SANTIAGO, Chile — En un país de raíces mayormente europea y algunas mezclas con mapuches y otro nativos de esta larga franja de tierra, no era común ver personas afrodescendientes por las calles. Hoy la población negra ya es parte de la estructura social de la nación sudamericana debido a la explosiva migración de haitianos al país. Hoy en día ya no solo se les ve en las calles, también en las escuela, el los lugares de trabajo y, cada vez más, en los centros de reuniones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
De acuerdo a las cifras del Ministerio del Interior, entre el 2014 y el 2017 el país experimentó un crecimiento de la población haitiana correspondiente a un 4.433%, sumando más de 73 mil personas, convirtiéndose en la sexta nacionalidad extranjera con mayor presencia en Chile. Aunque no hay una cifra exacta de cuantos son miembros de la Iglesia, si se pueden apreciar una fuerte presencia de ellos en las estacas de Quilicura, San Bernardo, San Miguel y las del centro, entre otras. Muchos de ellos se han convertido al evangelio después de su llegada a Sudamérica.
Uno de ellos es el élder Prophète. La comunidad proveniente de la excolonia francesa del Caribe debe hacer frente a la barrera del idioma (el creol y el francés son sus lenguas maternas) y, en muchos casos, de la pobreza y el racismo. La historia del élder Prophète refleja parte de esta realidad y cómo, luego de haber conocido a los misioneros santos de los últimos días, su vida comenzó a cambiar.
A continuación dejamos su historia escrita en por él mismo.
Soy Rolando Prophète. Nací en Haití, específicamente en la parte del norte de Haiti, en Cabo Haitiano. Nací en una familia de clase media. Después de mis estudios normales y otros estudios profesionales de comunicaciones, mis padres querían enviarme a estudiar a otro país para prepararme mejor y para tener mejores oportunidades de trabajo. Hacer contacto para países como Canadá y Estados Unidos fue realmente difícil y yo estaba impaciente porque quería comenzar a estudiar. Durante este tiempo mi padre escuchaba por todo el país acerca de Chile y él empezó a solicitar información y encontró a un amigo que tenía un conocido en Chile que quería ayudarlo (a mi padre) para que yo pudiera ir a Chile.
Llegué a Chile solo, sin mi familia, estaba vulnerable y sufrí el robo de mi dinero. Viví en una granja como por un mes y medio, sin trabajo. Fue muy difícil. Durante mi búsqueda de trabajo un compatriota me aconsejó ir a Melipilla para encontrar un trabajo formal y de esa forma arreglar mis documentos en el país y vivir en forma regular, pero fue realmente difícil. Pasé por muchas cosas que en mi país nunca viví: miseria, hambre, el estrés de ver a mi padre enviándome dinero que era realmente insuficiente para pagar mi alojamiento y para comer bien.
Un hermoso día de invierno yo estaba en la calle y dos misionero de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Último Día se acercaron a hablar conmigo del Evangelio, luego fueron a mi casa y me enseñaron. Me visitaban casi todos los días y me enseñaron el Evangelio y el 27 de julio de 2017 fui bautizado. Desde ese día mi vida cambio completamente. Decidí arrepentirme y seguir al Padre Celestial. Sentí mucha felicidad y fuerza. Me sentía libre de mis problemas y aflicciones. He hecho convenio de seguir a Dios y guardar sus mandamientos, prometí permanecer digno.
Cuando cumplí 4 meses de miembro de la Iglesia, en este evangelio verdadero y maravilloso, sentí el impulso de servir en una misión, sentí la necesidad de servir al Padre, de servir y ayudar a otros para pudieran encontrar esta luz. Hablé con mi obispo y él decidió ayudarme. Creé una cuenta de internet de la iglesia y comencé a completar el formulario de solicitud en línea para la misión. Siempre tuve la ayuda de mi obispo, él hacía los contactos para completar mis temas médicos y dentales. Una vez terminados todos los temas médicos, comencé con las entrevistas con mi presidente de estaca. En cada entrevista estaba muy emocionado. Durante las entrevistas recibí varias asignaciones de parte de mi presidente, en preparación para ser recomendado. Una de esas asignaciones fue estudiar la lección 2 de Predicad mi Evangelio para luego enseñarla en una próxima entrevista a mi presidente.
Llego el día de cumplir con la asignación. Esta fue una de las entrevistas más importantes para mí. Estaba muy emocionado y animado por cumplir con esta asignación, porque tenía mucho deseo de servir al Señor como su misionero. Ese día cumplí con mi asignación y el presidente me comento que sentía que estaba preparado para servir y me informo que me recomendaría para el servicio misional.
Cada día me levantaba con gran emoción, con tanta ansiedad porque estaba esperando noticias acerca de mi misión, estaba esperando la respuesta. Continuamente preguntaba a mi obispo por noticias de mis papeles misionales. Por fin llego el día, fue el martes 24 de julio de 2018, casi 1 año después de mi bautismo, mi obispo me envió un mensaje indicádome que mi llamamiento había llegado y que debía ir a buscarlo a las oficinas de la Iglesia en Santiago. Estaba tan nervioso, mientras caminaba hacia las oficinas me encontré riéndome solo, mientras me preguntaba adónde el Señor me llamaría a servir. Con mucha alegría y emoción abrí el sobre de mi llamamiento misional y vi que el Señor me llamaba a servir a la Misión Chile Concepción Sur.
Estoy muy feliz porque voy a servir en una misión muy pronto, este evangelio ha cambiado mi vida, en él he encontrado mi gozo, mi fuerza en el Libro de Mormón, en las Escrituras inspiradas por Dios, en Su Iglesia verdadera y en Su Evangelio verdadero restaurada en estos últimos días.
Nota del editor: El élder Rolando Prophete tiene 22 años y es miembro del Barrio Melipilla 2 de la Estaca Talagante Chile. Comenzó su servicio misional el 20 de septiembre de 2018 y actualmente se encuentra en el Centro de Capacitación Misional de Chile. De acuerdo a la información que tenemos, él es el primer converso haitiano en Chile que es llamado a servir una misión de tiempo completo.