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La curvatura escondida de la fe 

La curvatura escondida de la fe

 yo fuese un habitante del medievo, que viviese en una aldea de Castilla la Mancha (no conozco nada más llano) y no me moviese de mi aldea y mi huerto. Diría que la tierra es plana. Vería salir el Sol por el Este y ponerse por el Oeste. ¿A que otra conclusión podría llegar?

Digo esto porque no creo que tuviese energías para abstraerme de mi trabajo y dedicar mi tiempo a tareas de observación y cálculo para las que no estoy muy dotado. Sé que reconocer esto es poco elegante. No me preocupa, después de todo… ¿quién me lee?  _risas_

Sin embargo mucho antes del medievo, donde yo cavaría con esmero en mi huerto de hortalizas. Un hombre nacido en el 280 A.C. llamado Eratóstenes conocía una curiosa observación de su tiempo. Y el si le dedicó tiempo.

En la ciudad de Sienne en Egipto el 21 de Junio, cuando comienza el verano, los objetos no proyectaban sombra, el Sol estaba justo en la perpendicular.

Pero en ese mismo día en la ciudad de Alejandría distante unos 790 Km, los objetos proyectaban una sombra de 1/50 de la circunferencia, es decir 7º 12′. Para él estaba claro que esa diferencia solo obedecía a la curvatura de una tierra esférica.

Y es que viajar enseña mucho.

El plan de salvación
La curvatura escondida de la fe
El plan de salvación

El plan de salvación, como se reveló en las restauración, es como un mapamundi o planisferio. Nos muestra una representación plana de algo que no es plano.Cuando era misionero colocaba mis figuras recortadas y plastificadas del plan de salvación sobre la mesa. Eran de colores la del velo era alargada y en forma de nube, la muerte una tumba con su cruz. Todo estaba claro, la preexistencia, el velo, nuestra llegada a la tierra…era como un planisferio de nuestro recorrido por la vida.

Sin embargo ocultaba a nuestra mente un hecho: el mundo de fuera no era tan claro, al salir a la calle, todo era más complicado y extraño. Todo se curvaba y ante mí, tan solo la tierra y en ésta Alcobendas. Solo podía ver nuestra agenda de trabajo para ese día y sin garantías de que las citas no fallaran. Todo se perdía en la curvatura de un mundo que ocultaba cualquier certidumbre sobre el mañana.

¡Qué hubiera dado por un mapamundi de una sola semana!En los Salmos del rey David encuentro claramente esta idea. Veo a un rey rodeado de enemigos, con una situación en su reino preocupante. En el salmo 42. David recuerda cuando acompañó el arca hasta Jerusalen con cánticos y alegría para todo el pueblo

«Me acuerdo de estas cosas y derramo mi alma dentro de mí, cuando yo iba con la multitud y la conducía hasta la casa de Dios,con voz de alegría y de gratitud, haciendo fiesta la multitud.» (4)

Todo tenía sentido para el rey en este momento, sin embargo, después de un tiempo…

«Y a Dios, mi roca, diré: ¿Por qué te has olvidado de mí?¿Por qué andaré yo de duelo por la opresión del enemigo? Con quebranto en mis huesos, mis enemigos me afrentan,diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?» (9-10)

Alma ¿dónde está papa?
La curvatura escondida de la fe
Alma ¿dónde está papá?

Alma fue nuestra primogénita y puso en nuevas situaciones a unos padres primerizos.

Recuerdo en nuestro pequeño apartamento de Madre Mazarelo, el momento cuando salía de casa para el trabajo. Ella lloraba desconsolada, no quería que me fuera. Extendía hacia mí sus bracitos para impedirlo.

Reconozco que me hacía gracia ese temor infundado. Pero ahora veinticinco años después, me conmueve, me hace reconocer la profundidad de los afectos de mi hija hacia un padre ligero y rápido en sus salidas. Sus manitas abriéndose y cerrándose, ahora desde la memoria, me asombran y enternecen. Hace falta tiempo para llegar al fondo algunas escenas.

El mundo de mi hija tenía una fuerte curvatura, que me hacía desaparecer de su horizonte en unos pocos pasos. La incertidumbre de volver a verme la angustiaba. Ella y todos esos niños pequeños, querrían no perder de vista a su padre y desde la lejanía tenerlo presente en su pupila. Alma aprendió a no ver y esperar.

En mi precipitación, no reparaba cabalmente en sus bracitos extendidos y su llanto era el usual en los niños. Sin embargo ante mí se desplegaba un misterio escondido. Yo trataba de calmarla y explicarle que volvería luego a contarle un cuento o con una golosina. Era inútil, al cerrar la puerta la seguía escuchando.

Yo intentaba desdoblar ante ella el «planisferio» de los papas que se van y aparecen de nuevo, pero mi pequeña solo podía entender que su papa se iba, desaparecía tras la puerta.

Al rey David, sus enemigos cruelmente le espetaban ¿Dónde está tu Dios? pero David lo recordaba cuando cantaba ante él. Y en su presente lo esperaba tras el horizonte cuando dice «En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has hecho estar delante de ti para siempre. Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén. (12-13)

Pero sus enemigos aplanaban el mundo y solo decían al rey «mira tu padre se fue, no está»

Un mundo plano
La curvatura escondida de la fe
los abismos de los mundos planos

Todos nosotros vivimos en un mundo plano. No se alarmen, Eratóstenes no se equivocó en sus cálculos. Sin embargo hemos conseguido aplanar un mundo que en su curvatura ocultaba sus misterios y sus gentes.

Un ejemplo familiar. Nuestro hijo David estudia al otro lado del Atlántico. Diariamente hablamos con él, lo vemos con frecuencia por Skype. A través de la pantalla de televisión, le acompañamos mientras camina por el campus o almuerza en su apartamento. La sensación es que no se fue del todo. Podría decir que no hay un horizonte definitivo entre él y nosotros. Casi podría afirmar que el espacio entre nosotros es plano y que desde aquí podemos verlo.

La tecnología ha aplanado nuestro mundo. Ahora la información es lluvia constante y perpendicular e inmediata a cada persona. Al igual que Eratóstenes consideraba que la luz solar era perpendicular en cualquier punto de la tierra, igualmente hoy sólo hay un presente para todos nosotros.

Las redes sociales han arqueado la geometría del mundo y la memoria. Traen al presente lo que debería estar olvidado. La censura del tiempo, que nos oculta el pasado del universo, ahora se descarta en el nuestro. La memoria en sintonía con la geometría de una esfera, va dejando atrás los sucesos de su horizonte y nos proporciona el alivio del olvido. Ahora es arrancada y aplanada. Lo que en un principio es divertido al final satura un presente afanado en gestionar un pasado que vuelve y vuelve sin otro fin que estar ahí.

Un mundo de esta naturaleza, enaltece el presente inmediato y relega la memoria. Algo que sucedió hace una semana es un pasado remoto, las noticias pierden su vigor en días, nada se retiene en esa afluencia constante.

Sólo la justicia y sus procedimientos de velocidades humanas y no electrónicas, recupera la memoria. Por eso lo legal es el único referente en la conciencia de lo bueno y lo malo en nuestra sociedad. Vemos cómo se justifica cualquier comportamiento sin importar su bondad o maldad, solo porque es legal.

Un mundo sin curvatura

En un mundo plano el ángulo moral es 0º, porque todo se reduce al criterio perpendicular radiante, igual y homogéneo en cada espacio. Ese criterio legal y creciente que permite reconocer y comerciar como órganos y tejidos humanos los de un feto de veintiuna semanas y sin embargo niegan la condición y los derechos humanos a quien despojan de esos órganos.

En un mundo plano, los extremos de la vida pertenecen al abismo de la nada. No existes antes de

La curvatura escondida de la fe
Los terribles límites de los mundos planos

nacer y después vendrá el abismo de oscuridad donde todos nos precipitaremos. Volvemos a esos mismos mitos de antaño, igual que aquellos navegantes que osaban traspasar las columnas de Hércules y eran víctimas de monstruos terribles o abismos sin fondo.

En ese mundo, sus habitantes se guían por lo que ven. Las respuestas a cualquier  pregunta , son como rayos, perpendiculares a la persona y paralelos entre ellos. No importa latitud, raza u origen. Por lo tanto no hay continentes ocultos, porque éstos serían visibles.

Al igual que en la apostasía todo estaba contenido en la Biblia, ahora lo está en la razón. Y ciertamente es un amplio espacio el que proporciona ésta, pero en sus bordes están los mismos abismos que antes. La satisfacción de vivir en esa geometría desaparece cuando miras sus límites, estos no te ofrecen nada, solo vació y oscuridad. Para mí más terribles que los monstruos marinos que hundían los
barcos en las profundidades.
Para el hombre de ese mundo sin curvatura, cualquier límite es el final. Tan solo la gran afluencia de información le da la ilusión de vivir sin ellos. Pero las preguntas básicas como de dónde venimos o a dónde vamos, le acechan. Son sus columnas de Hércules, más allá de ellas está el vacío oscuro y sordo de los mundos planos.
En ese mundo no hace falta la fe, porque las cosas que no se ven, pueden que existan o sean verdaderas, pero no interesan. Porque ellas hablan de que más allá de esas columnas hay otro mundo. Y eso rompería la geometría dominante.

La curvatura de la fe

Hay veces que conocemos en Siena a unos amigos o parientes con un Sol perfecto, y bajo el mismo nosotros en Alejandría nos parece nuestra vida sombría y oscura  y entonces nos preguntamos como David «Despierta; ¿por qué duermes, oh Señor? Despierta; no nos rechaces para siempre. ¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestra aflicción y de nuestra opresión? Porque nuestra alma está agobiada hasta el polvo; nuestro vientre está pegado a la tierra.» Salmos 44:23-25

No parece que vivamos el mismo mundo ni que los rayos del Sol sean para todos iguales.
Nos enseña ese mundo esférico que nuestra vida también es un ciclo. Que el sueño, parecido a la muerte trae el despertar, que en la rueda de las estaciones conocemos mejor a la tierra y en ella también su sueño y despertar. Y que lo mismo ocurre en nuestras estaciones siendo el invierno de la vejez la promesa de otra juventud.

Las generaciones

Una generación, sucede a otra y el giro de la vida nos enseña los otros que nos rodean. Pero en todos estos hace falta la fe en la cosecha, en el despertar, la fe en ver a nuestros nietos. Y nada de estas cosas está garantizado. Porque todas se esconden en un horizonte.
Por eso en esta geometría la memoria es necesaria y una guía para el camino.

La curvatura escondida de la fe
El ángulo α entre Alejandría y Sienna

“Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado la obra que hiciste en sus días, en los tiempos antiguos.”Salmos 44:1.
Ahora estimado amigo dejemos por un momento la hazada, porque hemos de analizar algo que es de suma importancia

     Hay un hecho que cambia todo lo que nos han contado e ignorarlo sería un gran error, no para nuestras hortalizas, sino para nosotros.

En el año 33 D.C. Jesús de Nazareth fue crucificado, murió y al tercer día resucito de entre los muertos. No existe en la historia del mundo una propuesta de tal peso ni de las consecuencias que se derivan como esta declaración. Podemos considerarla o no. Pasar de puntillas por ella o no. No hay nadie en la historia de la humanidad como Jesús el Cristo. Nadie ha planteado hechos y enseñanzas tan trascendentes como los suyos.

α, la curvatura escondida de la fe

En el gráfico lo podemos comparar a la sombra en Alejandría. Esa pequeña sombra de algo más de 7º es como Cristo. Lo cambia todo y no depende de cuantos lo crean. Es un hecho no opinable.

El resultado de esta declaración solo puede ser verdadero o falso. No puede ser bien o mal, tampoco puede ser de acuerdo o en desacuerdo, ni conveniente o inconveniente. O es 0 o es 1. Si es 0 el mundo es plano. Y si es 1, deberíamos empezar a replantearnos nuestra relación con las llanuras de Castilla La Mancha.

Si se mira el gráfico el ángulo β es del mismo valor que el ángulo α. Luego Cristo es el centro de toda geometría, de todo giro. Y su resurrección y expiación son hechos suficientemente poderosos para curvar desde nuestras columnas de Hércules el horizonte. El nos anima a seguir y no desfallecer.

Colón enfrentó lo desconocido porque sabia de una tierra esférica. El como mi hija aprendieron a esperar en lo que no veían. Y eso, amigos, se le llama fe. Fe en que papá volverá a casa.
Esa curvatura hace que el hijo que ve al padre inerte en su sepultura, pueda esperar algún día llegar a un continente oculto.Ver de nuevo a su padre y estrecharlo contra su pecho. Ese ángulo en las afueras de Jerusalen, cuyo seno empieza en una tumba nueva cavada en roca,  ayuda a que una madre albergue la confianza en encontrar a su hijo más allá de esas columnas que imperiosas se nos dice son el final de todo.

La fe algo extraño
La curvatura escondida de la fe
Fe no es tener un conocimiento perfecto de las cosas

Leemos en el Libro de Mormón «…La fe no es tener un conocimiento perfecto de las cosas; de modo que si tenéis fe, tenéis esperanza en cosas que no se ven, y que son verdaderas.» Alma 32:21. Está hablando de algo extraño, de algo que no podemos ver o entender a simple vista. La esperanza es una proyección de nuestra alma, es lanzarla más allá de lo que vemos. Más allá de lo que el horizonte esconde. Esta hablando de cómo conducirse en un mundo curvo. Sin embargo leamos algunas declaraciones de Korihor

          «Miráis hacia lo futuro, y decís que veis la remisión de vuestros pecados. Mas he aquí, esto no es sino el efecto de una mente desvariada; y este trastorno mental resulta de las tradiciones de vuestros padres que os inducen a creer en cosas que no existen….
…en esta vida a cada uno le tocaba de acuerdo con su habilidad; por tanto, todo hombre prosperaba según su genio, todo hombre conquistaba según su fuerza; y no era ningún crimen el que un hombre hiciese cosa cualquiera.»
Alma 30:16-17
Es difícil encontrar una declaración más reveladora de alguien que renuncia a la fe. Que se conforma a la geometría local y plana de una vida vencida por el fatalismo.

La curvatura escondida de la fe
El pueblo de Anti-Nefi-Lehi
La medida del mundo

La fe en Cristo, da la medida del mundo y del alma, de igual manera que esos 7º 12′ dio a Eratóstenes la medida de la circunferencia terrestre. La fe en Cristo nos enseña a entender cabalmente la curvatura de este mundo.

El pueblo de Anti-Nefi-Lehi experimento este cambio «…Y se distinguían por su celo para con Dios, y también para con los hombres; pues eran completamente honrados y rectos en todas las cosas; y eran firmes en la fe de Cristo, aun hasta el fin.» Alma 27:27 y un Enós que fue a cazar, sintió dentro de sí el milagro del perdón y se pregunto «¿cómo se lleva esto a efecto?…»Por tu fe en Cristo, a quien nunca jamás has oído ni visto.»Enós 1:8
Recibimos en la sección 1 de DyC una razón más para la restauración«para que también la fe aumente en la tierra;» (21)

En la actualidad hay muchas más evidencias, la restauración con la primera visión y el Libro de Mormón, son hechos poderosos. No son opiniones a debatir, son hechos que pueden ser verdaderos o falsos. Pero ninguno nos sugiere un mundo plano. Sino un mundo donde la fe, forma parte del ángulo α. Sin ese vector no podemos enfrentar la avanzada geometría del plan de salvación.

Si nos fijamos, los hombres lo simplificamos todo. Pero el evangelio requiere de un esfuerzo en atender a razones extrañas. De la misma forma que Eratóstenes, tuvo que lidiar con palos, sombras y ángulos para acceder a una mirada diferente del mundo. Nosotros hemos de usar los testimonios de profetas, las escrituras y la oración. Todo esto para entender la forma del mundo.

La geometría del plan de salvación

La geometría avanzada del plan de salvación añade a nuestra mente una capacidad original de tratar con el mundo. Como consecuencia nuestra vida obedece a usos extraños que solo se comprenden aplicando una actitud más «espacial» que la de Korihor. Éste que se movía en una superficie de valores tan simples como (¿Qué me interesa? x ¿Qué puedo hacer?) dando el interés personal como resultado.
Consideraba locura el tratar con la geometría de los dioses en el caso de la esfera 4/3πR3 . Arquímedes, el descubridor de esta formula, le dio tanto valor que puso una representación en su tumba.

La curvatura escondida de la fe
Su curso es un giro eterno

Cuando leemos en DyC  3:2» Porque Dios no anda por vías torcidas, ni se vuelve a la derecha ni a la izquierda, ni se aparta de lo que ha dicho; por tanto, sus sendas son rectas y su vía es un giro eterno.» nos está introduciendo en su geografía, nos está hablando de cómo la recta y los giros conforman sus labores. Nos muestra algo mucho más desarrollado que la visión plana del mundo.

Si él es el centro, toda la geometría cambia. Entendemos la vida como una esfera y no como un plano finito. Veremos a las cosas con sus dimensiones correctas y veremos crecer al ser humano en todas las dimensiones de su naturaleza. De lo contrario a la geometría resultante le faltara el vector replegado de la fe. Que esconde las moradas de su padre detrás del velo.


Este es un artículo de opinión donde el autor expresa su punto de vista el cual es de su exclusiva responsabilidad y no necesariamente representa la posición de El Faro Mormón o la de alguna otra institución.

Fuente: teancum.es

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