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Opinión | Historia de un buscador de ancestros 

Opinión | Historia de un buscador de ancestros

Chicos, chicas. ¿Cómo deberías llamarnos? ¿los historiadores? ¿los investigadores? ¿geneaplanistas? ¿familyserchologos? No importa. Ésta, a diferencia de otras organizaciones, grupos y fraternidades, somos todos iguales. No existe un genealogista nivel 3, o fase 4, sayayin maestro. No Señores, todos en este grupo somos iguales porque todos nos hacemos la misma pregunta.

¿Dónde estás Juan Perez que naciste en 1870?

Para eso ocupamos los trucos recónditos para ampliar el arbolito familiar. Algunos buscaron en antiguos microfilms y girando la manivela. ¡¡Si jóvenes!! La manivela, ¿o creen que los computadores llegaron en 1900?

Ustedes nacieron con la aplicación en el bolsillo, mientras que nosotros teníamos que pedir los rollos, se perdían, llegaban al centro de historia, no te avisaban, los devolvían y ¡¡Tenías que esperar nuevamente tres meses para que te llegaran!!

Después tuvimos los computadores y con ello un millón de hojas de registros de familias, mal fotocopiados, los cuadros familiares que empezaban y se multiplicaban para poder seguir hacia atrás, todo ese papeleo se solucionó con el grandioso PAF. Por primera vez millones de datos caía en tu bolsillo hasta…. Que el disquete ¡Se rayaba y se perdía!

Sí, chicos y chicas. Fuimos hijos del rigor, nos adaptamos a la tecnología del nuevo siglo y nuestros arboles fueron cada vez más grandes. Con eso ,a veces, nos volvíamos incomprensibles.

Si, bien digo ¡¡incomprensibles!! ¿A caso no se han sentido así alguna vez?

No les ha pasado que por fin encuentran a un familiar buscado por años de esfuerzo y sacrificio y en la alegría quieres compartirlo con tu familia, con tu sangre para que te abrase, lloren juntos y te miran y te dicen “¿y no tienes una foto?”

O dices con extrema alegría “¡¡Encontré a Juan Perez de 1870!!” y te miran con cara de extraño y te dicen «¿y que quieres que haga…?»

Y luego para que tus hermanos y familiares se apropien de tu esfuerzo y digan sin ningún resquemor “mi genealogía llega hasta 1500.” Traicionado por tu sangre.

Pero, en fin, hay algo dentro de nosotros que no podemos explicar, algo que nos hace levantarnos una y otra vez. Algo que por dentro nos dice “vamos, esta vez si los encuentras” y nuevamente vamos a la carga.

Todos recordamos ese momento mágico, ese segundo perfecto donde el mundo se detiene, la respiración para, el segundero deja de sonar y encuentras por fin a Juan Pérez. Sientes en tu cabeza el estallido de muchas voces del estadio, los juegos artificiales, la novena sinfonía de Beethoven, y miles de personas del mundo invisible que gritan de alegría.

Eso, señores, no tiene precio.


Este es un artículo de opinión. El autor expresa su punto de vista el cual es de su exclusiva responsabilidad y no necesariamente representa la posición de FaroALasNaciones.com o la de alguna otra persona o institución.

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