Nada, absolutamente nada impedirá el crecimiento de la Iglesia en éstos, los últimos días. Sin saberlo, tanto el señor Phillips como el juez Riddle participaron en las profecías de la Segunda Venida del Salvador
(NOTA DEL EDITOR: La siguiente es una columna Alonso Varas, abogado de la Universidad de Chile y Maestro de Instituto de Religión en Santiago, en la que analiza la peculiar demanda de un ex-mormon a la Iglesia ante la justicia britanica, la cual terminó siendo desestimanda por el tribunal. Junto con esto menciona tres lecciones que se pueden sacar de esta situación como miembros SUD)
El pasado jueves 20 de marzo, en Inglaterra, se dió a conocer la resolución de un caso que ha llamado la atención de los fieles Santos de los Últimos Días en todo el mundo. Se trata de la demanda presentada por Thomas Phillips en contra de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y de su representante legal, Thomas S. Monson.
La demanda
Thomas Phillips, quien en el pasado fue un líder de la Iglesia, sirviendo como Obispo, se declara a sí mismo actualmente como ateo. Adicionalmente promueve mediante una página web un espíritu crítico en contra de la doctrina y decisiones que toma la Iglesia. En este contexto, Thomas Phillips presentó a los tribunales británicos una demanda en contra de la Iglesia y del Presidente Monson, acusándolos de fraude. Argumentaba dicha acusación señalando que, supuestamente, la Iglesia engañaba a su membresia mediante doctrinas falsas para obtener de ellos dinero mediante el pago de diezmos. Adicionalmente -continuando con los argumentos de Phillips- el Presidente Monson, como representante legal de la Iglesia a nivel mundial, sabría de este engaño, estando en conocimiento de la supuesta falsedad de las doctrinas que sirven de fundamento del testimonio de la veracidad de la restauración de la Iglesia de Jesucristo en la dispensación del cumplimiento de los tiempos. Por estos motivos Phillips solicitó, para probar su argumento, que se citara al Presidente Monson a comparecer a tribunales, para que testifique sobre doctrinas elementales de la Iglesia. Entre otras, para que testifique sobre la efectividad de las siguientes doctrinas: que José Smith vió al Padre y al Hijo en la Primera Visión; que tradujo un registro sagrado de pueblos nativos de América, que hoy conocemos como el Libro de Mormón; que estos pueblos nativos son descendientes de un grupo de israelitas provenientes de Jerusalén.
La resolución judicial
El juez Howard Riddle, quien conocía de esta demanda, decidió denegar la acción intentada por Phillips, señalando que ésta constituía un «abuso del sistema legal». El juez Riddle indica que la demanda configura un abuso del derecho de demandar porque «es obvio que el propósito de la demanda es atacar las doctrinas y creencias de la Iglesia Mormona [sic] mas que denunciar un eventual delito de fraude cometido por Thomas S. Monson». También dice en el fallo que deniega la demanda porque no corresponde a un tribunal laico juzgar si las creencias de la Iglesia son falsas o verdaderas, ya que determinar su veracidad es un asunto no judicializable. Finalmente, el juez Riddle sostiene que no corresponde instrumentalizar tribunales como foros de alto perfil para atacar las creencias religiosas de otros.
Más allá de la frustración que algunos pudimos sentir al saber de esta demanda, hay algunas lecciones que podemos aprender, y verdades que podemos recordar a partir del caso descrito arriba. Paso a enumerar algunos:
1. Los Estado laicos deben defender la libertad religiosa.
Es importante que recordemos que, como preparación para la Restauración del Evangelio de Jesucristo, fue necesario un cambio de paradigma político. Llenos de ansias de libertad, los colonos americanos que huían de los Estados confesionales (aquellos profesan una religión oficial, excluyendo por regla general otras creencias) para así poder adorar a Dios conforme a los dictados de su propia conciencia. En este contexto se estaba afianzando el ambiente propicio para la Restauración. El Élder Hales enseñó que el “sentimiento religioso guió a los fundadores de una nueva nación que surgió en el continente americano. Guiados por la mano de Dios, consiguieron la libertad religiosa para todo ciudadano mediante la inspirada Declaración de Derechos. Catorce años más tarde, el 23 de diciembre de 1805, nació el profeta José Smith. La preparación ya casi estaba lista para la Restauración”.1
Para que una nación goce de libertad religiosa, es necesario que el Estado sea laico, en oposición a uno confesional. Es decir, no debe tener una religión oficial a la que prefiriera por sobre otras.
La sentencia comentada en este artículo se funda en esta libertad. Al señalar que un tribunal no es el escenario para discutir las creencias religiosas, está protegiendo la libertad de todo un pueblo de adorar a Dios sin que exista el temor de ser juzgados o cuestionados mediante acciones judiciales por ello. Recuerdo la historia del pueblo de Alma, que fue compelido a orar en secreto, ya que la adoración en público fue prohibida (Mosíah 24:8-11). Qué bendición es vivir en una época y lugar en que podemos asistir a reuniones dominicales, orar en público y en nuestros hogares o hacer labores proselitistas sin estas amenazas.
2. Debemos cuidarnos del orgullo, y fortalecer nuestro testimonio diariamente.
Una triste lección que podemos aprender de este caso es que, si no fortalecemos diariamente nuestro testimonio personal del Evangelio restaurado de Jesucristo, podemos ser cegados por los vapores de tinieblas que cubren el camino hacia la vida eterna. Lamentablemente, aquellos que alguna vez fueron firmes en el testimonio de Cristo pueden llegar a ser los peores enemigos de la Iglesia. Así nos enseña el relato del Libro de Mormón: “Ahora bien, estos disidentes, teniendo la misma instrucción y la misma información que los nefitas, sí, habiendo sido instruidos en el mismo conocimiento del Señor, no obstante, es extraño relatar que no mucho después de sus disensiones, ellos se volvieron más duros e impenitentes, y más salvajes, inicuos y feroces que los lamanitas, empapándose en las tradiciones de los lamanitas, entregándose a la indolencia y a toda clase de lascivias; sí, olvidándose enteramente del Señor su Dios (Alma 47:36)”. También podemos encontrar tristes ejemplos en la historia de la Iglesia: cercanos al profeta José Smith, con el tiempo, se transformaron en arduos perseguidores de la verdad.
Tal vez sea necesario que analicemos nuestra conducta personal. Si bien es cierto no hemos presentado una demanda en contra de la Iglesia o del Profeta acusándolos de fraude, nuestro comportamiento puede necesitar un ajuste. ¿Qué tan frecuente murmuramos en contra de Dios? ¿Aceptamos con la humildad de un niño pequeño todos los mandamientos? ¿Criticamos públicamente a nuestros líderes? No se trata de un asunto de gravedad, sino de la naturaleza de nuestros pensamientos y acciones.
3. El Reino de Dios cubrirá toda la Tierra
Finalmente, quisiera recordar un mensaje de esperanza, que también este caso nos ilustra. Tal como el Presidente Gordon B. Hinckley una vez enseñó: “Está sucediendo algo maravilloso y extraordinario; el Señor está cumpliendo Su promesa de que Su evangelio sería como la piedra cortada del monte, no con mano, que rodaría hasta llenar toda la tierra, como se le manifestó a Daniel en una visión (véase Daniel 2:31–45; D. y C. 65:2). «Está ocurriendo un gran milagro ante nuestros ojos”.2
Nada, absolutamente nada impedirá el crecimiento de la Iglesia en éstos, los últimos días. Ya no habrá más periodos de oscura apostasía, y ningún poder de los hombres podrá impedir que el Reino de Dios se establezca en todo lugar. Sin saberlo, tanto el señor Phillips como el juez Riddle participaron en las profecías de la Segunda Venida del Salvador, al protagonizar un claro ejemplo de que la piedra seguirá rodando hasta cubrir toda la Tierra, y no retrocederá.
1 «Preparativos para la Restauración y la Segunda Venida: ‘Te cubriré con mi mano'» https://www.lds.org/general-conference/2005/10/preparations-for-the-restoration-and-the-second-coming-my-hand-shall-be-over-thee?lang=spa).
2 «La piedra cortada del monte» https://www.lds.org/general-conference/2007/10/the-stone-cut-out-of-the-mountain?lang=spa).