Hace unos días, acompañé a mis papas mientras veían Klaus, una película de Navidad animada que me gusta mucho. Una de las líneas importantes en las que se basa la película dice:
Un acto sincero de bondad siempre provoca otro.
Klaus, 2019
Los días en el trabajo
La semana antes de que me dejaran hacer home office habían varias cosas con las que estaba desconforme e incluso antes de que todo el tema del corona virus empezara y mi ganas de ir a trabajar no estaban a un 100%.
Habían sido días raros, y aun cuando todos ya estaban en casa tenía que ir a trabajar todos los días, el ambiente era extraño, de incertidumbre. La mitad de la oficina ya no iba a trabajar pero estaban como ausentes desde antes. Nos teníamos que acomodar mejor y más lejos durante el almuerzo, estábamos más pendientes unos de los otros, como si se hubiese encendido una alarma dentro de todos pero ninguno sabía bien de que.
La cuarentena
Los dias tampoco han sido fáciles para los que se han quedado en casa, es como si una ola de pensamientos los hubiese golpeado duro. He estado ahí amigos, el exceso de tiempo libre no siempre es como uno desea.
El distanciamiento social puede ser muy dificil para algunos, la gente, nuestros amigos, ir a instituto durante la semana, salir a comer y otras cosas cotidianas nos dan una energía que hemos debido reemplazar por videollamadas, juegos en línea, Pinturillo, House Party , entre otros. También sumémosle que muchos empezaron a tener clases de universidad y colegio en por video llamada y ha sido difícil para muchos.
Nada se pierde
Una tarde en el trabajo estaba ocupada, y la jefa de otra área me pidió restaurar una foto de su papá que estaba muy enfermo, siempre suelo ayudar en lo que pueda, sin embargo, esto me iba a tomar más tiempo de lo usual, pero como era su papá no la pensé tanto y le dije que sí. No lo cuento para hacerme la bacán es más, ojalá hiciera cosas pequeñas y bonitas más seguido. Me hizo pensar muchas cosas, por ejemplo la vida de todos los que estamos en ese edificio, compartimos gran parte de ella bajo el mismo techo sin embargo hay un mundo de cosas que no sabemos. Que bueno que nuestra vida no es solo ir a la oficina.
Al otro día en su oficina, estábamos coordinando como conseguir algunos papeles firmados (en tiempos de coronavirus) por los que nos habían estado presionando, ella se mira las manos y me dice que no puede escribir, que no sabe porqué le tiemblan las manos, la veo y el temblor era muy evidente.
En mis intentos de no hacerla más pensar en lo que nos apuraba ese día y con ganas de intentar calmarla de manera sutil, miré su escritorio y hablé de lo primero que se me vino a la cabeza. -Qúe lindo protector de lapiz, hace unas semanas rompí el mío en un viaje… empecé a hablar de mi viaje a Conce y varias cosas más, me contó que los compraba por Aliexpress, tuve un interés genuino en todas las cosas que me decía y tuvimos una conversación cotidiana y que nada tenía que ver con el trabajo.
Terminó la acotación y ella pudo tomar su teclado y escribir. Hay tantas personas a nuestro al rededor que necesitan ayuda, y quizás por haber estado pensando en mis propios problemas durante esa semana, no lo pude ver antes. Cuando me devolví a la oficina sentí que algo me había hecho clic.
El día viernes, ví algunas charlas TED y una de ellas hablaba de como todo depende de nuestra actitud, a veces somos profesionales quejándonos y caemos en eso. Es muy fácil porque todos lo hacen y a veces hasta es raro que alguien sea optimista. Sin embargo ese fin de semana me esforcé por intentarlo de nuevo.
Un acto sincero de bondad
El día lunes me levanté dispuesta a hacer la semana diferente y al llegar al trabajo vi un protector para mi lápiz rojo, muy bonito, sobre la laptop cerrada.
Este fue un pequeñito acto de bondad que regreso a mí cuando lo necesité, pero la mayoría del tiempo se va a otras personas provocando una cadena de favores infinita, o así me gusta pensarlo. A veces debemos mirar un poquito más adelante de nuestras narices para ver las necesidades de otras personas. Creo que centrarme tanto en eso, en mis propias preocupaciones, me impidió ver no solo mis propias bendiciones, si no también las necesidades de otro.
Me costó. Me cuesta, marzo fue un mes extraño. Sin embargo yo no soy así. Estar asustada por las circunstancias no me define. Necesité un charla TED, el ejemplo de algunos amigos, amor, y un cobertor de Apple Pen para recordarlo.
¿Ven como todo vuelve a nosotros de maneras inesperadas? Para mí esto es la mano de Dios en todas las cosas.
Siempre provoca otro
En la película que mencioné al principio Jesper, el cartero, se da cuenta que al llevarle jugetes a los niños, estos empiezan a compartir entre ellos, hacer cosas lindas por la gente que los rodea entre otras cosas. Mi personaje favorito se llama Margu, una niña sami que también quiere un regalo, pero cada vez que le pide a Jesper, el la ignora. Cuando por fin decide ayudarla y se esfuerza por aprender su idioma, la niña se vuelve su amiga y logra escribir una carta pidiendo un trineo, el viejito pascuero se lo lleva y Margo es feliz. Más adelante, gracias a ese gesto ella lleva a toda su aldea para ayudar a hacer más juguetes y llevar esa misma alegría a más personas y logran salvar y crear la navidad!
Animar a alguien, quedarte conversando con alguien que lo necesite, alivianar las cargas de otros, llorar con los que lloran y consolar a los que necesiten de consuelo. ¿Te suenan estas palabras? Yo sé que a algunos sí.
Son tiempos difíciles, sin embargo podemos encontrar paz y alegría en la aflicción cuando volteamos nuestros corazones hacia las cosas que realmente importan, la familia, el amor, nuestros amigos, y las personas.
Muy cierto, en estos tiempos es bueno aprovechar para mirar a nuestro alrededor, a lo mejor encontramos amigos de verdad