El siguiente artículo es una adaptación del original escrito por el presidente David L. Cook, de la Misión Chile Santiago Sur para El Mensajero, un boletín interno de dicha misión, el cual será distribuido el 10 de junio de 2015 bajo el título «The Passing of Another Giant — Presidente Boyd K. Packer». Publicado con su permiso. Read in English.
NOS SORPRENDIMOS AL enterarnos esta semana del fallecimiento del presidente Boyd K. Packer. El presidente Packer fue el apóstol que sirvió por más tiempo y el 5° en servir más tiempo como Autoridad General en la historia de la Iglesia. Al momento de comenzar su servicio, sirvió con los hermanos de más tiempo que estaban conectados con la primera generación de líderes de la Iglesia. Para algunos, el élder Packer tenía una manera de ser muy severa. Sin embargo, quienes le conocieron bien, entendían que en su vida privada era amable, divertido, generoso en sus halagos y tenía un maravilloso sentido del humor.
Leer también: «Presidente Boyd K. Packer, muere a los 90 años de edad»
Poco después de ser llamado como presidente de estaca en 1998, recibí una llamada de nuestro presidente de área preguntándome si la hermana Cook y yo podíamos encontrarnos con el élder Packer en el aeropuerto y transportarlo a su hotel. Como se podrán imaginar, estábamos un poco nerviosos con la asignación. Él venía para reunirse con los presidentes de misión del noreste de los Estados Unidos. Entretanto lo llevábamos a su hotel, él dormía en el asiento trasero de nuestro auto. En ese entonces tenía 73 años de edad. Recuerdo haber pensado que mientras la mayoría de los hombres de su edad disfrutan de su jubilación, él estaba viajando por el mundo predicando el Evangelio y edificando la Iglesia y, literalmente, agotándose en el servicio del Señor. Al despedirnos de él aquella noche en el hotel, me preguntó si yo podía juntarme con él de mañana y llevarlo a visitar los lugares históricos de la Iglesia. Dijo que dejaría en manos del presidente de áreas las reuniones de la mañana mientras que nosotros fuéramos a la Arboleda Sagrada, el Cerro Cumorah y Mendon, Nueva York. Percibí que quería y necesitaba recargar sus energías estando en esos lugares santos.
A la mañana siguiente, cuando nos juntamos, él estaba leyendo un artículo del Wall Street Journal sobre el Papa Juan Pablo II. Le pregunté su opinión sobre el Papa y dijo: «él es un buen hombre de Dios». Francamente, el comentario fue tan severo y dogmático como algunos pensaban que él era. Mientras viajábamos entre un sitio histórico y otro se dormía de a ratos. Una vez más vi su cansancio sabiendo que ya había tenido un camino de muchos días antes de esta reciente asignación. Le encantó estar en los lugares sagrados de la restauración y se refería a ellos con profunda reverencia.
Cuando terminado de visitar esos lugares, lo llevé a la iglesia donde se estaban llevando a cabo las reuniones. Cuando lo dejé ahí asumí que mis servicio como chofer ya no serían más necesario, pero él me invitó a que le acompañara en la reunión. Yo era el hombre más joven en el salón lleno de experimentados presidentes de misión. Me sentí un poco extraño por ser el único que no tenía razón de estar ahí. Me senté atrás mientras el élder Packer enseñó por dos horas a los presidentes de misión. La fatiga que había visto más temprano se había ido y fue poderoso en su enseñanza.
Los métodos de enseñanza del élder Paker siempre se basaban en preguntas. Él sentía que por medio de preguntas inspiradas vendrías respuestas reveladoras. Miro hacia atrás y recuerdo las preguntas que los presidentes de misión hacian. Algunas preguntas eras bastante técnicas en cuando a cómo manejar diferentes situaciones a las cuales esos presidentes de misión se enfrentaban. Luego de responder varias de estas preguntas, él escuchó una pregunta técnica en particular , al hacerlo, se le dibujó una gran sonrisa en su rostro. Cuando respondió, dijo algo que ha permanecido conmigo desde aquellos años: «Presidente, nunca he violado una regla, una política o un principio de la Iglesia de manera intencional. Sin embargo, he flexibilizado algunas de ellas a tal punto que llegan a ser difíciles de reconocer como tal. Ahora presidentes, solo tengan el Espíritu con ustedes y no cometerán errores en sus decisiones».
Un par de años después, él estaba en la ciudad en otro seminario de presidentes de misión donde Predicad Mi Evangelio estaba siendo presentado a los presidentes de misión. La hermana Cook y yo fuimos invitados a compañarlo junto con el élder Ballard para almorzar con los presidentes de misión. Cuando lo saludamos él le preguntó a la hermana Cook si yo la estaba tratando bien. Ella sonrió y dijo «la mayor parte del tiempo». El élder Packer me dio un bofetada y con una gran sonrisa me dijo «¿Cuál es tú problema? Trátala bien todo el tiempo». No conozco muchas personas que hayan sido abofeteados por el Presidente del Quórum de los Doce. Aún estoy esforzando por tratar bien a la hermana Cook todo el tiempo.
Cerca de 10 años después, fue llamado como setenta de área y tuve el gran privilegio de ser instruido por el élder Packer en varias ocasiones. El élder Packer reconocido por los apóstoles como un vidente. Más que ningún otro hombre que haya conocido o por quien haya sido enseñado, él confiaba en la inspiración para enseñar y predicar. Nunca lo vi usar un texto preparado, ni si quiera notas, y a menudo hablaba sin sus escrituras, aunque si las citaba. Él siempre enseñó la necesidad de seguir el Espíritu y frecuentemente enseñaba a los apóstoles a no temer. Él dijo que ellos nunca cometerían un error sin que se les advirtiera antes. Él prometió que cuando diéramos dos pasos en la oscuridad de lo incierto, el Señor alumbrará el camino para nosotros. Él era una viviente conección con el pasado y hablaba del orden no escrito de las cosas en la Iglesia, de las cosas que se dan por hecho sin que se tengan que enseñar. Le escuché decir en más de una ocasión que el mayor desarrollo en esta dispensación fue la revelación del sacerdocio en 1978 y la publicación de las ediciones SUD de las escrituras en 1979 y 1981.
Así como usted, él fue un chico común convertido en extraordinario por el Señor que los llamó a ser un testigo especial al mundo. Creció en el pequeño pueblo de Brigham City. Su padre era un mecánico de automóviles quien no tenía riqueza y posición. El élder Packer fue un piloto de la Segunda Guerra Mundial que fue conmovido por el horror de la guerra y, a lo largo de su ministerio, amó y cuidó a los pobres, los desplazados y los débiles. Volvió de la guerra para casarse con su amada y llegó a ser maestro de escuela. Él vino de la gente común. Recuerden siempre que el Señor no hace su obra por medio de los ricos y poderosos, sino por los hombres y mujeres comunes que le aman y reverencias. Toda la Iglesia fue bendecida gracias a la poderosa visión espiritual del presidente Boyd Kenneth Packer.
Sin lugar a dudas, el Señor ha preparado hombres para ser llamados al Santo Apostolado para cumplir con sus propósitos en los meses que vienen.
–Presidente y hermana Cook.
Inspirador testimonio!!!
Elder Packer un gran hombre de Dios.