas ha sido la Plaza Baquedano (según su nombre oficial, hoy nombrada como Plaza Dignidad por los adherentes al movimiento), la cuál se ha convertido en la postal del estallido social. A este lugar llegó el apóstol, según se ve en la fotografía que él mismo compartió a través de su cuenta de Twitter, acompañado por el élder Juan Pablo Villar, chileno y consejero de la presidencia del área.
En relación a la crisis política y social que vive el país, el líder santo de los últimos días se limitó a dar un mensaje de aliento a los santos chilenos.
«A pesar de las dificultades en este pais», tuitió el élder Uchtdorf, «tengo la confianza en que nuestros miembros chilenos saben que el Señor es conciente de ellos. Él conoce a cada uno de Sus hijos y ama a cada uno de nosotros. El no nos ha abandonado y nunca lo hará. Él estará con nosotros durante todas las dificultades de nuestras vidas».
Las palabras del apóstol llegan en medio de la incertidumbre por el comienzo de marzo, mes en el que los secundarios y universitarios vuelven a clases y ya han anunciado que retomarán las manifestaciones, además de otra manifestaciones masivas que ya han sido programadas por otras organizaciones a lo largo del país.
Reunión con Arzobispo de Santiago
En su hilo de dos tuits, el élder Uchtdorf también recordó su reunión con el monseñor Celestino Aós, quién asumió a fines de diciembre pasado el Arzobispado de Santiago luego de nueve meses de sede vacante desde que el Papa Francisco aceptara la renuncia del anterior arzobispo Ricardo Ezzati por denuncias de encubrimiento de delitos sexuales. Los escándalos sexuales de la Iglesia Católica han sumado al descontento, lo cual motivó la vandalización e incencios a edificios de dicha religión por parte de extremistas.
En la reunión de ambos líderes religiosos, el miembro de los Doce ofreció la ayuda de los miembros de la Iglesia chilenos para «reparar las iglesia dañadas». «Sentí fuertemente que necesitamos ayudarnos mutuamente», escribió el apóstol.
Durante la reunión que sostuvieron ambas autoridades el apostol alemán «expresó su reconocimiento» al arzobispo español por el «trabajo que ha venido realizando en Chile», según constató en un comunicado la Sala de Prensa de la Iglesia en Chile.
El comunicado indica que, además, se trató «la necesidad de ser fraternos, solidarios y compasivos, especialmente en estos tiempos difíciles para la sociedad chilena» y de la convergencia de ambas religiones en Cristo y el servicio a Sus hijos para llegar a la paz.
Revisa aquí el tuit del élder Uchtdorf completo (en inglés):
