Hay un cuento muy famoso y antiguo que viene de India. Es probable que ustedes lo hayan escuchado alguna vez. Trata de seis hombres ciegos que se encuentran por primera vez con un elefante e intentan entender lo que es:
El primero en llegar junto al elefante, choca contra su ancho y duro costado y dice: Ya veo, es como una pared.
El segundo, palpando el colmillo, grita: Esto es tan agudo, redondo y liso que el elefante debe de ser como una lanza.
El tercero toca la trompa retorcida y grita: ¡Caramba! El elefante es como una serpiente.
El cuarto extiende su mano hasta la rodilla, palpa en torno y dice: Está claro, el elefante, es como un árbol.
El quinto, que casualmente toca una oreja, exclama: Aún el más ciego de los hombres se daría cuenta de que el elefante es como un abanico.
El sexto, quien toca la oscilante cola dice: El elefante es muy parecido a una soga.
Y así, los hombres ciegos discutían largo y tendido, cada uno excesivamente terco y violento en su propia opinión y, aunque parcialmente en lo cierto, estaban todos equivocados.
¿Qué es lo que estos hombres debieran haber hecho? Deberían haber combinado todas sus observaciones para obtener un entendimiento claro sobre lo que era un elefante.
En la Conferencia General de abril de 1985, el gran erudito y apóstol Bruce R. McConkie dio su último discurso en esta vida mortal. En este discurso inolvidable, el élder McConkie dijo lo siguiente: Ahora, la expiación de Cristo es la doctrina más básica y fundamental del evangelio; y de todas las verdades reveladas, es la que menos comprendemos. Hermanos, creo que es posible que no entendamos la expiación porque somos como esos hindúes ciegos: solamente observamos una parte de la obra principal de nuestro salvador Jesucristo. Ya que había seis ciegos en el cuento del elefante, yo quisiera hablar con ustedes sobre seis palabras que se han usado para expresar lo que hizo el Gran Mesías para cada uno de nosotros.
Sühnopfer
Para mí, no hay ninguna palabra que explique lo que es la expiación más escuetamente que la traducción alemana: Sühnopfer. Sühnopfer se compone de dos partes: Sühn (pecado) y Opfer (sacrificio). Por lo tanto, cuando hablamos de la expiación, estamos hablando de cuando Jesucristo se ofreció a sí mismo como sacrificio por el pecado. Sabemos que esta traducción es buena porque está de acuerdo con las escrituras:
He aquí, él (refiriéndose a Jesucristo) se ofrece a sí mismo en sacrificio por el pecado, para satisfacer las demandas de la ley, por todos los de corazón quebrantado y de espíritu contrito; y por nadie más se pueden satisfacer las demandas de la ley. (2 Nefi 2:7—palabras entre paréntesis agregadas por mí).
Colaboración con Radio Kolob
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