CHILE — Milagroso y sorprendente, fueron los adjetivo que usó Carlos Sánchez, Presidente del Quórum de Élderes de la Rama El Salvador, al relatar la situación que vivió al visitar Diego de Almagro y contemplar como el Señor puso Su mano protectora sobre los santos. De los miembros de la Iglesia ninguno perdió su casa y la capilla se encuentra se encuentra en perfecto estado.
El presidente Sánchez viajó ayer viernes de mañana a Diego de Almagro y al llegar “fui corriendo a la capilla, de inmediato para ver la situación… me sorprendí muchísimo al darme cuenta que la capilla se veía impecable, de hecho se veía brillante”.
Casi ajena al poder de la naturaleza que se manifestaba alrededor, la capilla ubicada a menos de 150 metro del río (en sus dimensiones originales) no sufrió daño alguno, incluso “se veía el pasto [del antejardín] y las paredes blancas”, dijo el presidente Sánchez, mientras que para llegar ahí tuvo que caminar entre barro y escombros.
Luego de la emoción inicial de ver la capilla inmaculada entre tanta destrucción, entró y no encontró a nadie, “los miembros estaban todos afuera prestando servicio, solamente había un hermano cuidando la capilla”. Los misioneros tampoco estaban ya que se encontraban sacando el barro en la casa de una hermana junto con el presidente de rama, Ricardo Rojas.
Hasta ahora no hay un catastro oficial de los líderes de la rama, la única información que logró obtener “es que ningún miembro tuvo una perdida grande… ningún miembro perdió su casa”, afirmó. En cuanto a vivienda, el mayor problema ha sido el barro que entró en los domicilios de los miembros, los más afectados están albergados en la capilla y los que no ya están en sus hogares.
El presidente Sánchez señaló que el viaje para llegar a la zona de catástrofe fue “larguísimo, en caminos muy malos, un verdadero rally”. El recorrido que generalmente le toma un poco más de 30 minutos desde el campamento minero de El Salvador a Diego de Almagro, hoy le tomó 3 horas por una vía alternativa por camino al Tranque Pampa Austral. El trayecto que recorrió en su Jeep siguiendo al contingente miliar que abría camino.
Al llegar nuevamente al campamento se dio cuenta de algo que le sorprendió. Se bajó del Jeep y revisó el nivel de combustible del auto y este no había bajado casi nada. Con gratitud el presidente Sánchez dice que “realmente fue un milagro, en un camino horrible, una tracción 4×4 consume más bencina, 3 horas para allá y 3 horas de vuelta manejando… fue una verdadera bendición y reconocemos la mano del Señor en eso”. El mismo Señor que en un momento multiplicó los panes y los peces, hoy le había multiplicado su combustible.
Esto es algo no menor considerando la escasez de suministros que existe en ambas localidades, de hecho, para ir a Diego de Almagro tuvieron que llenar el estaque del vehículo del presidente vaciando el estanque de otro vehículo.
Al ser consultado por las necesidades actuales de la rama, el presidente Sánchez respondió con tono de urgencia: “Hermano, se necesita agua, comida también y combustible”.
Según el presidente, lo que se ve en televisión “es minúsculo comparado con lo que se ve en el pueblos, es terrible” debido a que gran parte de los habitantes de esa localidad no corrió la misma suerte de los santos de los últimos días. El gobierno aún no ha informado cifras oficiales de las pérdidas materiales ni de la cantidad de víctimas fatales y desaparecidos del pueblo.
Durante la conversación telefónica, se le informó al presidente Sánchez de los esfuerzos que la Iglesia y sus miembros están haciendo para ir en ayuda de los afectados. Con alegría y gratitud consideró que es algo “magnífico”, y junto con eso manifestó su preocupación de que, según dijo él, “esta ayuda no llegue a Diego de Almagro y se quede en Copiapó o Chañaral, aquí viven como 13 mil personas y es devastador, es horrible”.
Tanto fue el asombro por la catástrofe, según narró eĺ, “que nos dieron muchas ganas de quedarnos a ayudar, pero nuestras familias estaba solas acá en el Salvador y nos tuvimos que volver. Pero vamos bajar nuevamente con una cuadrilla a trabajar y a buscar personas”.
La conectividad vial desde el sur es imposible hasta ahora. Los accesos comunes hacia el sector son por las caminos de Copiapó-Inca de Oro o Copiapó-Chañaral, pero ambos circuitos están cortados. Según el presidente Sánchez, el convoy militar que les antecedió en su recorrido llevaba puentes mecano y otros implementos viales que podrían ayudar en los acceso, pero esto tomaría algunos días. “Hasta ahora el único acceso es por la parte alta de El Salvador, pero solo en vehículos de doble tracción”.
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Las siguientes son las primeras fotografía que nos llegan desde Diego de Almagro y que dejan en evidencia la destrucción del alud.
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