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Joven bailarina SUD comparte sus talentos y testimonio 

Joven bailarina SUD comparte sus talentos y testimonio
Gisele Bethea. | Foto: Deseret News

| Deseret News | — La bailarina Gisele Bethea tiene 16 años, es de Mesa, Arizona ha recibido numerosos reconocimientos, ha viajado por el mundo haciendo diferentes presentaciones y actualmente ha pedido unirse a la American Ballet Theatre Studio Company.

Pero su talento en el mundo del ballet no es lo único que distingue a Bethea. Ella pertenece a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y no teme al compartir su testimonio donde quiera que va.

“Bethea nunca ha tenido miedo de compartir sus creencias o decir a las personas que ama al Padre Celestial”, dijo su madre, Heidi Bethea. “Ella siempre esta hablando cosas así con sus amigos, aun en su niñez”.

Gisele Bethea tenia 4 años cuando comenzó a bailar en derredor de la casa. Su madre se dio cuenta y la llevo a un estudio de baile local donde Bethea comenzó a tomar clases de baile recreativo.

Cuando Bethea cumplió 8 años, su profesor de baile reconoció su talento como bailarina y sugirió que sus padres la enviaran a Rusia para entrenar con los mejores maestros de ballet del mundo. Pero eso no era una opción para la familia de Bethea, pero la joven bailarina comenzó a entrenar con su profesor. A los 12 años, Bethea entro en la academia de ballet de Scottsdale, Arizona, y ha estado entrenando ahí desde entonces.

Ser observada por el mundo ha sido mucha presión para una joven de 16 años. “Tengo que asegurarme de que todo el tiempo este en los estándares más altos. La gente me esta mirando. Creo que la mejor manera de hacerlo es siendo humilde” dijo Bethea.

Bethea dice que si se olvida de que su familia, amigos y maestros están ahí para verla, el estrés se vuelve muy difícil de manejar. Esta consiente del apoyo de sus cercanos, eso la ayuda a permanecer humilde.

“La vida familiar no es normal para nosotros” dijo Heidi Bethea. “Creemos que hay un propósito para todo esto, estamos felices de haber jugado un papel tan importante para lograr que Gisele sea lo que es ahora”.

Heidi dijo que las decisiones sobre el entrenamiento de su hija son asuntos familiares, conjuntamente decidimos a que competencias viajara.

“Sentimos con mucha fuerza que tenemos que permanecer cerca del Espíritu”, dijo Heidi. “Siento que hay que vivir lo suficientemente cerca de El, por que El es la clave. Otra de las claves que nos ayudan a tomar decisiones es que el evangelio siempre es una prioridad”

A pesar de todo su entrenamiento a lo largo del día, Gisele asiste a seminario en las mañanas y nunca va a dormir sin antes leer las escrituras. El no asistir a seminario y el no leer las escrituras no son una opción, el evangelio siempre es lo primero.

Como bailarina, Bethea tiene que prestar mucha atención a sus trajes. Se a mantenido firme con la modestia y sus maestros saben exactamente lo que ella se va a poner o no.

“No estoy dispuesta a mostrar mi abdomen porque es mío y de nadie más” dijo Bethea. La modestia durante el entrenamiento también es importante para Bethea, sobre todo cuando va al estudio y cuando regresa a casa. Sus normas y hábitos se han convertido en un medio para compartir aun más sus creencias con sus compañeros.

En las competencias, a menudo se encuentra con personas que no quieren tener nada que ver con sus contrincantes. Pero Bethea ve esto de otra manera. “Quiero conocer a mis contrincantes. Quiero que sepan que son amados, que tienen mi apoyo y que apuesto por ellos”, dijo. “Si lo hago, construyo una amistad con ellos y soy capaz de preguntar acerca de su vida personal y sus creencias”

Gracias a una competencia internacional, Bethea estaba en un aeropuerto hablando con su traductor, quien le dijo que cuando bailaba ella parecía una princesa. “Le ayude a entender que soy una hija de Dios y que realmente soy una princesa”. Luego Bethea le pregunto a su traductor si creía en Dios, a lo que el traductor respondió que sí. En una rápida conversación antes de abordar el avión, ella compartió su testimonio sobre el Padre Celestial y Jesucristo.

“Es por eso que me encanta bailar” dijo Bethea. “Porque cuando bailo, puedo compartir el amor de Dios”.

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