En un artículo publicado hace un tiempo sobre el autoestima de los seres humanos y en la posibilidad de anular a otros como persona, en el sentido de no permitir que logre su propósito en esta vida, por el solo hecho de haberle ayudado más de lo que era necesario simplemente lo anulamos.
A veces nos vemos envueltos en una encrucijada, por ser servicial, hacer al otro un ser servil, y es ahí cuando vienen los problemas.
Cito del artículo de la autora y periodista colombiana Ana Cristina Aristizabal Uribe: «El peor daño que se le hace a una persona es darle todo. Quien quiera anular a otro solo tiene que evitarle el esfuerzo, impedirle que trabaje, que proponga, que se enfrente a los problemas (o posibilidades) de cada día, que tenga que resolver dificultades.
«Regálele todo: la comida, la diversión y todo lo que pida. Así le evita usar todas las potencialidades que tiene, sacar recursos que desconocía y desplegar su creatividad. Quien vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve perezosa, anquilosada y como un estanque de agua que por inactividad pudre el contenido.»
En la Iglesia, está el programa de bienestar, un programa evidentemente inspirado pero que en ocasiones no se le da el uso correcto para el que fue creado.
«Aquelos sistemas que por ‘amor’ o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, la vuelven la más pobre entre las pobres. Es una de las caras de la miseria humana: carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potencialidades y capacidades con que están dotados casi todos los seres humanos.»
Claramente el Programa de Bienestar va de la mano con el Programa de Autosuficiencia por lo que la Iglesia prioriza el progreso de la persona y familia a la que se le esta ayudando.
«Quien ha recibido todo regalado se transforma en un indigente, porque asume la posición de la víctima que sólo se queja. Cree que los demás tienen obligación de ponerle todo en las manos, y considera una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.»
En este punto, podemos pensar claramente en nuestros Obispos, quienes tienen la facultad de actuar en pos de este programa sin discriminar al que lo esta solicitando.
«Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día quiera convertirse en alguien útil para sí mismo.»
«Le parece que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien, y cuando esa «ayuda» no llega, culpa a los demás de su ‘desgracia’ (no por anularlo como persona, sino por no volverle a dar). Solo los sistemas más despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen estar haciendo bonito, pero en definitiva están empleando un arma para anular a las personas. (No quiere decir que la caridad de una ayuda temporal no sea necesaria en momentos especiales)»
Si nos detenemos un momento y re-leemos el párrafo anterior, nos daremos cuenta de lo hermoso he inspirado que es el programa de bienestar de la Iglesia, que tiene un orden de prioridades, de ayuda y una clara finalidad para con la persona y familia en cuestión.
No es que se espere que la persona ayudada retribuya en su misma forma esta, sino que de alguna manera, retribuya lo que recibió haciéndose autosuficiente desde ahí en adelante. De esta manera caminar hacia el progreso eterno. «Nada es temporal para el Señor.»
El manual Preparad todo lo que fuere necesario: El almacenamiento familiar en el hogar, explica principios importantes en cuanto a este tema, los cuales cito a continuación.
«El proveer para uno mismo y para la familia
«Los miembros de la Iglesia son responsables de su propio bienestar espiritual y temporal. Habiendo recibido el don del albedrío, tienen el privilegio de fijar su propio rumbo, de resolver sus propios problemas y esforzarse por ser autosuficientes; los miembros llevan a cabo eso con la inspiración del Señor y con la labor de sus propias manos.
«Los elementos de la autosuficiencia
«La autosuficiencia es la capacidad y el compromiso de proveer las necesidades del diario vivir para uno mismo y para la familia y el esforzarse por hacerlo. Conforme los miembros llegan a ser autosuficientes, también tienen mayor capacidad para servir y cuidar de los demás.
«Cuando los miembros de la Iglesia hacen todo dentro de sus posibilidades para proveer para ellos mismos, pero aún así no pueden satisfacer sus necesidades básicas, deben buscar primeramente la ayuda de sus familiares. Cuando eso no sea suficiente, entonces la Iglesia está lista para ayudar.
«Los estudios. La educación académica hace que la vida sea más plena, nos ennoblece y brinda discernimiento, lo cual nos conduce a una vida más feliz. Los miembros deben estudiar las Escrituras y otros libros buenos; mejorar su habilidad para leer y escribir, hacer ejercicios básicos de matemáticas y adquirir las aptitudes necesarias para tener un buen empleo.
«La salud. El Señor ha mandado a los miembros cuidar su mente y su cuerpo. Los miembros deben obedecer la Palabra de Sabiduría, comer alimentos nutritivos, hacer ejercicio con regularidad y dormir adecuadamente. Deben evitar las substancias o hábitos que perjudiquen el cuerpo o la mente o que pudieran llevar a la adicción. Deben practicar la buena sanidad e higiene y recibir la atención médica y dental que necesiten. También deben esforzarse por cultivar buenas relaciones con los miembros de la familia y con otras personas.
«El trabajo. El trabajo es el fundamento en el cual se basan la autosuficiencia y el bienestar temporal. Los miembros deben prepararse con esmero y seleccionar una ocupación adecuada o un trabajo por cuenta propia, a fin de proveer para sus propias necesidades y de la familia. Deben llegar a ser diestros en su trabajo, ser diligentes, dignos de confianza y rendir un trabajo honrado por el pago y los beneficios que reciban.
«El almacenamiento en el hogar. Para cuidar de ellos mismos y de la familia, los miembros deben hacer lo siguiente:
•Almacenar suficientes alimentos para tres meses, los cuales sean parte de su dieta normal.
•Almacenar agua potable en caso de que se contamine o se interrumpa el suministro de agua.
•Gradualmente almacenar una provisión de alimentos para sobrevivir y que sean para largo plazo.
«Las finanzas. A fin de ser autosuficientes en sus finanzas, los miembros deben hacer lo siguiente:
•Pagar los diezmos y las ofrendas.
•Evitar contraer deudas innecesarias.
•Utilizar un presupuesto y vivir de acuerdo con un plan.
•Con regularidad, ahorrar un poco a fin de establecer gradualmente una reserva financiera.
•Enseñar a los miembros de la familia los principios de la administración de los recursos financieros.
«La fortaleza espiritual. La espiritualidad es esencial para el bienestar temporal y eterno de la persona. Los miembros de la Iglesia deben ejercer la fe en el Padre Celestial y en Jesucristo, obedecer los mandamientos de Dios, orar diariamente, estudiar las Escrituras y las enseñanzas de los profetas de los últimos días, asistir a las reuniones de la Iglesia y prestar servicio en los llamamientos y las asignaciones de la Iglesia.»
El objetivo del programa de bienestar de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es atender a los necesitados, al tiempo que se les enseñan principios que les permitan llegar a ser autosuficientes y conservar el amor propio. Igualmente, el programa brinda oportunidades a todos los miembros de la Iglesia de servir, cumpliendo de esa manera con el mandamiento de Jesucristo de alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, recibir al forastero, vestir al desnudo y visitar al enfermo.
Poco después de la organización de La Iglesia en 1830, sus líderes establecieron almacenes del obispo, que eran lugares donde se almacenaban granos y otros productos de primera necesidad, donados por los miembros como ofrendas voluntarias, para distribuirse entre los miembros necesitados. En abril de 1936, la Iglesia formalmente organizó un programa de bienestar para ayudar a los miembros de la Iglesia que padecían los devastadores efectos de la Gran Depresión. En la actualidad, ese programa de bienestar se ha expandido a todos los rincones del planeta y ayuda a personas de todos los credos.
«El verdadero objetivo del Plan de Bienestar, a largo plazo, es la edificación del carácter de los miembros de la Iglesia, tanto de los que dan como de los que reciben, rescatando desde lo más profundo de su ser todo aquello que sea de valor y haciendo florecer la riqueza latente de su espíritu, lo cual es, ante todo, la misión, el propósito y la razón de ser de esta Iglesia.» (J. Reuben Clark, hijo, 2 de octubre de 1936.)
Este es un artículo de opinión donde el autor expresa su punto de vista el cual es de su exclusiva responsabilidad y no necesariamente representa la posición de El Faro Mormón o la de alguna otra institución.