SAN LUIS (Argentina) — La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tuvo una destacada participación en el V Congreso Argentino Interreligioso, realizado en la provincia de San Luis. El evento, organizado por la Dirección de Culto provincial y coordinado por la Mesa de Fraternidad Interreligiosa de San Luis, reunió a líderes y representantes de diversos credos para promover el diálogo y la cooperación interreligiosa.
Entre las autoridades presentes estuvieron el gobernador de la provincia, Claudio Poggi; el ministro de Gobierno, Facundo Endeiza; el director de Culto, Walter Berlo; y la diputada provincial, Nancy Albornoz. También asistieron miembros del Consejo Ejecutivo del Congreso Nacional Interreligioso, como Graciela Páez, junto con representantes de la Mesa de Fraternidad Interreligiosa de San Luis. Por parte de La Iglesia de Jesucristo, participaron el élder Spencer Ricardo, director asociado de Comunicación del Área Sudamérica Sur; la directora de Comunicación del Área San Juan-San Luis, Carina González Durán; el élder Hernán Lucero, Setenta de Área; y el presidente de la Estaca San Luis, David Casari.
Educación y servicio como herramientas de fraternidad
En su presentación, el élder Hernán Lucero y Carina González Durán abordaron el tema “La educación al servicio interreligioso como instrumentos creadores de fraternidad”. Durante su exposición, destacaron cómo la educación y el servicio pueden ser puentes para fortalecer la hermandad entre personas de distintas religiones y creencias. Invitaron a la comunidad a participar en talleres y cursos que realiza la Iglesia, abiertos a todos, con el objetivo de construir una sociedad más unida y solidaria.
El élder Lucero subrayó la importancia de seguir el ejemplo de Jesucristo, citando Lucas 2:52: “Y Jesús crecía en sabiduría, y en estatura y en gracia para con Dios y los hombres”, como inspiración para el desarrollo integral y la convivencia armoniosa entre los seres humanos.
Un espacio de encuentro y aprendizaje
El evento fue una oportunidad para compartir la fe y los principios de la Iglesia con hermanos de diferentes credos, promoviendo el respeto mutuo y el entendimiento. Los participantes describieron la experiencia como inspiradora, reafirmando el poder del diálogo interreligioso y la colaboración en la construcción de sociedades mejores.