En mi último artículo, leímos sobre cuatro palabras, cuatro traducciones que expresan la cosa más importante que hizo nuestro Salvador para todos nosotros:
- Sühnopfer: traducción alemana que destaca el hecho de que Jesucristo se ofreció a sí mismo como sacrificio por el pecado.
- Atonement: traducción inglesa que destaca uno de los fines principales de este sacrificio: unirnos con Él y con nuestro Padre Celestial.
- Reconciliación: traducción moderna–usada en muchos idiomas–que se refiere a la idea de poder volver a sentarnos con nuestro Padre Celestial.
- καταλλαγὴν: traducción del griego antiguo que se refiere a nuestra esclavitud al pecado, y a Jesucristo como alguien que se ofreció a sí mismo en cambio por nuestra libertad.
Expiación
Ya que hemos visto que ninguna de estas palabras realmente abarca todo lo que Jesucristo hizo por nosotros, es posible que ustedes se estén preguntando ¿qué es lo que la palabra expiaciónrealmente significa? Ex– quiere decir de o más allá, piō quiere decir vengar o aplacar y, de nuevo, -ción hace que la palabra sea un sustantivo, o una cosa. En otras palabras, la acción de aplacar. Pero ¿aplacar qué cosa? Una vez más, las escrituras nos dan la respuesta:
Ahora bien, no se podría realizar el plan de la misericordia salvo que se efectuase una expiación; por tanto, Dios mismo expía los pecados del mundo, para realizar el plan de la misericordia, para apaciguar las demandas de la justicia, para que Dios sea un Dios perfecto, justo y misericordioso también. (Alma 42:15-énfasis agregado por mí)
Me gustaría llamar la atención a la parte que dice que Jesucristo apaciguó, o aplacó, las demandas de la justicia. Vivimos en un mundo corrupto donde se nos ofrecen muchas oportunidades de elegir lo malo. El Padre Celestial es perfectamente justo y cuando se comete un error, se tiene que pagar un precio. La justicia no puede aplacarse hasta que se pague el precio completo, algo que nosotros no podemos hacer por lo imperfectos que somos. De este modo, la palabra expiación es también una traducción buena porque nos enseña que Jesucristo satisface las demandas de la justicia.