Original: LDS Church News
Traducción por Braulio Palma
SAN JOSÉ, Costa Rica.- Si el fútbol es el deporte más popular del mundo, entonces los diferentes mundiales de fútbol, sin duda pueden ser contados entre los eventos deportivos más populares del globo.
Costa Rica organizó recientemente la Copa Mundial Sub-17 Femenina, convirtiéndose en el primer país centroamericano en albergar un mundial. La competencia internacional atrajo a los mejores equipos de 32 países y capturó la atención de los fanáticos del fútbol en todo el mundo.
Mientras que los atletas y entrenadores ejercían sus oficios en los estadios de fútbol a través de Costa Rica, una incansable hermana de la Sociedad de Socorro llamada Yolanda Camacho dirigía el evento masivo fuera de las líneas.
Una aficionada al fútbol de toda la vida, la Hermana Camacho se desempeñó como directora ejecutiva del prestigioso evento deportivo. Ella supervisó casi todos los aspectos clave de la administración de la competencia que fue seguida por los aficionados del fútbol de todo el mundo.
El mundial femenino de fútbol sub17-2014, que fue ganado por Japón, se transformó en un éxito gracias, en gran parte, a los esfuerzos de la hermana Camacho. Las lecciones que aprendió de décadas de servicio a la Iglesia le sirvieron bien durante el evento.
«Como miembros de la Iglesia, estamos acostumbrados a participar en actividades y deportes,» dijo ella. «Después de mi experiencia en la Copa Mundial, puedo dar fe de que las cosas que aprendemos en el Evangelio puede ayudarnos a tener éxito en nuestras vidas. Dios nos sostiene y protege».
La hermana Camacho se unió a la Iglesia hace 43 años.Ella ha desarrollado un amor duradero por las Escrituras y los recursos educativos de la Iglesia. Sus enseñanzas le han ayudado a convertirse en una constructora de puentes, forjando relaciones con personas de todo el mundo.
La organización de un mundial de fútbol no es tarea fácil. Pero la hermana Camacho tenía grandes esperanzas para el torneo en su país natal después de ser testigo como Nueva Zelanda y otras naciones relativamente pequeñas albergaron, con éxito, Copas del Mundo. Ella pasó tres años preparando meticulosamente el evento deportivo de dos semanas.
La planificación y ejecución de la competencia exigían liderazgo, perseverancia y mucho trabajo duro. «Pero al ver la Copa del Mundo venir a Costa Rica, y luego ver el torneo fue muy bueno, me dio una gran satisfacción», dijo.
Hermana Camacho ganó su reputación como un hábil organizadora después de años de trabajo voluntario en los eventos de fútbol de Costa Rica.
Una quiropráctica de profesión, la hermana Camacho vive en una ciudad del interior de Alajuela con su marido, Gregory Kortman. Sus dos hijos adultos, Francisco y Jessica, residen en los Estados Unidos.
Sus diversos deberes cívicos le han proporcionado muchas oportunidades de compartir su testimonio de la Iglesia.
«Me considero una» embajadora anónima» para la Iglesia», dijo. «Dondequiera que voy yo hablo con la gente, los miembros y no miembros por igual, y siempre hablo con ellos acerca de lo que el evangelio ha hecho en mi vida.»