Para nadie es un secreto que Jaycee Carroll es mormón. Su devoción es de sobra conocida entre sus fans y amantes del baloncesto. Por su personalidad discreta y humilde, apenas predica ningún detalle de su vida, pero cuando le preguntan por el secreto del buen hacer del que hablan sus amigos, sólo atina a achacarlo a su fervor religioso: «Mi experiencia como misionero me enseñó a servir a las demás personas y me hizo comprender la importancia de la disciplina, el esfuerzo,… ¡y la perseverancia!». Jaycee explica cómo, durante el tiempo que estuvo sirviendo y extendiendo la palabra de la fe, sólo 10 de cada 1.000 personas le abrían la puerta de casa para escucharle. «¡Aprendes a ser fuerte y constante para poder vivir con esta estadística!», exclama el jugador entre risas.
«Un dato que muchas personas desconocen de los mormones -explica- es que la decisión de irte dos años de misionero es personal y no algo obligatorio en nuestra religión». Durante su etapa en Santiago de Chile, vivió prácticamente incomunicado. Se levantaba a las 6:30 de la mañana para estudiar los textos sagrados y salir a la calle para compartir su fe con quien se encontrara por el camino y aceptara la propuesta. «Me llamo Carroll y me gustaría compartir el mensaje de Dios contigo y con tu familia», decía al presentarse.
Mejor version de mi! #Misiònero #Santiagodechile #2003 #gordito pic.twitter.com/uxSx7pbWPW
— Jaycee Carroll (@JayceeCarroll) 15 de diciembre de 2015
Tras escuchar al joven americano, la familia debía sellar un compromiso con él, ya sea para leerse un capítulo de sus libros de la Iglesia o para poner en marcha alguna acción a favor de los más necesitados.
Carroll vivió, durante este tiempo, ajeno a las noticias. Sólo le permitían hablar con su familia dos veces al año. Pero este aislamiento y bajada de revoluciones de un chaval de apenas 19 años, no le impidieron regresar a casa para ingresar en el equipo de baloncesto de la Universidad de Utah y convertirse en el mayor anotador de la historia de la institución. «Recomendaría a todos los jóvenes con potencial y con una carrera deportiva de élite por delante que pasaran por la experiencia que viví. Es una oportunidad para olvidarte de ti, de tu éxito. Una ocasión de oro para pensar y servir a los demás con la mejor versión de ti mismo», describe Carroll.
Hoy, la estrella de Utah forma parte de una de las plantillas de baloncesto más cotizadas fuera de la NBA y se ha convertido en una pieza determinante en el equipo madridista. Su disciplina en los entrenamientos y preparaciones marca la diferencia.
Además de la tradicional siesta previa al partido, Carroll confiesa que, antes de salir a jugar, trata de calmarse y concentrarse en el vestuario con la lectura. «Ahora estoy leyendo la biografía de John Stockton, una estrella de los Utah Jazz que consiguió el récord de asistencias y robos de balón en la NBA», cuenta. Contemplándole sereno con su libro de Stockton en las manos sentado frente a su taquilla, resulta complicado de creer que, pocos minutos después, pueda transformarse en el torbellino del Barclays Center de Madrid.
LA FAMILIA
Su mujer Baylee -a quien como en las películas americanas conoció en sus años de universidad cuando ella era animadora- reconoce la parte de culpa que tiene la religión en el éxito de su marido. «Jaycee se levanta todos los días, lee El Libro de Mormón y reza -cuenta-. Esta costumbre le ayuda a mantenerse concentrado y motivado». Para su incondicional compañera, es el amor que tiene por todo, y no sólo por el baloncesto, lo que hace tan especial a Carroll. «En una ocasión, Laso, su entrenador, contó que si cuando sus hijos crezcan acaban pareciéndose a Jaycee, sentirá que habrá triunfado como padre», narra orgullosa al lado de un Jaycee sonrojado.
España tiene alrededor de 43.000 miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocidos popularmente como mormones. Fundada por un estadounidense llamado Joseph Smith, 15 millones de feligreses profesan su fe en todo el mundo.
Con una representación minoritaria en comparación con otras religiones, el conocimiento que tenemos sobre ella es muy escaso. «Algunos de mis compañeros tienen curiosidad y me hacen preguntas», dice Carroll.
La religión y la reflexión también se cuelan en la semana de esta familia americana conservadora. Los lunes, cuenta Jaycee, tienen la Family Home Evening, donde se juntan los cinco, hablan de la fe y le preguntan a sus hijas cómo reaccionarían ante determinadas situaciones. «Es increíble lo que puede llegar a responder una persona tan pequeña», explica el jugador. «Nuestras conversaciones no van sólo sobre asuntos religiosos. Queremos que aprendan a relacionarse con las personas», añade Baylee.
Fuente: elmundo.es