«La fotografía de un templo debe inspirar al espectador a querer estar ahí y a experimentar una paz que solo el Señor puede dar».
Welden Andersen ha sido fotógrafo de la Iglesia por casi treinta años, su profesión lo ha llevado a recorrer el mundo haciendo fotografías que ilustran los principios del evangelio restaurado. Entre sus asignaciones han estado las fotografías de cuarenta y dos templos, entre ellos los de Quetzaltenango, Guatemala; Manaus, Brasil; la Ciudad de México (en dos ocasiones) y ahora el de Tijuana, México. Metódico, perfeccionista, muy trabajador y generoso ser humano, logra imágenes que nos inspiran a buscar las bendiciones del evangelio. Asómbrate con un poco de su vida y trabajo en esta entrevista exclusiva para El Faro Mormón.
Inicios en la fotografía
¿Dónde y cuándo naciste?
Nací en San Diego, California, en 1946.
¿Cómo te involucraste en la fotografía?
Cuando tenía siete años, mi hermano se ganó un equipo de revelado de película fotográfica y lo tratamos de revelar en el baño de nuestra casa. También hicimos “pruebas solares”, se trata de poner negativos en contacto con papel de prueba muy lento y llevarlo afuera, al sol. Cuando el papel se ponía rojo oscuro la prueba estaba lista y tenías una idea de lo que había en el negativo; era bastante primitivo para los estándares de hoy. Solamente nos limitábamos a jugar, no teníamos preparación alguna al respecto. En la preparatoria tomé una clase básica de foto, pero el padre de un amigo era fotógrafo para el Departamento de Policía de San Diego y nos enseñó cómo procesar película e imprimir en el cuarto oscuro de su casa. Mi amigo y yo obtuvimos buenas calificaciones, pero aprendimos más fuera de clase.
¿Cuándo decidiste hacer una carrera fotográfica?
En mi misión en Australia comencé a tomar la fotografía más en serio. Otros misioneros querían copias de mis fotos porque eran mejores que las de ellos. En 1967 tomé un curso por correspondencia de la Famous Photographers School radicada en Westport, Connecticut y me fue muy bien. Al regresar a casa, otro amigo y yo condujimos más de doscientos kilómetros a Los Angeles para asistir a un seminario de un día dado por la misma escuela. De entre los cientos que asistieron al seminario, dos de nosotros tuvimos la misma alta puntuación (creo que fueron 960 de 1,000 puntos) en el examen y a cada uno nos dieron un juego completo de unos manuales de aprendizaje muy caros –recientemente vi que esos manuales usados se vendían por $400 dólares–. Entonces comencé a trabajar en un laboratorio fotográfico de aficionado, luego, en un laboratorio profesional y también en un canal de televisión procesando su pietaje de 16 mm. El canal fue vendido y yo fui despedido, comencé a pensar que debería tomar en serio el tener una educación en fotografía comercial y así pudiera abrir mi estudio.
¿Y qué tan larga ha sido tu carrera?
Mi primer trabajo profesional fue en 1968, de eso hace ya 47 años.
¿Por qué te defines como un fotoilustrador?
Mi preparación fue en fotografía comercial, eso significa que tú vienes a mí con una idea de lo que quieres y yo ilustro ese concepto con una fotografía.
¿La obra de otros fotógrafos ha influenciado tu estilo?
Hubo muchas influencias en mis primeros años. En la preparatoria, amaba mirar la revista National Geographic y lo icónicas que eran sus imágenes. Impresionantes, desde luego. Soy muy bueno en la mecánica, como mi padre, cuando estaba en la escuela de arte no me gustaba el arte moderno pues pensaba que era tonto. Me gustaba más hacer perfecta cada parte de mis imágenes con la luz y el diseño. Amo la simetría y eso puede verse en mis fotografías de templos pues eso puede darle mucha fuerza a una fotografía.
¿Cuánto ganaste en tu primer trabajo como fotógrafo? ¿De qué se trataban tus primeros trabajos?
No recuerdo cuánto cobré en aquel entonces, pero no fue mucho. Probablemente menos de $100.00 dólares, gastos incluidos. Fue una boda. Estoy seguro de que lo hice mal porque no sabía lo que estaba haciendo, sólo tenía una buena cámara, una Bronica S2A de 6×6 y un flash Metz. Todo era manual así que tenías que ser bueno calculando la distancia del flash para hacer la exposición correcta. También hice algo de anuncios de bienes raíces que mostraban casas, propiedades y gente, uno se hizo desde un avión para mostrar dónde estaba la propiedad y lo grande que era.
Aceptar la invitación para trabajar en la Iglesia ha sido una gran bendición para mi familia y para mí. Ahora me doy cuenta de que tuve que ser humillado ante el Señor para que pudiera usarme para Sus propósitos. El Señor ha sido muy bueno conmigo.
¿Cómo te convertiste en un fotógrafo de la Iglesia?
Después de pasar hambre al tratar de hacer funcionar mi propio negocio, decidí dejar San Diego y mudarme a Los Angeles y asistir al Art Center College of Design. Tenía 27 años, dos hijos, uno más en camino y no tenía dinero. Fui a un banco y pedí un préstamo para ir a la escuela. Me prestaron lo suficiente para pagar la colegiatura de un semestre. Mi obra previa impresionó a los maestros y me permitieron comenzar desde el segundo año, saltándome dos semestres. Los estudiantes de segundo año podían solicitar una beca de la escuela, hice la solicitud, obtuve la mitad de la colegiatura y pedí prestada la otra mitad al programa de préstamos para estudiantes del gobierno de los EE.UU. Abrí mi estudio y compartí el espacio con otros dos fotógrafos de la escuela. No teníamos clientes o ingresos, pero teníamos un estudio y cuentas que pagar. Sentíamos que si no confiábamos en nosotros mismos, ¿quién nos contrataría y confiaría en nosotros sus asignaciones fotográficas?
Mi estudio funcionaba bien y tenía encargos de alto prestigio para portadas de discos y fotos de estrellas de cine para pósters de películas. También hice fotografía publicitaria y corporativa en Los Ángeles. Un día, decidí que no debería tener en el estudio ni cerveza ni vino para los clientes porque estaba en contra de mis principios y de todo en lo que creía. Las asignaciones de fotos comenzaron a disminuir y a desaparecer. En menos de dos años tuve que cerrar mi estudio por falta de trabajo. Pasé del “miren quién soy” al “¿y ése quién es?”. Comencé a buscar cualquier trabajo para alimentar a mis cinco hijos, aún cuando eso significara conducir un taxi o voltear hamburguesas.
Entonces, mi teléfono sonó. Era una llamada del Departamento de Recursos Humanos de las Oficinas de la Iglesia. Me dijeron que había un trabajo para mí en el departamento de fotografía en Sal Lake City. Dos directores de arte de la revista New Era habían estado en California y habían asistido a unas conferencias sobre fotografía que impartí en el centro de Estaca Los Angeles, como miembro del Associated Latter-day Media Artists. Ellos habían sugerido que se considerara mi nombre para una vacante reciente. Había cerca de 30 nombres en una lista. Esto fue en 1987. Aceptar la invitación para trabajar en la Iglesia ha sido una gran bendición para mi familia y para mí. Ahora me doy cuenta de que tuve que ser humillado ante el Señor para que pudiera usarme para Sus propósitos. El Señor ha sido muy bueno conmigo.
En esta galería puedes ver algunos de sus trabajos para la Iglesia (haz clic sobre las fotos para ampliarlas):
«Sentí que ya era uno de los fotógrafos del Señor».
¿Cuáles fueron tus primeras asignaciones en la Iglesia?
La revista Ensign necesitaba la fotografía de una moneda romana sobre fondo blanco, algo bastante común, por cierto. También hice muchos Mensajes Mormones. Al principio, las revistas encargaban las portadas a fotógrafos externos. Después de que mostré mi trabajo a los diseñadores, comenzaron a asignarme muchas fotografías de portada.
¿Cuáles fueron tus primeras impresiones como fotógrafo cuando comenzaste a realizar trabajos para la Iglesia? ¿Que sientes hoy día sobre trabajar en la Iglesia?
Sentí que ya era uno de los fotógrafos del Señor y que Él contaba con mis mejores esfuerzos cada vez que hacía una foto. Esa es una gran responsabilidad. Solamente hay seis fotógrafos [en la iglesia] para todo el mundo. Lo que vemos es lo que el mundo recibe como el mensaje de la Iglesia. Nosotros ilustramos lo que las autoridades generales son inspiradas a enseñarnos. Soy el tipo más afortunado del mundo.
¿Cuál fue el primer templo que fotografiaste?
El Templo de Jordan River Utah en el verano del 87. Mi gerente quiso que tomara algunos exteriores de un templo local para ver lo que podía hacer. No son fotos impresionantes, ahora que lo veo.
¿Estabas nervioso al fotografiar ese primer templo?
Claro. Usábamos una cámara de visor de 4 x 5 pulgadas sin ningún asistente. Las cosas podían salir mal y era bastante agobiante. Siempre nos preocupaba que los rayos X del aeropuerto arruinaran todo el trabajo que habíamos hecho con película. Obtener los colores correctos era bastante prueba y error. La película no era nada complaciente con fuentes de luz mezcladas. Con las computadoras y cámaras digitales es mucho más fácil hacerlo bien y saberlo antes de salir de la habitación que fotografías.
¿Cómo te preparas para fotografiar un templo?
Las asignaciones se hacen dentro de nuestro equipo de trabajo y los presupuestos se envían al Gerente de Proyectos del templo. Averiguamos quién es el decorador de interiores y las fechas estimadas de instalación de los muebles. Esto es fundamental para planear nuestros vuelos y para saber cuándo tendremos un templo que realmente está listo para fotografiarse. Tenemos una reunión con todos los que proveen contenido como fotografía, folletos, videos, kits de prensa, pósters, invitaciones, volantes con fotos, sitios web, impresos y servicios de traducción, celebraciones culturales y necesidades de Asuntos Públicos para así poder determinar qué se requiere y cuáles son las fechas de entrega.
En algunos países requieren un “carnet”, es decir, una fianza que garantice que el equipo que llevamos a ese lugar no se venderá o regalará. Toma tiempo enlistar todo nuestro equipo por número de serie, dónde fue hecho, cuánto cuesta y cuánto pesa. También necesitamos inyecciones o pastillas para estar seguros de que estamos al día médicamente. Puede ser que debamos solicitar o actualizar visas o permisos y pasaportes. Contratar a un asistente que esté con nosotros las fechas que lo necesitamos y que al final se vaya, puede ser frustrante. Muchos trabajan por su cuenta y tienen su propio trabajo con el que cuentan para alimentar a sus familias y pueden no estar disponibles para ayudarnos cuando los necesitamos. Es mucho lo que se coordina y planea para que las cosas marchen sobre ruedas.
¿Por qué la Iglesia se preocupa tanto por tener imágenes de alta calidad de los templos?
Cuando le decimos al mundo que un templo es La Casa del Señor y un edificio santo, existe la expectativa de algo especial. Nuestras fotografías deben mostrar la belleza y majestad de una casa donde la Deidad pueda morar. Solo lo perfecto es bueno.
¿Cómo defines una excelente imagen de un templo SUD?
La fotografía de un templo debe inspirar al espectador a querer estar ahí y a experimentar una paz que sólo el Señor puede dar.
Nunca he tenido la asigación de un templo en la que no haya recibido ayuda divina.
¿Recuerdas una ocasión específica en la que hayas recibido ayuda del Cielo para llevar a cabo la asignación de un templo?
Nunca he tenido la asignación de un templo en la que no haya recibido ayuda divina. Algunas experiencias son muy sagradas para compartir. Una y otra vez hay cosas que sólo suceden y favorecen la buena fotografía. Recuerda que Satanás no quiere que se construyan los templos y hace todo lo posible para irrumpir y detener la obra. Él trata de hacernos renunciar o quejarnos. Sabemos todo eso, pero con el Señor, TODAS las cosas son posibles. Estamos en su equipo y el nos ayuda si ejerecemos la fe. Solamente ponemos nuestra fe en él y seguimos adelante.
Llegué solo, sin asistente a Snowflake, Arizona, durante una tormenta. Busqué un lugar desde donde fotografiar y lo encontré. Todavía llovía cuando me fui a la cama. La alarma me despertó temprano y en la oscuridad todavía podía ver lluvia caer desde la ventana de mi hotel. Me vestí y llegué a la locación después de pasar por caminos llenos por muchas corrientes de agua turbia que llegaban hasta los tapacubos. Con sombrilla en mano instalé la cámara lo mejor que pude y esperé. Todo era frío y húmedo. Esperé. Las nubes no dejaban que el sol llegara a mi templo así que esperé. Las nubes se abrieron, pero no donde el sol pudiera iluminar el templo, esperé. El viento era fuerte y sacudía mi cámara y me preguntaba si podría tomar fotos bajo esas condiciones. Sabía que no había sido enviado a Arizona para fallar, así que esperé. El viento movió las nubes pero el sol no daba en el templo así que esperé. Entonces sucedió. El sol destelló como un flash y de repente yo estaba disparando tan rápido como podía para capturar el templo bañado de sol. El más grande diseñador en los cielos había pintado Su lienzo para mí y yo estaba listo porque esperé. La fe precede al milago y los milagros llegan a aquellos que están preparados.
Recorriendo la Iglesia mundial.
¿Cuál ha sido tu experiencia en asignaciones de la Iglesia en América Latina?
La experiencia que más disfruto al viajar por el mundo es la gente que conozco. Cada persona quiere ser un buen anfitrión y está orgullosa de su país y de su nuevo templo. Están agradecidos de tener la oportunidad de mostrar y compartir quiénes son con el resto del mundo.
¿Hay algo que haga de tomar fotos en América Latina algo diferente?
Me impresionan los miembros fieles de América Latina que ahora tienen su propio templo. Sé que sus vidas cambiarán y estoy muy complacido de que el Señor haya contestado sus oraciones. Mira el crecimiento y el número de templos allá y sabes por qué está pasando esto.
¿Cuál fue tu primera asignación para un templo extranjero?
Fue Apia, Samoa y Suva, Fiji en el mismo viaje.
¿Qué es lo más difícil de fotografiar un templo fuera de tu país?
El mayor problema es tratar de entender y ajustarse a diferentes culturas. No quiero ofender a quienes me reciben, quiero caerles bien. No quiero caer en mis modos estadounidenses que podrían influenciar mis fotografías y hacerlas lucir mal para la gente local. Los otros temas son el idioma, leer menúes de comida, la moneda y el transporte. Algunas ciudades cierran los negocios a las cinco de la tarde y no puedes encontrar comida tarde. Usar las tarjetas de crédito también está limitado así que tienes que planear eso.
¿Qué templos has fotografiado en América Latina?
He fotografiado en Quetzalatenango, Guatemala; Manaus, Brasil; la Ciudad de México y ahora Tijuana, México.
¿Cómo es un día normal cuando fotografías un templo en el extranjero?
Aún cuando esté en un país extranjero, mi rutina es la misma. Cuando llego al templo el primer día, determino en qué condición se encuentra. ¿Qué se necesitará para que los contratistas abran paso para que yo pueda empezar a trabajar? Algunas veces debo encontrar al jefe de los trabajadores y ayudarles a entender que se necesita terminar en los próximos días para que yo pueda tomar fotos. He colgado cuadros, instalado luces, he acarreado tuberías y mármol, he cargado los escritorios de las recepciones, he enrollado tapetes y movido MUCHOS muebles y aún más para tomar una foto.
Ya que puedo tomar la foto de una habitación, determino qué hora del día o de la noche me dará la mejor luz para ese espacio. Eso se repite en cada habitación del templo y en el exterior. He descubierto que es mejor hacer las tomas exteriores tan pronto como puedo, así puedo repetir la toma si pierdo la luz, si debo quitar algo que estorbe o si algo sale mal. Me levanto antes que el sol y enciendo las luces del templo 45 minutos antes de la hora planeada para la toma. Llevo mis propias luces para ponerlas en las habitaciones que saldrán en la foto, si esas habitaciones estuvieran muy oscuras. Para tomar la foto de noche en el Templo de la Ciudad de México puse cinco diferentes luces justo en la entrada, para que pareciera que el templo estaba abierto y en funcionamiento. La foto no se habría visto bien sin ellas. Mi asistente me ayudo a instalarlas y tuvo que correr una y otra vez de la cámara hasta las luces.
Nos preparamos para tomar las fotos aún cuando estaba lloviendo fuerte ¡Le pedí a mi asistente que saliera a la lluvia con una escoba para limpiar la mugre del piso! La lluvia se detuvo, pero quería que el piso estuviera mojado, que no se secara. Mi asistente trabajó duro arrojando agua al piso y a las escaleras para que siguieran mojados. Para tener agua, tuvo que usar una garrafa de 20 litros y sumergirla en la fuente. Al principio mi asistente estaba seguro de que no podríamos tener la foto porque recién había llovido muy fuerte, pero yo no tenía duda de que se nos bendeciría. Tener un asistente es vital para triunfar.
Trato de tomar un buen desayuno que me haga rendir durante el día. Trabajo de doce a catorce horas diarias y regularmente me salto el almuerzo, pues no hay tiempo de estar buscando un lugar para comer. Debo estar pensando en los subcontratistas para asegurarme que hagan lo que me dicen que harán y de que lo hagan a tiempo, de otro modo no tendré listo el lugar para fotografiarlo. Si debo esperar a que un contratista termine algo, comienzo a retocar las fotos que ya he tomado para tenerlas listas a tiempo.
Esto no es sobre fotografía o sobre mí, sino sobre el mensaje que debe llegar al mundo.
¿Puedes mencionar algunas fotos que tengan un significado especial para ti?
Me gustó fotografiar la escalera en espiral de cinco pisos del Templo de Nauvoo; es un elemento de diseño, pero también es una escalera al cielo. El Salón Celestial del Templo de Payson, Utah, está tan lleno de luz que te sientes bañado por ambos: el sol y del Hijo de Dios. Y desde luego, la toma del atardecer de la explanada del recién terminado templo de Tijuana que nos lleva al icónico estilo colonial de los arcos y el campanario.
Ser un fotógrafo de la Iglesia es un sueño para los jóvenes fotógrafos SUD en todo el mundo. ¿Puedes darles un consejo sobre tomar fotos relacionadas con el evangelio?
El asunto es capturar ese momento que me cuenta una historia de lo que está pasando. ¿Lo fotografiado parece un hecho creíble o luce posado? ¿Las personas lucen posadas y tiesas? Las fotografías deberían hacernos sentir algo que se relacione con el mensaje del evangelio. Nos deberían hacer pensar y meditar el mensaje del evangelio en nuestras vidas.
¿Crees que vivir el evangelio y fotografiar temas de la iglesia se relacionan?
Debe haber una conexión con el Espíritu para hacer este trabajo. Me he dado cuenta de que solo soy un medio para que el Señor me guíe en mis asignaciones. Esto no es sobre fotografía o sobre mí sino sobre el mensaje que debe llegar al mundo.
Tijuana antes y después.
Puesto que creciste en San Diego, ¿qué recuerdas de tener un templo cerca de ti cuando eras joven?
Crecí en San Diego y teníamos que viajar 580 kilómetros para llegar a Mesa, Arizona, para hacer bautismos. Conducíamos el viernes por la noche, después de que mi papá llegaba a casa del trabajo. No recuerdo haberme quedado en un motel sino que llegaba en la mañana y hacía bautismos por los muertos. Entonces regresábamos a casa y llegábamos el domingo temprano por la mañana e íbamos a la Iglesia. Cuando tenía diez años, el Templo de Los Ángeles fue dedicado y solamente teníamos que viajar 215 kilómetros al templo.
¿Visitaste Tijuana siendo joven?
Mis padres llevaban a los que visitaban a la familia a Tijuana para tomarse fotos con un burro, un sombrero de paja y un sarape tapándonos. No necesitábamos un pasaporte y estábamos cerca de un país extranjero. Yo pensaba que eso era muy divertido. La mayor parte de la ciudad era pobre, pero nunca pasamos más que parte del día visitando las tiendas de recuerdos. Como adolescente, una vez viajé con mis amigos a K-39 [kilómetro 39] en las Playas de Rosarito y surfeamos. No fue tan bueno como recuerdo así que nunca fuimos otra vez.
¿Qué piensas de la ciudad ahora?
Han pasado más de cincuenta años desde esos días así que no recuerdo mucho. He notado que las calles son más modernas. Como es una ciudad fronteriza, está llena de influencias de EE.UU. en la manera en que construyen, la señalización y hasta en las porciones de la comida.
Estoy muy orgulloso de esta gente [de Tijuana] y lo que han demostrado por medio de su fe. Hay paz en este suelo sagrado y la sentirás cuando veas el templo y lo visites.
¿Qué piensas de un templo en la ciudad que visitaste hace tantos años?
Nunca creí que vería un templo construido en Tijuana. No sabía cómo el evangelio cambiaría las cosas para mis vecinos del sur. Ellos habían sido fieles al viajar al Templo de Los Ángeles por muchos años. Y luego, hace veintitrés años, cuando el Templo de San Diego se construyó, nuestros amigos llenaban ese templo con santos fieles. Ahora tienen un oasis en la ciudad para estos maravillosos miembros que recibirán las ordenanzas sagradas que cambiarán sus vidas para siempre. Estoy muy orgulloso de esta gente y lo que han demostrado por medio de su fe.
¿Qué piensas del Templo de Tijuana como sujeto a fotografiar?
¡Este templo es impresionante! Tiene tantos modos de fotografiarlo. Si te estuvieras casando o sellando ahí y trajeras a tu fotógrafo, te garantizo que te gustarían los resultados. Hay formas y colores que te quitarán el aliento. Hay paz en este suelo sagrado y la sentirás cuando veas el templo y lo visites.
¿Algo que quieras decir a los lectores de El Faro Mormón?
Mantengan la fe. Ustedes son parte de algo que es grandioso. Escuchen los susurros que vendrán a ustedes y actúen de acuerdo a ellos. Sean fieles a sus principios y sean el hijo o la hija para lo que fueron creados. Vistan la armadura de Dios y sean testigos de las tiernas misericordias del Señor que se han dado a ustedes y sus familias.
(Todas las fotos presentadas en esta entrevista son de Welden Andersen excepto donde se indique. Imagen destacada: Fotos del Templo de Tijuana México por Welden Andersen y fotoretrato de Welden Andersen por Christina Smith).
La misma prolijidad que tienen al construir Templos, debiera existir para actuar en pos de los hijos de Dios.
Yo quería ser fotógrafa! Que buena onda que el hermano si pueda!!! Sus fotos en realidad inspiran admiración, los templos son muy bellos, que dicha que para Dios todas las cosas sean espirituales.