Presidente Henry B Eyring
Mis queridas hermanas, cuán memorable fue hablarles a ustedes en la sesión general de mujeres. Como ya lo mencioné allí, desearán tener paz al enfrentarse a incertidumbres y a los que le pudieran parecer desafíos inminentes.
Por favor recuerden de que el Señor nos ha dado a cada uno de nosotros debilidades para que nos vuelvan fuertes. El reconocer sus debilidades es una bendición, ya que las ayuda a permanecer humildes y las hace acudir al Salvador. El Espíritu no solo nos consuela, sino que también es el agente por la cual la Expiación obra un cambio en nuestra propia naturaleza. Entonces las cosas débiles se hacen fuertes.
A veces Satanás presentará desafíos a su fe; eso sucede a los discípulos de Jesucristo. Su defensa contra esos ataques es mantener al Espíritu Santo como su compañero. Él Espíritu hablará paz a su alma; Él las impulsará a avanzar con fe, y Él les hará recordar los momentos en que sintieron la luz y el amor de Jesucristo.
Hermanas, ruego que tengan éxito. Les testifico que el Padre las conoce, las ama y escucha sus oraciones. Su amado Hijo las invita a venir a Él; y Ellos envían el Espíritu Santo para ayudarlas en sus esfuerzos por servir a los demás a favor de Ellos.