La Presidencia de los Setenta es uno de los órganos de liderazgo más importantes dentro de la estructura jerárquica de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Este cuerpo administrativo desempeña un papel clave en la supervisión de las actividades de la Iglesia a nivel global, apoyando a la Primera Presidencia y al Cuórum de los Doce Apóstoles en la dirección de los asuntos eclesiásticos. La Presidencia de los Setenta es responsable de guiar a los cuórums de los Setenta y supervisar las áreas geográficas de la Iglesia en todo el mundo.
La elección de los miembros de la Presidencia de los Setenta es un proceso guiado por la revelación. Los integrantes provienen del grupo general de setentas que forman parte del primer y segundo Cuórum de los Setenta (autoridades generales de la Iglesia). La Primera Presidencia, junto con el Cuórum de los Doce Apóstoles, extiende el llamamiento a estos líderes, quienes son sostenidos por los miembros de la Iglesia en conferencias generales. Los setentas tienen la función de actuar como testigos especiales de Jesucristo y de llevar a cabo tareas específicas asignadas por los apóstoles, especialmente relacionadas con la supervisión de las áreas.
La historia de los setentas se remonta a las primeras etapas de la Iglesia, cuando José Smith organizó los primeros cuórums en 1835, basándose en un modelo bíblico que aparece en el Nuevo Testamento (Lucas 10:1) y revelaciones modernas. Luego del establecimiento de la Iglesia en Utah, se escogió un presidente de cada uno de los siete cuórums de los setenta de la época y estos conformaron el Consejo de los Setenta y más adelante se le llamó el Primer Consejo de los Setenta. Con el crecimiento de la Iglesia en todo el mundo, el papel de los setentas se expandió significativamente. La creación de la Presidencia de los Setenta como órgano administrativo independiente tuvo lugar en 1975, cuando el presidente Spencer W. Kimball reorganizó el liderazgo de la Iglesia, dando a los Setentas un rol más prominente en la dirección de las operaciones internacionales.
El presidente de mayor antigüedad de la Presidencia de los Setenta actúa como líder principal de este cuerpo y su cargo se le conoce como «presidente mayor». Aunque no se le considera un apóstol, trabaja en estrecha colaboración con los líderes apostólicos y es responsable de coordinar las actividades de los otros miembros de la presidencia y de supervisar las asignaciones globales. Este presidente de mayor antigüedad puede ser visto como el portavoz del grupo y juega un papel clave en reuniones de liderazgo y comités de la Iglesia.
A todos los miembros de la Presidencia de los Setenta se les llama por el título de élder y no de presidente.
La composición de la Presidencia de los Setenta incluye generalmente a siete miembros. Estos líderes provienen de diversas partes del mundo Se espera que trabajen a tiempo completo y, a menudo, se les asignan regiones específicas para supervisar. Su labor incluye visitas a las congregaciones locales, la capacitación de líderes locales, y la supervisión de programas misionales humanitarios, templos e historia familiar, correlación, entre otros.
Actualmente, la Presidencia de los Setenta está conformada por los élderes Carl B. Cook (67; Ogden, EE. UU.), José Teixeira (63; Vila Real, Portugal), S. Mark Palmer (68; Te Puke, Nueva Zelanda), Marcus B. Nash (67; Seattle, EE. UU.), Michael T. Ringwood (66, Provo), Arnulfo Valenzuela (65, Chihuahua) y Edward Dube (62; Chirumhanzu, Zimbabue). En esta presidencia, destacan los élderes Teixeira (primer portugués en ser presidente de los Setenta), Valenzuela (primer mexicano) y Dube (primer africano).
A lo largo de su historia, la Presidencia de los Setenta ha experimentado diversos cambios significativos. Por ejemplo, en 1989 se estableció que los Setentas serían liberados de sus llamamientos al llegar a los 70 años, diferenciándose de los apóstoles, quienes sirven de por vida.