“Serás llamado para predicar el Evangelio en las Américas… recorrerás las calles de los pueblos y hablarás en el nombre del Señor”.
Las anteriores son palabras de la bendició patriarcal Eduardo Ayala, quien falleció la tarde de hoy, 24 de septiembre de 2020, en su casa en Quilpué, Chile, rodeado de su esposa e hijos, producto de un cáncer terminal detectado hace dos meses, luego de años de una frágil salud.
Como parte de la historia pionera de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Chile, Ayala acumuló una larga lista de llamamientos, cientos de personas a las que sirvió y miles de historias espirituales y chistosas que disfrutaba contar.
Luego de su bautismo en 1969, su primer llamamiento fue como presidente de la Escuela Dominical y líder de los jóvenes en su rama, aún antes de ser ordenado como élder. Más adelante, sirvió como presidente de distrito, dos veces como presidente de estaca, dos veces como representante regional, miembro del comité para el Templo de Santiago, sellador del templo, presidente de misión y miembro del Segundo Cuórum de los Setenta entre los años 1990 y 1995.
Sus orígenes vienen de cerca de la zona carbonífera de Coronel, Región del Biobió, donde nació un día 3 de mayo de 1936 como Eduardo de la Cruz Ayala Aburto, de sus padres Magdonio Ayala y María Aburto.
“Fue un servidor y líder innato”, comenta su nieta Ly-ann Ayala, “viví con él y sé como era su corazón, siempre nos alegró son sus chiste, nos cantaba canciones, nos tocaba la guitarra, nos contaba sus aventuras en la misión y como autoridad general. Nos enseñó mucho sobre el evangelio. Tengo mucho que decir de él pero llenaría muchas páginas. Me crió, me acompañó en mi adolescencia y fue quien me selló a mi familia, nunca olvidaré sus especiales palabras”.
Todos los que le conocieron, aunque fuera un poco, recuerdan de él su gran sentido del humor. “Siempre tenía le chiste en la punta de la lengua” comentó uno de sus exalumnos en Facebook. Otros recuerdan que en sus clases se sentía mucho el Espíritu pero también se reía mucho. “Se pasaba de las risas a las lágrimas” dice otro de sus exalumnos.
En una entrevista concedidó Ayala en 2015 a FaroALasNaciones.com, narró varias de sus particulares experiencias siendo líder.
Cuando se formó el Distrito La Cisterna en marzo 1973, él fue llamado como presidente por el élder Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien le comentó que generalmente se trabajaba un año y medio o dos para que un distrito se fortaleciera y madurara lo suficiente para convertirse en estaca, el presidente Ayala se comprometió a lograrlo antes de un año. “Buena suerte”, le contestó el élder Packer.
Al domingo siguiente de ser sostenido, él junto a su consejeros y su sumo consejo visitaron una capilla en Melipilla. Estando en el patio bajo un gran limonero el presidente Ayala preguntó al resto de los líderes presentes “¿ven los frutos colgando?”, a lo que le respondieron afirmativamente. “Bueno”, dijo él “tenemos que tener una estaca antes de fin de año”. Con la metáfora del limonero él les explicó que debería trabajar para hacer madurar en el evangelio a los líderes. Todos los presentes se comprometiron a cumplir con esa meta.
Pasado el tiempo acordado, el élder Packer volvió a Chile y, luego de entrevistar a varios líderes, encontró a los miembros del distrito lo suficientemente maduros para formar una estaca, por lo que entrevistó nuevamente el presidente Ayala.
“No va a haber una estaca aquí a no ser que acepte ser Ud. el llamamiento como presidente y, además, queremos que trabaje para el Sistema Educativo”, le dijo el élder Packer, a lo que el presidente Ayala respondió que no le interesaba trabajar para la Iglesia, por lo que el élder Packer lo invitó a pensarlo.
Luego de haberlo pensado, volvió a entrevistarse con el apóstol y le indicó que no quería trabajar para la Iglesia. El élder Packer respondió “Muy bien, firme aquí” (indicándole el contrato de trabajo). El presidente Ayala firmó y comenzó su larga carrera como maestro del evangelio, coordinador de seminarios y director del instituto. Al día siguiente se organizó la nueva Estaca La Cisterna, la segunda en Santiago, tercera en el país, siendo él el nuevo presidente.
Al comenzar su trabajo como director del Instituto Santiago, el alumnado sumaba uno 114 estudiantes. Tuvo que pausar su trabajo cuando fue llamado por el élder Gordon B. Hinckley, del Cuórum de los Doce, como presidente de misión en Uruguay y a ese entonces, el instituto ya contaba con tres sedes en Santiago y más de 1.500 alumnos.
Para su misión en Uruguay ya no era necesario servir solo, sino que ahora junto a su esposa Blanca, o “Blanquita” como él solía referirse a ella.
Blanca Ester Espinoza González, nacida en Laja, Región del Biobío, se casó con Eduardo de de la Cruz antes del mediodía del 7 de febrero de 1959 en la oficina registro civil de Coronel teniendo ella 19 años y él 22.
Por ese tiempo Ayala se desempeñaba como planificador industrial para una compañía minera. Más adelante, llegó a Santiago como planificador para tres grandes proyectos y fue ahí, en 1969, cuando la familia Ayala Espinoza recibió a los misioneros por primera vez. Blanca aceptó prontamente el bautismo, pero Eduardo tardó seis meses en hacer su primer convenio.
“Al principio me mostré renuénte de unirme a la Iglesia, porque no podía entender ciertas normas”, comentó Ayala en la misma entrevista de 2015. Le molestaba la rigidez de la Iglesia y tenía cierto escépticismo en cuanto a la religión, cosa que él atribuye a su pasado como masón. Luego de que los misionero le invitaran no solo entender la doctrina sino que tener la voluntad de vivir la doctrina, él decidió bautizarse. “De ahí en adelante me entregué completamente a la Iglesia”.
Como presidente de misión en Uruguay, sus misioneros lo recuerdan con cariño. “Era un bajito, pero un gran hombre”, recuerda María de los Ángeles Monzón, exmisionera uruguaya que sirvió en el tiempo del presidente Ayala. “Nos hacia reir mucho en las conferencias de zona, y después nos hacia salir muy fortalecidos y con ganas de predicar el Evangelio a todo el mundo”.
De vuelta a Chile, continuó trabajando para el Sistema Educativo de la Iglesia y sirviendo como representante regional. Fue ahí cuando nuevamente recibe un llamado del élder Hinckley para invitarlo a él y su esposa a Lago Salado para ser entrevistado presencialmente con él. Una vez en Utah recibió el llamado a prestar servicio como miembros del Segundo Cuórum de los Setenta, llamamiento que lo llevo a dirigir la obra en varios países de Sudamérica.
En una entrevista dada a la Iglesia luego de ser llamado como autoridad general, el élder Ayala y su esposa fueron solo elogios el uno para el otro.
“Ella ha sido mi arquitecta” dijo el élder Ayala. “Soy lo que usted ve gracias a la ayuda de mi esposa”. Él le agradeció no solo por ayudarle a encontrar el evangelio sino que también le ayudó a moldear su propio caracter de maneras que le hacen posible servir al Señor efectivamente.
La hermana Ayala aseveró que su esposo tenía una cualidad innata para ser un líder efectivo y siervo del Señor, que él se comunicaba bien con las personas y les hacía sentir su amor. “A él le encanta ayudar [a las personas] a que sus vidas sean mejores”, dijo la hermana. “Él no pone límites en el tiempo que le toma servir”.
Con más de 61 años de matrimonio, la siguiente oración puede resumir mucho del servicio del Eduardo Ayala en la Iglesia: “No tengo miedo de enfrentar este llamamiento, con la guía del Señor y mi esposa para ayudarme”.
Junto a su Eduardo y Blanca tuvieron tres hijos y nueve nietos y un bisnieto.
GRAN PERDIDA. UN GUERRERO DE DIOS. SIERVO ALEGRE Y OPTIMISTA. DEJA UNA HUELLA INCOMPARABLE ENTRE NOSOTROS LOS CHILENOS. DUELE PERO SÉ QUE SEGUIRÁ SU SERVICIO AL OTRO LADO DEL VELO. QUE EL ESPIRITU SANTO BRINDE CONSUELO A SU FAMILIA.
UN SALUDO DESDE CONCEPCION, DE HNA MONICA VASQUEZ DE PUCHI.
¡Me impacto la noticia de su partida !
Le conoci cuando comence en al Iglesia , fui llamada como Maestra de Seminario y el efectuaba las runiones en Instituto , era una persona tan acertiva , amante de los niños , yo llevaba a mi hijo a las reuniones y era muy inquieto , pero el decia dejenlo , le pasaba papel y lapices.
En otra ocasión habia ocurrido un terremoto y en donde se hacian las reuniones habia una lámpara de lágrimas que se movia mucho con las réplicas y el dijo vamos a ir a otro lugar y caminamos por calle 18 hacia la Alameda y nos llevo a una Fuente de Soda y nos invito a comer completos porque las reuniones se hacian con refrigerio .
¡ Pero para mi lo más importante era el AMOR que te daba al enseñarte y al compartir su vida y su testimonio !
¡Doy gracias al Padre por haber conocido a un gran discípulo del Señor !
Acabo de enterarme, y me impacto, pero al momento vino a mi mente su recuerdo.Un hombre alegre, con gran poder en sus palabras, y la capacidad de hacer vibrar a todo un salón cultural lleno de adultos solteros, al compartir sus experiencias de vida, y su testimonio.
Me lo imagino igual del otro lado del velo.
Mis condolencias a su familia.
Me ha impactado el fallecimiento Presidente Ayala fui su alumno en instituto después fue profesor en el instituto dicto un curso especial de doctrina de salvación como dicen los hermanos sus reuniones muy alegre , bueno para la talla , el me ayudo mucho para fundamentar mi testimonio, el marco a mi con fundamentos muy concretos en ese entonces cuando la iglesia era atacada por muchas religiones de todos los lados tanto en folletos diarios revistas radio. Agradezco que él me dejo su huella en mi formación del evangelio, Hermano Eduardo Ayala que nuestro Padre Celestial lo tenga en su reino esperamos algún día reunirnos con usted sinceramente un alumno suyo.
Mi muy amado Presidente de Misi ón cuando serví en Uruguay Montevideo años 1986-88. Excelente servidor de Dios. Súmamente espiritual y diligente en la Obra del Señor. Una gran pérdida para nosotros acá, pero una gran ganancia en los cielos. 💔 😢
Lo conocí al entrar a la iglesia en mi primer año de seminario, después de 45 años él sigue siendo un ejemplo de cómo ser un maestro y un líder a la manera del Señor, me siento agradecida de haberlo conocido y haber podido aprender de él.
Acabo de leer esta triste noticia.
Temprano por la tarde uno de mis compañeros (no un compañero asignado sino uno de la misión y de uno de mis distritos) me envió una dirección – el post con esta noticia.
Solo atiné a ver que el mensaje ingresaba pero no lo abrí. Sin embargo sabía de qué se trataba. Son esas cosas que llegas a saber y que no te lo declara “sangre ni carne”. Con la seguridad de saber el contenido, seguí sin abrirlo. No era por miedo el que no lo hiciera sino que deseaba hacerlo en un momento adecuado. Ha pasado la media noche y todos duermen en casa. En el silencio tengo el mejor momento para leer y volcar mis recuerdos de nuestro amado Eduardo Ayala y tristemente confirmar la noticia de que uno de mis favoritos, uno de mis héroes, y quien fuera mi presidente de misión y autoridad general ha pasado al otro lado del velo.
Yo también llenaría varias paginas si me detuviese a hablar de él, de las enseñanazas que me brindó, de los momentos que compartimos juntos en entrevistas cuando teníamos conferencias de zona y muchos otros momentos.
Yo también gocé de esos discursos con chistes, sonrisas y risas y pasar al plano de las lágrimas – o viceversa – para salir fortalecido y con ganas de efectuar cambios.
Después de servir una misión, volví a verlo cuando fue a organizar la primera estaca de la Ciudad de Moquegua, en Peru.
Ahí estaba él con la hermana Ayala, su siempre compañera, siguiendo dándome consejos de vida que aún pongo en práctica y que me ha traído felicidad.
Estoy seguro que al otro lado seguirá trabajando con todo el empeño con que lo hizo mientras bien acompañó aquí en la Tierra. Estoy seguro que allá sigue trayendo almas a Cristo de la forma que sabía hacerlo.
Hasta pronto Presidente y Elder Ayala.
Vaya mis condolencias a nuestra amada hermana Ayala y a sus hijos y nietos y bisnieto.
Lo conocí en Instituto de religion de Santiago,un gran hombre yo estaba soltera y me acuerdo que nos daba siempre consejos llenos de amor,se sentía como amaba a los jóvenes .nunca lo olvidare. Se que lo volveré a ver nuevamente.mis condolencias a su familia.