En el proceso de mediación entre cónyuges, durante la fase relacionada con las listas autoevaluativas (específicamente en la Lista IV), preguntamos, ¿qué cambios te gustaría ver en tu cónyuge? Un gran porcentaje de individuos responden: “Me gustaría ser escuchada y comprendida” y “Me gustaría que fuera más cariñoso conmigo”. Aquí veremos algo breve sobre la intimidad emocional y física.
Intimidad emocional
Es típico que los novios pasen horas conversando. En estas pláticas se desarrolla una intimidad emocional muy importante. Los matrimonios fundados sobre la intimidad emocional tendrán una gran ventaja. Hay muchas otras cosas que son importantes, por supuesto, tal como mostrarle atención y cariño a nuestro cónyuge, poner a un lado el orgullo, orar por nuestro cónyuge y pedir la ayuda de Dios para fortalecer nuestro matrimonio.
Una vez casados, sin embargo, es típico que los cónyuges le den menos importancia a la conversación y en consecuencia, que la intimidad emocional sufra. La falta de intimidad emocional puede llegar a constituir un rechazo sumamente doloroso.
Hay una herramienta excelente para volver a echarle leña a la intimidad emocional. Se trata de la reflexión empática. Al usarla, nuestro cónyuge se sentirá escuchado y comprendido. Además, es una tremenda muestra de cariño. Requiere de nuestro tiempo y entre los obsequios más grandes que podemos regalar está nuestro tiempo.
En resumen, consiste en brevemente captar los sentimientos detrás de lo que nuestro cónyuge nos está contando. Si respondemos con empatía, esto es una invitación a que él otro siga hablando; si lo hacemos con simpatía, a que calle. Debemos evitar expresar juicios de valor, hacer preguntas que guíen la conversación, o buscar soluciones. Por medio de la reflexión empática podemos darle las riendas a nuestro cónyuge para que lleve la conversación a donde quiera y como resultado, se sienta comprendido.
Ya que es más fácil ver algunos ejemplos que el describirlos, lo invito a que escuche este módulo: https://nature.berkeley.edu/ucce50/agro-laboral/7conflicto/CursoMDI/modulos/04-55/story_html5.html
Intimidad física
Otro tema relacionado, y de gran importancia, es la falta de intimidad física en algunos matrimonios. Un porcentaje importante de parejas que están teniendo desafíos matrimoniales han reducido o abandonado las relaciones sexuales. Me ha tocado, en el proceso de la mediación, escuchar el dolor, y sentimiento de rechazo, que sufre la persona que desea tener relaciones íntimas pero que su cónyuge muestra muy poco o ningún interés. Esto conlleva a que las personas se sientan víctimas del repudio, algo que puede afectar a las mujeres y a los hombres. Ciertamente es un tema complejo que pueda requerir de ayuda profesional.
Aquí me gustaría abordar el tema desde el punto de vista de una terapeuta matrimonial, Michele Weiner-Davis. Ella cuenta que no escogió su carrera, sino que su carrera la escogió a ella. Michele vivía en la familia idílica. Todo parecía perfecto. Su mundo se desintegró de un día a otro en su adolescencia, cuando sus padres decidieron divorciarse. Desde entonces se ha especializado en salvar matrimonios.
Michele explica que en matrimonios donde las relaciones íntimas se han disminuido o eliminado por completo, que esto muchas veces se debe a que una de las dos partes está menos interesada en el sexo. También cuenta que la sexualidad en el matrimonio va mucho más allá que el sexo. O sea, que está vinculada a sentimientos de amor y cariño entre la pareja y que la falta de sexualidad, para la persona que se siente rechazada, tiene consecuencias dolorosas. O sea, que el asunto va mucho más allá que las necesidades físicas del cónyuge rechazado —también afecta a su autoestima.
Michele explica que hay diferencias entre las personas en cuanto a su interés en tener relaciones sexuales. Algunas, ella explica, primero sienten algún interés mental y eso las motiva a acercarse a su cónyuge con esa intención. Otras, en cambio, raramente sostienen esos pensamientos. Sin embargo, se interesan cuando su cónyuge los toca o acaricia.
Eso me hace pensar del concepto de los aperitivos. Puede que las personas no tengan hambre, pero al comer algo les baja el hambre. Michele Weiner-Davis explica que hay personas, entonces, que gozan del sexo con su cónyuge, pero simplemente no les despierta el interés a no ser que el cónyuge los interese —pero que deben dejarse interesar.
Michele sugiere que este es un tema que debe ser conversado entre los esposos. Que no debería ser un asunto dominado por el cónyuge que tenga menos interés en el asunto. O sea, que es un tema de negociación como tantos otros en el matrimonio.
La terapeuta destaca varios puntos importantes en un excelente video, El matrimonio que padece de hambre sexual. Recomiendo que cada cónyuge lo veo, en forma aparte, pero no con la intención de identificar lo que su contraparte hace mal. O sea, no con la intención de culpar. Al contrario, es imprescindible que cada persona lo estudie y repase varias veces, haciéndose esta pregunta, “¿Qué desafíos identifica la terapeuta que son cosas que yo podría mejorar en mi matrimonio para mostrarle más cariño a mi cónyuge?”
https://amara.org/en/videos/eFpPoYHLqe2e/es/948840/
Conclusión Consideré qué hará usted hoy día para fortalecer su matrimonio, y para dedicarle tiempo especial a su cónyuge, ya sea saliendo a caminar solitos, u otras formas de seguir trabajando para que el amor perdure en su relación.
Foto: radu-florin-ZqGUzchq0rs-unsplash
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